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–¿Cómo ve la política cinematográfica hoy?
–Aquello que se llama la industria quiere quedarse con todo. Estamos también los productores medios, que creemos que lo que hacemos nosotros es lo que la Ley de Cine tendría que proteger. Yo siempre pensé que la ley fundamentalmente tiene que proteger a las películas que innovan, que el otro cine se protege solo. Uno está dispuesto a reconocer que el otro cine da trabajo, pero que haya una protección más pequeña, que haya proporciones. Que proteja al cine industrial, pero que el Instituto se juegue más con el cine de autor. Hay también un grupo de chicos, que hacen cine como pueden, que fueron los más desprotegidos en este último año. Se está definiendo una nueva ley de fomento que contemplaría a todas las partes, pero lo que preocupa es que el Instituto termine no definiendo una política de fomento acertada por querer quedar bien con todas las partes.
–Cuando se habla de “industria”, en Argentina ¿la industria es la televisión?
–Sí, paradójicamente sí. Eso es algo que se dio en época de Julio Mahárbiz, porque necesitó el apoyo de ese sector y se armaron compañías donde está integrada la televisión. Uno cuando estrena una película no la puede estrenar con los mismos medios, es casi una competencia desleal para una película independiente, que son estas que están en el medio: La niña santa, El bonaerense o Un oso rojo. Sí, la “industria” es la televisión. Lo que es lamentable es que la televisión no haga su aporte al cine desde las precompras que había antes.
–¿No es injusto que el cine termine fomentando a la televisión?
–Sí, me parece totalmente injusto. Por ejemplo, la ley de lo que habla es de una cuota de pantalla y esa cuota de pantalla tendría que ser exigida no sólo en salas sino también en la televisión. La televisión tendría que tener establecida una cuota de pantalla para comprar el cine que hacen los productores de cine. Porque del otro lado es imposible que un productor independiente pueda captar la cantidad de espectadores que captan las películas hechas por la televisión, por los medios de los que disponen: miles y miles de segundos de publicidad.