ESPECTáCULOS
Otra gestión con un final clásico
Gabriel Senanes renunció ayer con denuncias como director del Teatro Colón. El secretario de Cultura anunciará hoy su reemplazante.
Por Diego Fischerman
“Una incalificable e injustificable serie de obstáculos surgidos a partir de diciembre pasado mediante el total quite de colaboración y hasta la deslealtad del área administrativa y legal del teatro ha entorpecido gradualmente el normal desarrollo de la actividad del Teatro Colón.” Esos son los puntos principales que el Dr. Gabriel Senanes esgrimió en el texto de la renuncia que elevó ayer al jefe de Gobierno de la Ciudad, Dr. Aníbal Ibarra, como director artístico del Teatro Colón. El secretario de Cultura de la ciudad, Gustavo López, en tanto, señaló que “Senanes hizo un buen trabajo junto a su equipo. Ahora vamos hacia otra etapa que tiene que ver con una situación diferente de la ciudad de Buenos Aires y vamos a proponer lo mejor que pueda tener el teatro.” El funcionario también anunció que hoy se conocerá el nombre del reemplazante de Senanes.
“No dispongo de las herramientas necesarias para una tarea digna y eficaz”, dice en su renuncia Senanes, que se desempeñaba en esa función desde septiembre de 2002 y, en diálogo con Página/12, aseguró que uno de los detonantes fue el reconocimiento abierto, por parte del secretario de Cultura, de que el director administrativo, Pablo Batalla, le “había hecho una cama”. En su opinión, a eso se sumó la posterior falta de acción al respecto. En el listado de lo que Senanes contabiliza como argumentos entra “una secuencia de graves episodios, que incluyen el progresivo desabastecimiento de insumos para el área artística y escenotécnica, el ocultamiento o distorsión de la necesaria información para las tareas cotidianas, la demora o directamente el incumplimiento en el pago a los artistas, las maneras insultantes y agresivas para con el personal o los visitantes de la casa y el estímulo abierto a una verdadera campaña de desestabilización del teatro mediante rumores y, en abierto estilo mafioso, la generación de daños intencionales a instalaciones del Colón. De forma oscura y al servicio de móviles por lo menos dudosos, se creó una usina para la creación de problemas allí donde no los hay”. La crisis estalló hace dos meses cuando, a causa de la falta de pago de derechos de autor decidida por el área administrativa, debieron cambiarse obras programadas. En ese momento, el secretario declaró, en un noticiero, que las dificultades se debían a “problemas de programación”. Según Senanes, eso coincidió con el desabastecimiento del teatro: “Las funciones de la ópera Don Carlo, de Verdi, pudieron hacerse gracias a la conducta heroica de la mayoría de los trabajadores del teatro, que hicieron un esfuerzo sobrehumano para funcionar a pesar del boicot”.
López, por su parte, aseguró a este diario que “aceptamos la renuncia. Para mí terminó una etapa en el Teatro Colón, que se vivió durante la crisis económica en que vivió el país en este año y medio. No fue una sorpresa, porque sabíamos que podía pasar en cualquier momento. Por eso, ahora decidí apurar también el pedido de renuncia a toda la conducción del teatro, entre ellos el director de Administración, Pablo Batalla. Cuando venga el nuevo director tomará la decisión de cambiar, o no, al resto de los directores. Hoy anunciaremos al nuevo director del Teatro Colón. Actualmente, el teatro no tiene serios problemas, aunque sí los tuvo hace 4 o 5 años cuando los cuerpos estables estaban sublevados. Los problemas de las deudas están encaminados a pagarse en el mediano plazo. Mientras tanto, el Teatro funciona normalmente. No conozco el argumento de Senanes. Es un problema suyo. Pero por el momento, no voy a contestar ninguna argumentación de renuncia, porque corre por su cuenta. La gente me conoce, sabe quién soy y sabe quién es el doctor Aníbal Ibarra”. Entre los posibles reemplazantes de Senanes se mencionaba ayer al régisseur Tito Capobianco, que fue director de la Opera de Pittsburgh durante quince años.