EL PAíS › ORALDO BRITOS, EXPULSADO DEL PJ EN SAN LUIS
“Me llena de honor que tipos cuestionados me bajen la caña”
El sábado pasado, un congreso del PJ en San Luis, manejado por los Rodríguez Saá, votó su expulsión. Britos, durante 23 años legislador nacional, sostuvo que con esa medida le dieron “una medalla”. Explicó que lo expulsaron por apoyar al intendente Pérsico.
Por Eduardo Tagliaferro
Para Oraldo Britos la historia vuelve a repetirse. A instancias de los Rodríguez Saá el sábado fue expulsado del peronismo. Algo similar le sucedió en 1987. Eran los días de la renovación peronista y del Teatro Odeón. Britos se encolumnó con la renovación y los Rodríguez Saá fueron prescindentes. Incluso los enfrentó como candidato a gobernador. “San Luis tendrá, por primera vez en su historia política, un gobernador con sólo sexto grado”, vaticinó días antes de aquellos comicios. No fue así. En esa ocasión los Rodríguez Saá jugaron fuerte. Antes de esa elección en una solicitada firmada por 25 personas se lo acusó a Britos de delator y cómplice de la dictadura. Britos conoció a Juan Domingo Perón en 1945 en la Plaza Pringles. A los 16 ya militaba en el peronismo. A los 18 estuvo con Evita en el acto del renunciamiento. Era delegado ferroviario durante el Plan Conintes y le costó ser levantado por una patrulla militar. El 24 de marzo del ‘76 lo detuvieron por un mes. El 26 de julio de ese año volvió a estar detenido por 3 meses. Ahora es acusado de traidor al peronismo. “Al expulsarme ellos me han dado una medalla. Me llena de honor que estos tipos cuestionados por todos me hayan bajado la caña”, dice Britos en este reportaje con Página/12.
–¿Cómo interpreta su expulsión del peronismo?
–Creo que estos muchachos, los Rodríguez Saá, que manejan toda la vida de nosotros los sanluiseños, los puntanos, se han apoderado del partido. Ellos se estaban yendo del PJ, habían inventado un partido que se llamaba PUL y, como les fue mal, ahora decidieron volver al peronismo. En los últimos tiempos de su gobierno, el Alberto tuvo muchos conflictos. El primero, fuerte, fue la elección del intendente de la ciudad de San Luis. La Constitución provincial autoriza a los intendentes a realizar la convocatoria a elecciones. Quien estaba al frente de la intendencia era Carlos Ponce. El llamó a elecciones y fue elegido el ingeniero Daniel Pérsico. Evidentemente esto no les agradó a los Rodríguez Saá y realizaron otras elecciones por medio de la Justicia electoral. Aquí eligieron a María Angélica Torrontegui. En este caso yo me puse al lado de Pérsico porque era el intendente legítimo. Esto tampoco les agradó. Posteriormente se dio el conflicto con la Iglesia.
–¿Y cómo se definió usted en esa disputa?
–Yo soy católico, pero opino que el credo religioso debe ser respetuoso de todos, que también merecen respeto. Estos muchachos se han comido casi todas las hostias de la provincia y ahora se declaran agnósticos. Y ahora entran a cruzarse con la Iglesia. La mayoría de la gente de San Luis es religiosa y ellos se mostraron irrespetuosos y hasta dijeron algunas barbaridades. Esto produjo que el obispo, Jorge Lona, cuando se intervino la Colonia Hogar, comenzara con marchas de repudio. Yo fui a hablar con el obispo, me adherí a estas marchas y comenzaron a llamarme “el padre Oraldo”, “el monaguillo Oraldo”. Después vino el problema de los docentes. Ellos relevaron a unos 80 directores de escuela, incluso algunos que estaban a cargo de colegios secundarios. En muchos casos pusieron a amigos de ellos. Lo mismo que hicieron con el tema de la salud, donde nombraron amigos suyos en hospitales. Me puse al lado de los docentes. No fui a sus marchas porque me parecía que las podía politizar. Entonces comenzaron a llamarme traidor. Luego vino el conflicto con los viales, también estuve al lado de ellos. Después denunciamos lo que estaba pasando con los hospitales. Y también el tema del Plan de Inclusión Social.
–Algunas críticas contra este plan tienen un tinte clasista. ¿Cómo lo define usted?
–Nosotros estamos de acuerdo con que les den 300 pesos a 40 mil compañeros, pero no estoy de acuerdo con las condiciones en las que ellos trabajan. La consecuencia de esto es que ahora tenemos mil enfermos de hepatitis en la provincia. En Villa Mercedes hay más de 500 casos. Es evidente que ellos (los Rodríguez Saá) abandonaron la salud pública de laprovincia. Hay una gran carencia de medicamentos. Todos estos temas fueron los antecedentes que los llevaron a ellos a expulsarme del partido.
–La acusación de traidor no deja de resultar llamativa teniendo en cuenta su historia.
–Me califican de traidor. En la resolución también dicen que tengo una gran afinidad con el radicalismo. También me tratan de duhaldista. En la resolución de la semana pasada, la de la suspensión, ellos habían dicho que cuando Adolfo estaba de presidente, Eduardo Duhalde estaba al frente de manifestaciones opositoras. En síntesis, lo trataron de golpista. A raíz de esto yo hice una denuncia penal frente a la jueza María Servini de Cubría para que llamara a todos los firmantes de esta declaración. De haber sido así, Duhalde hubiera ido en contra de la Constitución nacional y de la Ley de Defensa de la Democracia.
–¿Cómo fue el congreso en el que se lo expulsó?
–El congreso fue el sábado. El cuerpo partidario tiene cerca de 160 y tantos congresales. Desde las 10 de la mañana hasta las 15 no hubo más de 60 presentes. Muchos compañeros se negaron a concurrir, ya que aunque estaban en contra de lo que impulsaban los Rodríguez Saá temían aparecer firmando mi expulsión. Fue uno solo a leer una nota. No lo dejaron leerla. A partir de este momento hubo tres o cuatro congresales que tuvieron una fuerte discusión con Adolfo primero y luego con Alberto.
–¿Qué se dijeron unos y otros?
–El Alberto dijo que yo estaba trabajando con Antonio Troccoli. Un congresal de Villa Mercedes, Roberto Rovira, le contestó que Troccoli se murió hace más de 10 años. Rovira también le dijo a Alberto por qué había denunciado en una carta del año 1978 a muchos compañeros ante el ex almirante (Emilio) Massera. Por cierto que Alberto no tuvo ninguna respuesta para esto.
–¿Va a realizar alguna apelación?
–Yo voy a hacer una apelación ante el PJ nacional. Hace algunos años se aprobó una resolución interna que imita al reglamento del Senado. Allí se dice que el cuerpo, en este caso los órganos partidarios nacionales, son los encargados de analizar la validez de los títulos de sus miembros. Hablé con Jorge Landau, apoderado nacional del PJ, y me prometió tener en cuenta esta resolución de la que estoy hablando, que si no me equivoco se firmó en el congreso de Lanús. Los argumentos de los Rodríguez Saá son insustanciales. También están enojados porque dicen que por mi culpa Alicia Lemme no es vicepresidente tercera de la Cámara de Diputados. Esta señora, al igual que Alberto, eran de PUL. Hace diez días se afiliaron al peronismo. Me imputan que soy el creador del bloque de la derecha que se formó y que ahora tiene la vice tercera. No entiendo, me acusan de estar con los radicales, con la Iglesia, con la derecha, con todos.
–¿Se siente afectado en lo personal?
–No me preocupa. Hago esta apelación para limpiar el honor. Ellos me han dado una medalla. Me llena de honor que tipos cuestionados por todos los sectores me bajen la caña. A estos muchachos yo los metí en el peronismo en el año 1971. Estaban en el Partido Demócrata Liberal. Y los sumé al peronismo a pesar de que en 1965 había tenido un problemita con ellos. En ese momento, Adolfo era el presidente de la Juventud Liberal. Entonces, él sacó por los diarios locales un comunicado en el que me acusaba de haber llevado una copera a San Luis, en referencia a una visita de Isabel Perón.
–No es la primera pelea que tiene con los Rodríguez Saá.
–Cuando Alberto dice que fue presidente del bloque de senadores, falta contar una parte de la historia. Cuando se realizó en el peronismo la interna Cafiero-De la Sota contra Menem-Duhalde, nosotros jugamos con Cafiero. Ellos llamaron a la abstención. Un grupito de muchachos fue con Menem. Nosotros perdimos. Pero fue a votar muy poca gente, ya que mandaron alcahuetes para ver quiénes iban a votar y los amenazaron con sanciones. Ellos iban a fiscalizar cuando en verdad no intervenían. Cuando gana Menemyo propuse unificar el bloque, que estaba dividido en cuatro. Se hizo una reunión: invitamos a Cafiero, De la Sota, Menem y Duhalde. Todos estuvimos de acuerdo en hacer un solo bloque. El único que no participó fue Alberto. Yo dije que no iría si no le ofrecían un cargo. Lo hablé a Menem y le propuse darle la presidencia del bloque al Alberto. Fui a su despacho, le ofrecí la presidencia y aceptó. Cierto es que él estuvo en contra de la reelección presidencial de Menem y eso se lo reconozco. Claro que cuando renunció fue porque se opuso a presentar su declaración jurada de bienes.