ESPECTáCULOS › MUSICA. UN PROYECTO ATIPICO DE LA NOTABLE ORQUESTA
Los “maestros intermedios” del tango, según El Arranque
En su nuevo disco, la orquesta invitó a Raúl Garello, Mauricio Marcelli, Julio Pane y Néstor Marconi, pero no se trata de una simple colaboración.
Por Karina Micheletto
De un tiempo a esta parte, la orquesta El Arranque logró posicionarse como la agrupación de mayor prestigio en la nueva guardia del tango, con presentaciones en la Argentina y alrededor del mundo. Hay un par de factores que se conjugan para lograr tal suceso. El primero es la calidad interpretativa y compositiva de sus integrantes (Camilo Ferrero y Juan Ramiro Boero en bandoneón, Ramiro Gallo y Pedro Pablo Pedroso en violín, Ariel Rodríguez en piano, Ignacio Varchausky en contrabajo, Martín Vázquez en guitarra, Ariel Ardit en voz). Un grupo de músicos que ronda los treinta años, lo suficientemente formados y curiosos para aprehender los estilos de las grandes orquestas y definir el suyo propio. El otro factor de peso es su capacidad para generar y concretar nuevos proyectos, un laborioso management que no todas las agrupaciones tienen –y que no tienen por qué tener–, sea cual fuere el género que cultivan, del que está al frente Ignacio Varchausky. Alrededor de El Arranque hay proyectos como la Orquesta Escuela de Tango y la asociación civil Tango Vía de Buenos Aires, además de las iniciativas de cada uno de los músicos (Ariel Ardit canta junto al guitarrista Hernán Reinaudo, Ramiro Gallo tiene su quinteto, Rodríguez, Ferrero y Gallo integran el Cuarteto Decarísimo).
Después de un par de discos de calidad (el último, En vivo en la Rete Due, obtuvo un premio Gardel), la orquesta lanza una propuesta diferente: Maestros. Decidieron interpretar la obra de cuatro referentes de la generación intermedia del tango, Raúl Garello, Mauricio Marcelli, Julio Pane y Néstor Marconi. Gente que, aseguran ellos, es muy reconocida en su rol de intérpretes, directores o arregladores, pero no tanto como compositores. Lo que hicieron fue tomar las obras de los maestros (algunas nunca antes grabadas, como Kenny, de Garello, o Sol y noche, de Pane) y mostrarlas desde su mirada, con arreglos originales de Ramiro Gallo. El proyecto nació de una invitación del Festival Internacional Génova 2004, donde la orquesta participó con los maestros invitados, en junio pasado, e incluye un homenaje a Emilio Balcarce, director de la Orquesta Escuela de Tango, del que participan todos los maestros del disco. La producción de fotos del CD muestra a los miembros de El Arranque alrededor de una mesa de pool con Pane, de un metegol con Garello, del Simon con Marcelli, de un partido de fútbol con Marconi, muy alejados de la estética tanguera.
“En el tango no hay una tradición de cruce de artistas, como existe en otros géneros, donde hay cientos de discos de colaboraciones de distintos artistas”, subraya Varchausky. “La falta de esa tradición le costó mucho al tango, son pocos los casos en que se juntaron tangueros. Nosotros reunimos a Garello, Marcelli, Pane y Marconi, pero no simplemente como invitados: los hicimos laburar, y mucho. Tuvieron que estudiar, viajar, estar una semana de gira con nosotros, ensayar para la grabación...”
–¿Por qué los eligieron como maestros?
–Desde el Festival de Génova nos habían pedido que armáramos un proyecto con maestros invitados. Nos pusimos a pensar en quiénes son los nuestros, que son muchos, y en el reconocimiento que tenía cada uno. De ahí salió la idea de interpretar la obra de los maestros que fueron un poco postergados desde su lugar de eternos jóvenes, sobre todo desde el punto de vista de la creación, como compositores. Todos son arregladores, directores e instrumentistas reconocidos, pero como compositores todavía no se les dio el lugar que merecen. De ellos todos dicen “qué grandes, qué maestros”, pero nadie les toca los temas. Lo peor es que cuando lo hacen siempre es con arreglos de los propios compositores. Si yo toco Tiempo cumplido con el arreglo de Marconi, por ejemplo, artísticamente no genero nada, más que el placer de tocarlo. Nosotros quisimos dar nuestra propia mirada de sus obras, y al mismo tiempo tener la oportunidad de tocar con los compositores en el escenario, tocando nuestros arreglos. Es más interesante eso que tocar con ellos como invitados.
–¿Hubo algún reparo por parte de los compositores?
–No, porque lo primero que preguntaron todos fue: “¿Ramiro hace los arreglos?” “Ah, genial”. Semejante músico da la garantía de que el proyecto va a ser creativo y técnicamente impecable. Todos tenían mucha expectativa y alegría de escuchar su obra en otras manos y con otra estética, eso fue lo que enseguida los enganchó. Pero además fue una colaboración de verdad, no fue sólo invitarlos a tocar un tema. Eso es algo poco frecuente en el tango, y ojalá que pronto se haga costumbre.