ESPECTáCULOS
Tres fragmentos, tres viajes sin rumbo
Disfrazado: “Me voy hacia el cielo adonde me espera el cielo. Me voy decepcionado, pensé que alguien se iba a dar cuenta de que no soy como vosotros. Supongo que no se pueden imaginar una tormenta de rocas, que tampoco podría resistir ni una pulgada de ustedes al ser expuestos a un medio gaseoso, un planeta que no tiene núcleo, ni siquiera pueden salir de su propia atmósfera que está acá nomás, a 20 km. Pero bueno, parece que soy yo el que no entiende nada, el que no se adapta. (...) Pasé uno de los momentos más aburridos de los últimos 512 años, mirándote. Se perdieron de que los rescate por su exceso de inocencia. Se pasaron de inocentes. Una punta que toca la otra punta es una serpiente”.
Fragmento de Sigo mintiendo, de Mariana Chaud (Teatro El Doble, Araoz 727).
Capitán: “Arrastré a mi hija hasta el cuarto, la tiré sobre la cama y la examiné como un médico forense “el himen estaba desgarrado”, quité lo poco que quedaba de esa membrana y lo atesore aquí para siempre (pone una cajita sobre la mesa). Reclamé por el nombre del autor... no me respondía, gritaba: “Fui yo, papá. Fui yo...” Golpeé a mi hija. Usted sabe lo que es machacar la carne de su propia hija. Comprendí que todo horizonte de pequeña felicidad doméstica había sido arrasado. Fui hasta la unidad; saqué la tanqueta y juré buscar a ese hombre casa por casa, pueblo por pueblo hasta encontrarlo”.
Olivos, sainete de ruta, creación colectiva (Sportivo Teatral, Thames 1426).
Coty: “Ya estamos. Sentate, Sibaldo, de ahí vas a ver bien. ¿Listo? (Se pone guantes; señala con un puntero una lámina de una rata descuartizada). Aunque vos no lo creas este es un cadáver que da vida, por eso quería que vinieras a casa, para ilustrar la conversación (...) Uno termina encariñándose; hace como un año que la conozco. Viví sus transformaciones. Desde que nació hasta que murió. Por eso es tan importante para mí contártelo a vos, que sos una persona tan sensible, por su actividad...”
Como las ratas, de Susana Gutiérrez Posse (Elkafka, Lambaré 866).