ECONOMíA
“Soy un capitalista fanático de los mercados competitivos”
Roberto Lavagna se redefinió a sí mismo después del Plan B. A.para la deuda. Reiteró que no habrá otra propuesta, informó otro superávit fiscal record y lanzó una advertencia para Prat Gay.
Por David Cufré
De “progresista moderado” a “capitalista fanático”. Las dos son definiciones de Roberto Lavagna sobre sí mismo. La primera la dio en diciembre de 2002 en un reportaje con Página/12. La segunda es una actualización de última hora. “Soy un capitalista fanático de los mercados competitivos, no de los mercados subsidiados”, sentenció ayer el ministro. Estaba rodeado de periodistas, convocados por el Ministerio de Economía para agasajarlos en su día (con atraso por cuestiones de agenda). Como suele ocurrir en esas ocasiones, la charla se transformó en una conferencia de prensa informal. El tema casi excluyente fue la reestructuración de la deuda. La mayoría de las preguntas estuvieron planteadas desde la visión de los acreedores y Lavagna se cansó de que lo corrieran por derecha: “Ahora la palabra sobre la deuda la tienen los mercados. Yo soy un capitalista fanático”, se plantó, satisfecho con la nueva definición.
El superávit fiscal record de mayo, el próximo envío al Congreso de una nueva Ley de Responsabilidad Fiscal, la ratificación de que no habrá más cambios en la propuesta a los acreedores y el inicio de un debate con el presidente del Banco Central, Alfonso Prat Gay, fueron otras de las novedades que surgieron en el encuentro con las autoridades del Palacio de Hacienda.
Lavagna se esforzó por dejar en claro que no se volverá a mejorar la oferta a los bonistas. En especial, que no habrá un pago inicial en efectivo, tal como especula y presiona la city. “Esta es la propuesta, todos tuvieron su oportunidad de hablar, ahora es el turno del mercado”, insistió el ministro. Esto es: quien acepte el canje, bien; quien lo rechace tendrá que esperar, por lo menos, a que termine el mandato de Néstor Kirchner, ya que este gobierno –prometió Lavagna– no hará ninguna otra propuesta a los tenedores de bonos en default. También le restó importancia a que ayer una de las asociaciones de acreedores faltó a la cita que tenía pautada con el equipo económico.
El ministro rechazó hacer estimaciones sobre la cantidad de bonistas que aceptarían el canje, pero remarcó que “son ellos los que tienen que decidir, no los intermediarios”. Fue una manera de desconocer a quienes se adjudican la representación de los acreedores, como el italiano Nicola Stock, presidente del Comité Global. Lavagna recordó que pasado mañana se presentará la oferta ante las autoridades regulatorias de Estados Unidos (la SEC) y que recién luego de su aprobación, que podría demandar “unos 45 días”, se abrirá la opción para intercambiar bonos en default por los nuevos títulos.
La llegada el próximo lunes de una nueva misión del FMI fue otro de los temas tratados mientras los mozos pasaban con bebidas y sandwiches. “El Fondo ya dijo que no intervendrá en la negociación con los acreedores y lo mismo sostuvo el subsecretario (del Tesoro de Estados Unidos, John) Taylor”, apuntó Lavagna. El secretario de Hacienda, Carlos Mosse, presente en el agasajo, dio un dato que tranquiliza a Economía en su espera de los técnicos del FMI: el superávit fiscal de mayo se ubicaría en 3200 millones de pesos, por lo que en cinco meses se conseguiría el 90 por ciento del superávit que se había pactado para todo el año.
Además, Lavagna anunció que le mandó al Presidente el proyecto de ley de Responsabilidad Fiscal, un compromiso con el FMI para poner límite al endeudamiento y al déficit fiscal de las provincias. Finalmente, el ministro le envió un mensaje a Prat Gay: “La aplicación de las metas de inflación deberá tener en cuenta no sólo la inflación, sino también las pautas de crecimiento de la economía, porque si no se corre el riesgo de caer en recesión”.