ESPECTáCULOS › CONFESIONES PUBLICAS DE UN GRANDE ENTRE GRANDES
“La gente ríe con el ladrón y el villano”
- “Yo no fui descubierto por la prensa. Me descubrió el público, y cuando a uno lo descubre el público, la prensa no tiene nada que hacer. El público percibe de inmediato, la prensa viene después. En todo caso, la prensa fue benevolente conmigo. Fui un poco ignorado al principio, pero más que por la prensa, por el ambiente cinematográfico. No se dieron cuenta de mi presencia por varios años, esa es la verdad.”
- “Los años más bellos de mi carrera fueron los de la década del sesenta. Todos querían mi realismo satírico y llegué a hacer hasta once películas al año.”
- “Soy muy elemental. Pienso que debo hacer entender de inmediato al público lo que hago. Nunca hago cosas para mí o para un cierto ambiente donde me muevo. Debo estar seguro de que el personaje es conocido, que se lo encuentra en la calle, que se identifica cómo habla.”
- “Queríamos retomar el neorrealismo, pero con fondo satírico. Rosellini y De Sica contaban la Italia pobre luchando entre mil pasiones por la sobrevivencia. Nosotros queríamos contar la Italia medio burguesa que estaba cambiando, y hacerlo deformando la realidad satíricamente, mostrando lo negativo, porque sólo eso es cómico. Y llegué a ser un bufón tan amado que me pude dar el lujo de decir las verdades más brutales.”
- “Mis primeras experiencias en el amor las tuve a los 15 años, con un grupo de 42 bailarinas. Me parecía el paraíso terrestre. En esa misma época me di cuenta de que muchos actores se drogaban, cocaína. Pregunté: ‘¿Qué efecto hace?’. ‘Te relaja, te hace soñar’, me dijeron. Y yo pensé: ¡42 bailarinas y yo relajado soñando solo! Después me dediqué al cine como un sacerdocio. Así se me pasó la vida y nunca me casé. Me acostumbré a la libertad absoluta. El gran miedo a cambiar de vida me ha hecho seguir así. Una vez me dije: ¿Para qué tener una extraña en casa?”
- “No me casé porque lo considero un acto sacrosanto. Soy católico. Vivir toda la vida con una mujer... no sé, me dio susto comprometerme a eso. Habría sido infiel. Entonces, ¿para qué vivir hipócritamente?”
- “Viví al servicio del público. Yo hice casi 200 películas, pero cada vez que hago una es como si fuera la primera. Nunca me conformé. A veces pareciera que mi personaje es el mismo, pero representan la realidad en el momento en que los actúo.”
- “Yo no sé cómo Italia sigue adelante. Es un milagro. Consumimos todo lo que producimos e incluso más. Y exportamos cada vez menos. Pero no hay problemas: meta comer nomás. Y meta comprar televisores color, compact discs, aparatos electrónicos. El lío va a ser cuando este bienestar se acabe. Al perro que siempre comió pan seco no basta con decirle ‘largá’ una vez que se acostumbró a un trozo de buena carne...”
- “Aprendí que no se puede trabajar con actores y productores norteamericanos. Me llevo muy mal con ellos. Con Bette Davis, por ejemplo, es absolutamente imposible trabajar.”
- “Woody Allen es un intelectual que trabaja de actor. No es un cómico, es un intelectual. Por ostentación se transformó en popular. Tiene una comicidad sutil.”
- “Mi relación con Roma es amorosa y como tal sufre fases alegres y otras tristes, en las que uno siente estar enamorado de algo que se está destruyendo, deteriorándose, pero que aún así no se deja nunca.”
- “Levantarme por la mañana e inventar un personaje, elaborarlo, convertirlo en un film que después permanecerá por siempre... esto es importante, forma parte de tu ser y de tu vida.”
- “Soy italiano, del barrio más típico de Roma, y estoy orgulloso de ello. Pero cuidado, no exageremos. Los italianos somos un pueblo de inmensos recursos, inteligente, creador, de una fecundidad enorme. Yo, en varias películas, no recogí esto sino los aspectos negativos que conforman la materia del espectáculo cómico. No se ríe con el santo y el héroe. Se ríe con el ladrón y el villano.”
- “La vida es cómica. Tres cuartas partes de ella son cómicas. El otro cuarto es del resto, incluido el drama. Mis personajes tienen esa proporción.”