SOCIEDAD › LA INSOLITA DISCUSION SOBRE EL
PEGAMENTO EN LA GUERRA ENTRE EL FISCAL Y EL JUEZ
La gotita que puede dejar pegados a todos
La batalla que libran Molina Pico y Barroetaveña es por su visión global diferente del caso. Pero uno de los argumentos jurídicos para sostener la pelea es el debate sobre si a María Marta le cerraron o no las heridas en el cráneo con pegamento. En qué consiste la pericia. Qué se juega en cada caso.
Por Horacio Cecchi
Uno de los ejes de la polémica del caso García Belsunce está literalmente pegado a la interpretación de una pericia: los orificios de bala en el cráneo de María Marta ¿fueron o no cerrados con el pegamento La Gotita? Para el fiscal Diego Molina Pico, los peritos determinaron la presencia de uno de los componentes del pegamento, el ciano. Para el juez Diego Barroetaveña, los peritos no pudieron hallar rastros del otro componente, el acrilato. El fiscal tomó la pericia como prueba del ocultamiento y fue uno de los elementos que usó para pedir la detención de Carlos Carrascosa y la posterior elevación a juicio. El juez piensa exactamente al revés: sostiene que al no hallarse el pegamento la prueba en contra de Carlos Carrascosa se cae, y por lo tanto también la prisión preventiva y la elevación a juicio.
La sospecha de que los orificios provocados por los cinco pitutos habían sido sellados con el pegamento La Gotita surgió de varios testimonios a lo largo del expediente de 23 cuerpos. Según declaró el empleado de Casa Sierra José Di Feo, que concurrió a acondicionar el cadáver de María Marta mientras se realizaba el velorio, encontró “el cuerpo muy bien arreglado, acondicionado y maquillado”. Y algunos amigos que pasaron por el chalet del Carmel sostuvieron que se podía percibir una marca en la sien y sobre el ojo izquierdo. Algunos lo describieron como un moretón. Otros como una “gota de agua”, que llevó al fiscal a sospechar que el brillo no era otra cosa que un pegamento.
Ordenó entonces periciar diferentes cortes de piel. El estudio fue realizado por peritos de la Asesoría Pericial de la Suprema Corte bonaerense y de la Universidad de La Plata. Los peritos tomaron diez muestras, nueve de piel y una de hueso. La Gotita está compuesta por ciano y acrilato. De los estudios, cuyos resultados estuvieron a principios de mayo pasado, surgió la presencia de ciano, pero no se detectó el acrilato.
El fiscal consideró probada la existencia del pegamento y pidió la prisión preventiva del viudo célebre, para esa época detenido en la DDI de San Isidro. En ese momento, Barroetaveña aceptó el pedido de preventiva. La defensa apeló pidiendo la nulidad. Primero dijo que las pruebas habían sido manipuladas. Después, descubrió que otros productos tienen también la misma composición que el pegamento. Según confiaron a este diario fuentes de la investigación, en algunas conversaciones telefónicas de esa época se puede escuchar a uno de los acusados de encubrimiento hablando con una mujer más que allegada a María Marta:
–Decime, ¿María Marta usaba Nopucid? –preguntaba el imputado.
–¿Cómo? –respondía confundida la mujer.
–Después te explico. Ahora decime, ¿usaba o no usaba Nopucid?
–No sé...
La preocupación y urgencia tiene su explicación. El producto que tiene los mismos componentes que el pegamento es el shampú antipiojos. Poco después de sostener que las pericias habían sido manipuladas, también en mayo de 2003, la defensa pidió la nulidad de la prueba ya no por manipuleo sino por considerar que no se había hallado acrilato sino ciano, componente del mentado shampú.
El mismo juez que había considerado firme la prisión preventiva de Carrascosa, el viernes pasado la revocó y rechazó el pedido de elevación a juicio. Uno de sus fundamentos fue aquella pericia del ciano. Se basó en tres informes de peritos de reconocida trayectoria, que contradecían la hipótesis del pegamento.
¿Tenía piojos María Marta? ¿O le habían sellado las heridas con pegamento? Un experto que tuvo participación en la pericia confió el detalle: “Los análisis de las muestras –dijo el experto– se hicieron en base a un espectrómetro que mide la densidad de los gases. Esas densidades se agrupan en un rango que va de 0 a 5000. Se toma la muestra, se quema y se miden los gases que despide”. El shampú despide un gas determinado y el pegamento otro. En ambos se encuentra el ciano, pero el ciano que despide una muestra con shampú quedará fijado en un sector de la banda de espectros y el que despide una muestra con pegamento quedará fijado en otro sector distinto. Si se busca ciano en todo el espectro, podrá detectarse en la banda correspondiente al shampú (si es que la muestra tenía shampú) y en la correspondiente al pegamento (si tenía pegamento). Según el experto, sólo se pidió investigar la banda del pegamento: como había ciano, se desprende que había pegamento. Sostuvo además que, de haberse tratado de shampú, todas las muestras deberían estar contaminadas con ciano. Pero el ciano se detectó en una sola muestra correspondiente a uno de los orificios de bala.
La familia también utilizó otros argumentos para explicar la presencia del ciano. Ante la prensa sostuvieron que “es habitual que los empleados de las cocherías trabajen con La Gotita para preparar un cadáver”. Según una fuente de la investigación, las declaraciones del funebrero Di Feo ponen luz en el asunto: “El empleado (Di Feo) admitió que es común que usen pegamento para acomodar los gestos de un rostro –sostuvo la fuente–. Pero La Gotita no. El decía: ‘Nosotros usamos Poxi-ran. Si no, imagínese, si llegamos a tener un error, después cómo lo despegamos’”.