ESPECTáCULOS
El negocio musical estadounidense revivió gracias al 11 de septiembre
El fervor patriótico de centenares de miles de estadounidenses salvó a la industria que hasta
los atentados atravesaba una larga recesión.
Por Diego Manrique
Hasta los atentados del 11 de septiembre, la industria discográfica estadounidense atravesaba por un año negro, en el marco de la recesión económica internacional. Pero tras el día más negro del siglo para Nueva York, y con una nueva crisis económica en ciernes, el negocio reflotó. Tras el primer pico de ventas febriles en algunos locales –los psicólogos hablaron de que los neoyorquinos usaban la “terapia de compras”–, las cajas registradoras tuvieron escasa actividad. Ahora, el negocio está definitivamente en alza con la notable recepción de los numerosos discos benéficos relacionados con el 11 de septiembre. Un telemaratón del 21 de septiembre, que juntó a buena parte de la plana mayor del cine y el pop en Nueva York, Los Angeles y Londres, posibilitó la edición de America: A Tribute to the Heroes, un doble CD que tiene la particularidad de reunira Bruce Springsteen con Enrique Iglesias o a Celine Dion con Limp Bizkit, entre otros hallazgos.
Wyclef Jean, rapero haitiano de origen, recuperó “Redemption Song” de Bob Marley, aunque enmarcada con tambores solemnes y con un inserto de versos patrióticos. La cantante y pianista Alicia Keys rescató “Algún día todos seremos libres”, solemne pieza de Donny Hatthaway. Y Neil Young cambió algún detalle de la letra, pero respetó escrupulosamente el arreglo original de “Imagine”, de John Lennon, una canción que estuvo brevemente en la lista negra de radiación no aconsejable que difundieron los descerebrados responsables de una cadena de emisoras. Young compuso y grabó “Let’s Roll”, un homenaje a los pasajeros del avión de American Airlines que se rebelaron contra sus secuestradores y se estrellaron en Pennsylvania. Paul McCartney, por su parte, se manifestó belicoso en la defensa de sus libertades con “Freedom”, que grabó en vivo en Nueva York y que añadió su disco Driving Rain. Otro artista que cambió sus planes fue Bono. Responsable de una versión estelar de “What’s Going On”, inicialmente destinada a la lucha contra el sida, Bono donó parte de los beneficios se destinaran a las víctimas de los atentados.
En Miami, Emilio Estefan juntó a su mujer, Gloria, con Celia Cruz, Chayanne y otras estrellas latinas para grabar “El último adiós”, también con objetivos benéficos. El músico y productor Nile Rodgers regrabó su “Somos una familia”, añejo éxito para Sister Sledge, con las voces de abundantes figuras del hip-hop y el R&B. Hasta el voluble Michael Jackson intentó volver a lanzar un nuevo “We Are the World”. Las compañías discográficas reaccionaron editando recopilaciones de canciones más o menos patrióticas. Arista relanzó la versión del himno “The Star-Spangled Banner”, que Whitney Houston había grabado en 1991. Vivendi Universal, EMI Group y Bertelsmann, multinacionales de capital europeo, ofrecieron donativos millonarios. Similar reacción tuvieron Madonna, Britney Spears, Backstreet Boys y otros artistas en gira, que se comprometieron a ceder porcentajes de sus ganancias, aunque sus gestos fueron eclipsados por el productor Dr. Dre, que entregó un millón de dólares.
En medio de semejante clima, fueron escasas las respuestas disidentes. Uno de los grupos de moda, The Strokes, retiró lo antes que pudo un tema de su disco debut, donde había una referencia jovial a la escasa inteligencia de los policías neoyorquinos. El dúo de rap The Coup renunció a la portada de su Party Music, donde se anticipaban al desastre de las Torres Gemelas. Boots Riley, el ideólogo de The Coup, insiste en que la imagen era tan sólo una metáfora del odio que sienten por el sistema capitalista, y emprendió acciones legales contra un diario que lo relacionó con el terrorismo islámico. The Coup sigue actuando de todos modos, intentando explicar sus posturas políticas y su oposición a la guerra de Afganistán.