ESPECTáCULOS › OPINION

¿El show debe seguir?

Por Nelly Knorman*

Este nuevo reality show es el exponente de una cultura mediática donde todo vale, se trastueca el sentido de pareja, familia, hijo, filiación y proyecto. No se aceptan diferencias entre acciones privadas y exposición pública.
La gestación humana no es solamente un proceso biológico de encuentro de un óvulo y un espermatozoide. Existe un deseo de hijo en los padres previo a la concepción, de modo tal que ese hijo se inscribe en un proyecto de vida, en una historia, en una genealogía, que permite en el futuro otorgarle un espacio físico social y simbólico.
El hijo es imaginado y amado desde el principio sin condicionamientos, simplemente porque es producto del amor y deseo de la pareja, sin que importen sus características genéticas.
Es el encuentro con una madre dispuesta a satisfacer las necesidades biológicas y emocionales de su hijo lo que permitirá su desarrollo, es un vínculo intersubjetivo sano lo que permitirá su humanización. La presencia de un padre que sostenga, colabore y comprenda facilitará transitar ese complejo proceso.
En este reality se niegan las consecuencias posibles para un bebé “producto” de un show televisivo, no existe el deseo de hijo sino un deseo exhibicionista, se descarta la necesidad de amor en la pareja de padres y no responde a un proyecto de familia.
Los sentimientos, las emociones, el respeto por la intimidad y la privacidad no son considerados. Lo que importa es hacer participar a la audiencia de vivencias de dolor psíquico y corporal justificadas por la búsqueda de un alto rating.
El encuentro entre una “mujer ideal” y “un hombre ideal” que permita la concepción de un “bebé ideal”, además de falaz, deshumaniza la procreación; ésta se convierte en un objetivo narcisista donde lo importante es satisfacer el ego y el bolsillo de los participantes.
Se percibe de manera distorsionada cuáles son los objetivos de los desarrollos científicos y tecnológicos en reproducción asistida; su empleo mediático en forma indiscriminada constituye una falta de reconocimiento y respeto a todos los pacientes y profesionales que encaran con seriedad los penosos problemas de la infertilidad.

* Licenciada en psicología, especialista en fecundación asistida.

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