ESPECTáCULOS › ENTREVISTA A CATUSA SILVA, DIRECTOR
ARTISTICO DE LA MURGA ARACA LA CANA
“Encontramos risa en el cementerio”
Con 70 años de historia, la murga más popular del Uruguay afronta un tiempo nuevo, con la vieja política en retirada.
Por Cristian Vitale
“En el borde del búcaro de oro/ se forjó la embriaguez de la orgía/ tu camelia, fugaz colombina/ se agoniza sin gloria ni amor.” Este bellísimo texto del Judío Martínez, antigua pluma de Araca la Cana, marca una excepción estética en la historia de la murga más popular de Uruguay. En 70 años exactos de vida, fueron más los momentos en que este conjunto de militantes colorido y vocinglero, oriundo del Paso Molino, tuvo que arremeter con cantos enérgicos contra el poder que aquellos en los que primó la belleza. Claro, el oligopolio político tiene muchos más años que su existencia y era un camino inevitable y transformador apuntarle. Pero el destino les jugó una mala pasada: por primera vez en la historia del paisito, el izquierdista Frente Amplio quebró la hegemonía de Blancos y Colorados, y Araca pareció perder su inspiración. “Dado el cambio político y social, nos encontramos con que pasamos a ser una murga oficialista”, sonríe Catusa Silva, director artístico. “Cuando me puse a escribir caí en que no sabía de qué... se habían acabado las musas: el partido Nacional, el Colorado, Sanguinetti, Batlle... y dije, ¿ahora qué hago?”
–¿Y cómo resolvió el dilema?
–Desembocamos en un cementerio virtual al que van las almas políticas en pena que quedaron desocupadas después de 174 años de gobierno. Allí están sus tumbas y conviven fantasmas. Hay políticos y periodistas, porque el 95 por ciento del periodismo uruguayo pertenece al poder. No le está haciendo nada fácil las cosas al gobierno. Araca nunca fue de buscar mucho la risa, pero este año la encontramos en un cementerio.
Catusa, que dirige la murga desde 1969, explica así parte del espectáculo que presenta en el Gran Rex hoy a las 22 y que tendrá un segmento evocativo. “Cumplimos 70 años, que no es poco, y siempre fuimos un espejo popular, un micrófono abierto a la gente. Si agarrás los libretos de Araca en sus 70 años, seguramente encontrás la historia moderna de Uruguay”, dice. Y en otro segmento, si no minimiza la explosión mediática del terrorismo, al menos lo compara con terrorismos más silenciosos, pero igual de destructivos. “Estamos muy preocupados por el terrorismo en Irak, Afganistán... pero nadie está preocupado por el terrorismo en los hogares. Decimos que la primera torre no cayó el 11 de septiembre sino cuando murió la primera mujer golpeada. Marcamos situaciones que los pueblos americanos viven hoy, posiblemente más horrorosas. Y hay un homenaje a los uruguayos que votaron en el exterior para no complicarle la vida al Frente”, comenta Silva. La murga llega con 23 integrantes y un vestuario renovado, y prevé, como en cada visita, terminar con un piquete murguero en plena Corrientes. “El espectáculo dura 2 horas y media, pero si tenemos que quedarnos hasta las 5 de la mañana porque la gente lo pide, yo no tengo drama.”
–Qué paradoja, ¿no? Casi siempre fue una murga antisistema y ahora está vinculada de alguna manera al poder, de otro signo, pero poder al fin.
–Pero es una vinculación más ideológica que material. Yo desde la adolescencia tengo una militancia... toda una vida luchando para ver hoy lo que siempre esperé. Pero está la otra situación... y éste es un tema personal: no hay en la historia gobiernos ideales, ni siquiera en esos países desarrollados, magníficos, en los que, sin embargo, la gente se droga porque no tiene nada que hacer.
–Están viviendo un proceso bastante similar al de Argentina... la oposición cambió de color. Hasta López Murphy la va de perseguido. ¿Vale la comparación?
–La diferencia es que el arte nacional uruguayo, casi sin excepción, ha sido de avanzada... el teatro, el canto popular, la música, el carnaval, todas las expresiones del arte siempre fueron muy progresistas.
–¿Hay una oposición por izquier-
da al gobierno de Tabaré?
–Seguro. Algunos de ultraizquier-
da están muy criticones, pero no me atrevería a criticar aún. Van 150 días de gobierno y hay que tener en cuenta la situación en que se tomó el país... más abajo no se podía ir. El 50 por ciento de los niños vive bajo el cordón de la pobreza y eso no se cambia de hoy para mañana. ¿Cómo terminás con los gurises de las calles, con los asentamientos? Igual, Araca tiene la obligación de marcar los errores del gobierno, porque Araca nunca tuvo etiquetas... al contrario, tiene una independencia total. Esto lo hemos cuidado siempre, porque no podemos deber favores.
–¿Por qué es de izquierda?
–Soy más zurdo que Lenin y no porque me hayan hecho zurdo Marx, Lenin o Stalin. Me hicieron zurdo los remiendos que tenía cuando vivía en conventillos. La vida me hizo zurdo, aunque leyendo a Almafuerte caí en que la vida era otra cosa también.
– ¿Cómo hay que ser para integrar la murga?
–Buena persona y buen artista... hay códigos naturales que hay que cumplir, no a la droga, a los vicios...
–Parece remitir a Cipriano “Pianito” Castro, su antecesor, a quien el alcohol llevó a la muerte. ¿Estas normas tienen que ver con eso?
–Es posible, Pianito fue el mejor director y mejor persona aún, aunque fue malo con él mismo... el alcohol llevó a que le extirparan una pierna y falleció cuando tenía 57 años. Igual, Araca no es una parroquia. El alcohol es un código social y todos pueden tomarlo, pero con el público enfrente tenés que ser respetuoso y ofrecer todo... si no estamos concentrados, la gente lo percibe.
–¿Qué balance hace de los carnavales de este año?
–Estuvieron muy bajos. Los afectó la situación económica y la televisación. No puede ser que, siendo el carnaval más largo del mundo, los tablados estén vacíos. Si lo dan por tele, la patrona le dice al marido: “Hacemos unas empanadas y nos quedamos”. Esto está pasando hace dos años y, si la tendencia persiste, en cuatro años se acaba el carnaval.