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Isabel Monzón, psicoanalista, encabeza una cruzada contra Agrandadytos, entendido como síntoma de un trato televisivo que considera abusivo. No sólo allí puede verse el vínculo demasiado amistoso, la caricia de más, el piropo a la de 5 o el diálogo monotemático sobre noviazgos y levante. Pero lo de Dady Brieva, cuando le quiso ver la bombachita a la de 3, fue extremo y provocó reacciones airadas. “En lo personal –contestó Pablo Martins, productor general de Promofilm– acepto la responsabilidad que me toca puntualmente en este tema, pero no comparto el resto de sus apreciaciones acerca del programa.” A lo cual Monzón respondió que “no hay ningún juego inocente en la acción de Brieva: el conductor no obra con buenas intenciones. Le pido que me responda ¿por qué utilizan chicos en el programa? ¿Por qué años anteriores iba en el horario de protección al menor? Ese programa no debería existir, es menester que le den de baja”. Monzón, alarmada por el crescendo de Agrandadytos, aun después de su denuncia sobre el episodio de la bombachita, sigue su avanzada: “El conductor le pregunta a un pibe si sería capaz de enamorarse de la esposa de Brieva. ‘Soy muy chiquito’, contesta el niño. Es difícil poner en palabras lo que vimos; son escenas y actitudes en las que no priman las palabras sino los actos”.