ESPECTáCULOS › SE ESTRENA EN EL COLON UNA NUEVA PUESTA DE UNA OPERA DE MOZART
“Una de sus mejores composiciones”
Escrita en 1781, “Idomeneo” es una obra maestra. Sube a escena con Steuart Bedford como director y Alejandro Cervera en la régie.
Por Diego Fischerman
Steuart Bedford no puede evitar un chiste de incontrastable estilo británico: “Están los que dicen que Idomeneo de Mozart es la mejor ópera de Gluck, la que nunca pudo escribir”. Lo dice seriamente, por supuesto. Acababa de finalizar un ensayo en que marcó cuestiones sumamente precisas y sutiles, un matiz en las cuerdas, un acento, una manera en que el sonido de la orquesta debe sumirse paulatinamente en la nada. Y el ensayo fue, claro, de Idomeneo, la obra que se estrena hoy en el Teatro Colón con dirección musical suya y puesta en escena de Alejandro Cervera.
“El historicismo nos enseñó muchas cosas”, dice Bedford en relación con las corrientes de interpretación que buscan incorporar a la práctica el resultado de las investigaciones musicológicas realizadas en las últimas décadas. El mismo es un filologista y alguien especialmente puntilloso en cuanto a una de sus especialidades: el repertorio inglés del siglo XX: “Allí es mucho más sencillo”, señala. “En el caso de Britten, por ejemplo, no sólo es frecuente que haya tenido en mis manos los manuscritos sino que trabajé junto al autor. En esa situación uno se da cuenta cuánto de relativa tiene la idea de autenticidad en una interpretación. Por ejemplo The Turn of the Screw es totalmente distinta en la primera grabación que dirigió el propio Britten y en versiones que hizo cerca del final de su vida. ¿Cuál Idomeneo será el que Mozart preferiría? ¿En su últimos años la interpretación hubiera sido la mismo que cuando compuso la ópera? Sin embargo, desde ya, hay un conjunto de normas que son comunes a todas esas interpretaciones. Yo no puedo hacer otra cosa que encontrar mi propia versión de esta ópera pero debo hacerlo basado en las cuestiones de estilo que forman parte del marco estético de la obra. Y en ese sentido es donde el historicismo ha aportado cosas valiosísimas. En cuanto a la articulación, a la frase, a los arcos de los instrumentos de cuerda pero, sobre todo, al hecho de que no todo debe tocarse fortísimo.”
En Buenos Aires para dirigir también un concierto con la Filarmónica de Buenos Aires, el próximo 20, en que conducirá entre otras composiciones Los planetas de Gustav Holst, Bedford opina que Idomeneo es una de las mejores obras de Mozart y “la que tiene mucho de lo más exquisito escrito por él para la orquesta”. El director remarca, por otra parte, el hecho de que “en este caso se trata de un elenco totalmente argentino, y no son muchos los países que pueden llevar adelante una obra como ésta con su propia gente. La ventaja inmediata es que los cantantes están todo el tiempo, no sucede eso tan frecuente en otras partes de que los protagonistas lleguen casi para el ensayo general, dificultando cualquier clase de trabajo musical más profundo y que demande más tiempo”. La ópera, compuesta en 1781, hace veintidós años que no se representa en el Colón. Con funciones, además de la del estreno, los próximos viernes 14, domingo 16 (la única que será a las 17 en lugar de a las 20.30), miércoles 19 y viernes 21. Los principales intérpretes serán el tenor Raúl Jiménez como Idomeneo y la soprano Patricia Gutiérrez como Electra. Adriana Mastrángelo y Alicia Cecotti alternarán el papel de Idamante y Laura Rizzo será Ilia. La escenografía es de Jorge Ferrari, el vestuario de Mini Zuccheri y el diseño de iluminación de Eli Sirlin.
El régisseur, que el año pasado debutó en el Colón con una puesta en espacio de Las indias galantes de Rameau, tiene una larga trayectoria como coreógrafo pero es además músico (“empecé a estudiar música a los cinco años y no dejo de tocar el piano”, relata) y, desde hace un mes, coordina el área de danza del Centro Cultural Ricardo Rojas. “Ana Itelman decía que la coreografía es organizar el espacio”, explica. “Y hacer una régie no es algo demasiado distinto. Se trata de pensar los espacios escénicos en función dramática; en función de núcleos, oposiciones y tensiones. Tal vez, para hacer una régie, la formación musical ayude pero, sobre todo, lo que ayuda es la propia historia de vida y en mi caso tiene que ver con escuchar ópera desde los quince años. En el caso de Idomeneo, el tema me conmueve profundamente. Esa promesa irresponsable, hecha a la ligera eimposible de cumplir sin traicionar algo querido, es conmovedora. En realidad se trata de un enfrentamiento entre lo público (el bienestar de su pueblo) y lo privado (la vida del hijo). Y ambas decisiones son imposibles. Idomeneo no puede ni matar al hijo ni condenar al pueblo al dolor y la desgracia. No es una encrucijada tan lejana a la que puede vivir un gobernante de hoy. A partir de allí, el espectáculo está planteado de manera bastante literal y hay una intención de revalorizar, sin miedo, una estética que tiende a lo clásico. No quise ser caprichoso. Esta es la historia de Idomeneo.”