ESPECTáCULOS
La chamarrita y el revólver
“Chamarrita de los milicos fue escrita de un tirón en la mesa de un bar de Bulevar Artigas y 18 de Julio, el 27 de enero de 1970. Ese día había nacido mi hija Carla Moriana y yo sentía que le estaba escribiendo al que no pudo ser su abuelo, mi padre adoptivo, Carlos Durán, quien siendo coronel colorado había terminado de milico en los años ‘40”, relata Zitarrosa en el libro que acompaña al disco. “Pobres como éramos, yo recuerdo el gran revólver de mi padre, descargado, que él guardaba en un cajón del trinchante, después de quitarse las correas, cada noche o cada mañana, según las guardias. Las balas, siempre separadas, olían a todas las cosas que allí guardaba mamá. Yo no podía imaginarme de qué modo se abrían, ni qué demonios tenían adentro que eran tan peligrosas. Pero eran, esas balas y ese revólver, el lujo subalterno de aquella humilde casa, una prenda del Estado –así me decían– que mi padre portaba como una penitencia no exenta de cierto orgullo vacilante.”