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Una de las comedias del griego Aristófanes, Lisístrata, fechada en el 411 a.C. y considerada un “patriótico llamamiento a la paz”, es hoy tomada como símbolo para movilizar a directores, autores, actores y público de todo el mundo en contra de una posible guerra en Irak. Tomando el 3 de marzo como fecha inicial de un programa que incluye lecturas y representaciones en 58 países, el llamado Proyecto Lisístrata compromete, entre otros, a artistas australianos, ingleses, alemanes, israelíes, franceses, suizos, filipinos y paquistaníes. En Beirut se optó por una pieza breve inspirada en el original griego, cuyo autor es el iraquí Jawad Al-Assadi. En América latina se prevén lecturas a cargo de personalidades como Jesusa Rodríguez, Verónica Lynn y Ofelia Medina, en teatros y espacios no convencionales. Las adhesiones y propuestas se reciben en www.LysistrataProyect.com. Hasta hoy se programaron lecturas en instalaciones situadas en los alrededores de Los Angeles y convocatorias al Teatro Ebell, con participación de músicos (Tom Hayden presentó una versión de la obra, en tanto John Densmore, del grupo The Doors, aportó la música). En la ciudad de Venice, Julie Christie, Alfred Woodard y otras figuras escenificaron fragmentos de la pieza en lo que se calificó de “evento teatral de disidencia e imaginación”.
Las promotoras de esta convocatoria son las actrices neoyorquinas Kathryn Blume y Sharron Bower, quienes se autocalifican de “norteamericanas responsables”. Lisístrata fue representada en Atenas dos años después de que su ejército fuera diezmado. El historiador griego Tucídides describió esa circunstancia y el dolor por la pérdida de los jóvenes. Entre los varios méritos de esta obra transgresora y de humor procaz se encuentra su “sentido de universalidad” y la novedad de mostrar a las mujeres como una fuerza de paz. La decisión era no engendrar hijos para la guerra. El arma de las mujeres de uno y otro bando en guerra fue negarse a tener sexo con sus hombres hasta que éstos no pactaran la paz.