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¿Cómo es la convivencia entre la escuela y la televisión, las revistas, Internet, los recitales, las discotecas y el resto de los ámbitos en los que los chicos también aprenden cosas? ¿Hay convivencia? Roxana Morduchowicz, coordinadora del programa nacional Escuela y medios, analiza varias respuestas posibles en su libro El capital cultural de los jóvenes, editado por Fondo de Cultura Económica. Durante la presentación en la Feria del Libro, a la que asistió el ministro de Educación, Daniel Filmus, el escritor y guionista Fernando Castets, coautor junto a José Campanella de los guiones de El hijo de la novia y la próxima Luna de Avellaneda, contextualizó el debate con una cita de Mark Twain: “Nunca permití que la escuela estorbara en mi educación”.
Tanto Filmus como Margarita Poggi, directora nacional de Información y Evaluación de la Calidad Educativa, resaltaron la importancia de la formación de un lector crítico frente a los medios de comunicación. “La pregunta clave es si los medios deben o pueden quedar afuera de la construcción del mundo que realiza la escuela, y el libro de Roxana explica muy bien por qué no”, señaló Poggi. “Lo que hay que pensar es de qué forma la escuela debe tender ese puente, con qué herramientas y con qué limitaciones. Como dice Roxana, ‘es más fácil prohibir ver que permitir pensar’”, completó.
En el libro hay algunos ejemplos tomados de experiencias de aula que ilustran la enorme distancia que suele existir entre las lógicas que se manejan dentro y fuera de la escuela. Es en esta brecha donde la autora sitúa el llamado “fracaso escolar”: “Tal vez hubiera que hablar del problema del fracaso de la escuela más que del fracaso escolar. Tal vez se deba, entre otras cosas, a la incapacidad de la escuela de tender puentes con la cultura popular y con los intereses y capacidades de las nuevas generaciones”.