ESPECTáCULOS › ENTREVISTA A PET SHOP BOYS, POR PRIMERA VEZ EN BUENOS AIRES
“Cuando empezamos, tratábamos de meter a Bob Dylan en el eurodisco”
Neil Tennant explica cómo hizo el dúo electrónico para atravesar los ’80... y seguir.
Por Roque Casciero
En agosto de 1981, en un negocio londinense de electrónica, un tecladista llamado Chris Lowe conoció a Neil Tennant, quien por entonces era periodista de rock pero soñaba con ser una estrella pop. Como descubrieron gustos y ambiciones en común, formaron un dúo al que bautizaron Pet Shop Boys. Cuatro años más tarde, la ironía de las letras de Tennant y las melodías de los sintetizadores de Lowe los llevaron a convertirse en la renovación de una escena pop que mostraba signos de agotamiento. Lo que ninguno de los dos imaginaba era que Pet Shop Boys iba a convertirse en una banda clásica, que es el status que ha logrado tras dos décadas de hits.
“Uno se convierte en clásico porque las canciones te colocan en ese sitio”, reflexiona Tennant en conversación telefónica con Página/12. “Cuando mirás los dos CD’s de la recopilación PopArt (publicada el año pasado), te das cuenta de que somos una banda pop clásica. Y la verdad es que no hay muchas que sigan produciendo buenas canciones pop. Flamboyant, una de las últimas que compusimos, para mí es tan buena como Suburbia. En realidad, no pensamos sobre nosotros mismos en términos de ser clásicos o no, pero sí entiendo que se nos pueda ver de ese modo. Y es algo de lo que me siento orgulloso, porque es un gran logro.” Los clásicos Pet Shop Boys, entonces, serán los que el público argentino pueda apreciar en el Personal Fest que se realizará el 5 y 6 de noviembre en el Club Ciudad de Buenos Aires, un evento del que también participarán estrellas de la talla de Morrisey, PJ Harvey, Primal Scream, Blondie, Mars Volta, Death In Vegas y Gustavo Cerati.
–Hay una suerte de ley que dice que cuando una banda lanza un disco en vivo o una recopilación de hits es porque está acabada. Pero ése no parece ser el caso con Pet Shop Boys...
–Bueno, nosotros ya sacamos dos Grandes éxitos y parecemos haber sobrevivido a eso. El compilado anterior había salido hacía once años, así que nos pareció un buen momento para lanzar Pop Art. Siempre es bueno mirar todos esos discos que hicimos para pensar en lo increíble que es que hayamos podido hacerlos.
–El show que presentarán en Buenos Aires, ¿también será un repaso de sus hits?
–Sí. En el verano tocamos en festivales en Suecia, Dinamarca, España y Hungría, así que armamos un show especialmente para eso con canciones de cada uno de nuestros álbumes. Somos Chris y yo, dos guitarristas, un percusionista y un programador. Así que podrán ver a Pet Shop Boys como dúo de pop electrónico y como banda.
–Ya están trabajando en un nuevo disco. ¿Cómo imagina que sonará?
–Pienso que vamos a sonar más electrónicos. Quiero decir, obviamente electrónicos. El último álbum fue de electrónica con guitarras, el anterior de electrónica con orquesta, pero el próximo será de electrónica con electrónica (risas).
–Antes de formar la banda, usted trabajó como periodista de rock. ¿Eso le sirvió para imaginarse como estrella pop?
–Cuando uno hace música, ser entrevistado es una pequeña parte de tus tareas. Por eso no encontré mucha relación entre mis trabajos como periodista y como compositor e intérprete, salvo por el hecho de que pude usar mis habilidades como editor para escribir canciones. De todos modos, cuando entrevisté a Duran Duran, no estaba pensando: “Oh, yo podría hacer esto mejor que ustedes”. De hecho, la presentación en sociedad de Pet Shop Boys fue una reacción contra la escena pop de esa época: nunca sonreíamos o bromeábamos por televisión, estábamos muy interesados en la música dance, en los remixes... Sacamos por primera vez West End Girls a fines del año en que se hizo el megaconcierto Live Aid y todo eso nos parecía viejo, por eso reaccionábamos en su contra. Así que puedo decir que nunca entrevisté a alguien que se pareciera a los Pet Shop Boys.
–Cuando usted abandonó Smash Hits para hacer música, la revista le dedicó un obituario y pronosticó que pronto volvería a pedir su antiguo empleo. Y su madre le pidió que no dejara el puesto. Sin embargo, usted siguió adelante. ¿Qué lo impulsaba?
–El hecho de que en ese momento tenía la posibilidad de hacer lo que más había deseado durante toda mi vida. Cuando era adolescente soñaba con ser una estrella pop. Y cuando dejé Smash Hits, donde era editor, ya tenía 31 años. ¡Era bastante grande como para dejar un buen trabajo e intentar ser una estrella pop! Pero teníamos un acuerdo con la discográfica que nos permitía vivir durante un año, así que me dije que valía la pena intentarlo: si no funcionaba, siempre podía volver a lo anterior. También pensaba que Chris y yo trabajábamos muy bien juntos, que nuestras composiciones estaban mejorando y que teníamos canciones para publicar un buen álbum: para ese momento ya habíamos escrito It’s a sin, Rent, Suburbia y Love comes quickly. Y al año de haber abandonado Smash Hits, West End girls era número uno en Estados Unidos. Incluso hoy en día no lo puedo creer. La verdad, tengo muy poco de qué quejarme.
–¿Y no se arrepiente de haber usado alguno de los disfraces que se puso durante su carrera? Algunos eran, ¿cómo decirlo?...
–¿Ridículos? (Se ríe.)
–No es la palabra más apropiada, porque también provocaban cierta conmoción.
–Exacto. Y ésa fue una de las razones por las que los usamos. Cuando hicimos el disco Nightlife y usábamos esas pelucas era porque queríamos ser perturbadores. No queríamos hacer hermosas y brillantes fotos pop. Los Pet Shop Boys nunca hemos hecho canciones muy felices y fiesteras, sino algo más oscuras. Nos gusta hacer canciones bailables, pero es bueno que tengan alguna dificultad: uno disfruta más aquello que tiene que ganarse.
–Muchos de sus hits tienen melodías bailables, pero las letras no son muy “felices”.
–Esa fue la idea inicial cuando me junté con Chris: hacer música bailable con letras interesantes. La idea era juntar esas dos cosas que normalmente venían por separado. La música disco, por ejemplo, es toda “uh uh uh, vámonos de fiesta”. Podría decir que tratábamos de meter a Bob Dylan dentro del eurodisco (risas).