ESPECTáCULOS › GERARDO HERRERO Y EL MISTERIO GALINDEZ

“Ken Loach fue una enseñanza que pude aplicar en mi trabajo”

Colaborador de Loach y Arturo Ripstein, el director cuenta la rara historia de un espía vasco perdido en Latinoamérica.

 Por Mariano Blejman

Jesús de Galíndez era un militante nacionalista vasco, exiliado en la época de Franco, que terminó informando para el FBI sobre los movimientos de socialistas españoles asilados en EE.UU. Antes, Galíndez había asesorado al dictador Rafael Trujillo en República Dominicana y después escribió un libro sobre su vida íntima, lo que, aparentemente, le costó la vida. Fue Trujillo quien encargó secuestrarlo en la mismísima Manhattan, bajo el amparo del FBI. La película El misterio Galíndez, de Gerardo Herrero, que se estrena aquí mañana, está basada en la novela homónima de Manuel Vázquez Montalbán y cuenta con la actuación de Saffron Burrows (Troya, Frida) y Harvey Keitel (Tiempos violentos, Perros de la calle, Cigarros y Eduard Fernández (en el rol de Galíndez).
Detrás de su papel como director, Gerardo Herrero tiene una larguísima trayectoria como productor. Dirigió Desvío al paraíso, Malena es un nombre de tango, Territorio comanche, Las razones de mis amigos, entre muchas otras. En su labor como productor figuran varias de Ken Loach, como La canción de Carla, Tierra y libertad, Mi nombre es Joed, La boca del lobo de Francisco Lombardi, Martín (Hache), Lugares comunes de Adolfo Aristarain, El coronel no tiene quien le escriba de Arturo Ripstein, Botín de guerra de David Blaustein, Plata quemada de Marcelo Piñeyro y Luna de Avellaneda de Juan José Campanella.
–¿Por qué elige países del sur de este continente para coproducir?
–Trabajo con cineastas en América latina más que en Europa, sobre todo porque el idioma nos une y también por nuestra idiosincrasia. Es más difícil para mí hacer coproducciones con Europa. Sin embargo, tratamos de mantener el guión del cine independiente, no estoy a favor de meter personajes españoles en las películas para justificar las coproducciones.
–¿Existen más historias comunes entre argentinos y españoles?
–Me une una temática con Adolfo Aristarain, estuve a punto de producir Un lugar en el mundo, pero no se dio. Después produje otras. Con Ken Loach fue distinto porque él buscó un productor en España, y me llamó a mí. También trabajo con Francisco Lombardi en Perú. Tenemos una productora, Tornasol, donde trabajan 19 personas, y producimos unos seis films por año. Tenemos posibilidades de representación, de ver libros, historias, versiones. Ahora estamos coproduciendo El aura, de Fabián Bielinsky, que se está rodando en Bariloche, porque me gustó mucho Nueve reinas. A pesar de estar en esa película no habrá elementos españoles.
–Pero en El misterio Galíndez, por ejemplo, hay una cita al Hotel Meliah español. ¿Qué lugar ocupa la publicidad en el cine iberoamericano?
–En El aura se dará cierto lugar a la nacionalidad, pero sin elementos de España visibles. En El misterio... hablamos del Hotel Meliah porque es un lugar muy identificable tanto en Cuba como en República Dominicana, y nos instalamos en Cuba para poder rodar el film. En el cine español, la publicidad no tradicional no es significativa. Almodóvar lo hace, pero no hay cifras millonarias de BMW como en un film de Spielberg.
–Lo central es coproducir...
–Sin coproducir con Italia, Francia, Inglaterra, Cuba, no hubiese podido hacer el film. Nosotros coproducimos unas seis películas al año. La historia de El misterio... transcurre entre Nueva York y República Dominicana en los ’50, y entre Madrid, País Vasco y República Dominicana y Nueva York en los años ’80. Está basada en una historia real de la desaparición de Galíndez, cuenta cómo Muriel Colber (Burrows), ciudadana estadounidense, llega a España para realizar su tesis doctoral sobre “la ética de la resistencia” e investiga al vasco Jesús de Galíndez en EE. UU. tras la Guerra Civil, secuestrado en extrañas circunstancias.
–¿Qué rol jugaron Missing, de Costa Gavras, y los films de Loach, a quien produjo, en sus películas?
–Con Loach colaboré mucho, pero no siento que sea una influencia directa en el film. Con Costa Gavras me pasa otra cosa. Es curioso, intenté ver Estado de sitio de Costa Gavras, pero no me sirvió.
–¿Le sirvió ser productor de directores de temática similar?
–Tierra y libertad me enseñó a trabajar la dirección de actores. Vi trabajar a Ken Loach y me imaginé cómo aplicarlo para mi trabajo. El asunto es que a Harvey Keitel los ensayos no le interesaban. Por pedido del actor, contratamos a un ex agente de la CIA porque quería tener a alguien de primera mano. Keitel quería saber si un agente de la CIA y FBI actuaba de esa manera. Eliminamos una parte donde Keitel iba a buscar al profesor de Burrows a la universidad. Nuestro asesor nos dijo que él nunca se dejaría ver en un lugar público.
–¿Por qué la película está fechada entre los ’50 y los ’80?
–El misterio Galíndez es un libro de Vázquez Montalbán que recibió el premio europeo de novela en 1984. Varios directores intentaron filmarlo, pero no lo consiguieron. Hace unos años volví a leer la novela y fue difícil trabajar el guión y encontrar los decorados. Tuvimos un presupuesto de 4 millones de euros, mucha plata para el cine español. La parte de Santo Domingo la hicimos en Cuba y la parte de Nueva York en Vancouver, Canadá. Por los papeles que hacen Keitel y Burrows, no podía llevarlo al 2000. Tenían que estar a fines de los ’80.
–¿Quién era Galíndez realmente?
–El secuestrado fue un colaboracionista. Hay papeles desclasificados que muestran cuánto obraba Galíndez en función del FBI. Al inicio del film aparecía como un personaje oculto. El Partido Nacionalista Vasco no terminó de reconocerlo, el Partido Socialista lo tenía como un traidor y un delator. El asunto es que a Galíndez lo detiene gente de Trujillo, en la misma Nueva York, en una operación que contó con el mismo FBI. Galíndez había escrito un libro sobre Trujillo donde lo denostaba en su vida privada. Lo raro es que en Santo Domingo hay una calle Jesús de Galíndez.
–Si bien el secuestro es real, la parte actual es ficcionada.
–Es ficción. Yo hablé mucho con Vázquez Montalbán sobre el rol de la mujer en el film. El decía que no tenía que ser un periodista, que tenía que ser un historiador porque los periodistas son cínicos. Ella es una chica de notable obsesión calvinista, tiene una educación ingenua sobre América latina. Estuve a punto de quitar una escena donde un socialista madrileño dice: “Hay dos tipos de autoritarios, los asesinos como Hitler o los idiotas como Perón”. Esa es la imagen de los republicanos en el exilio. A Perón lo despreciaban por estar en la España franquista.
–¿Cuánta gente murió realmente por el caso Galíndez?
–Alrededor del caso murieron unas diez personas: uno era el piloto americano que llevó a Galíndez de Nueva York a Puerto Rico. Liquidaron a quienes podían probar el rapto, y evitaron que se sepa hasta hoy. La película se presentó en San Sebastián 2003. El Partido Nacionalista Vasco criticó el film, otros dijeron que era riguroso. Pero no la censuraron. Y si eso no pasa es muy difícil que se hagan famosas.

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Herrero tomó la historia de Jesús de Galíndez de un libro de Vázquez Montalbán.
 
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