Por la crisis, los policías griegos se podrán alquilar para tareas que van desde “escoltar explosivos, materiales peligrosos u objetos privados de gran valor” hasta entrenar fuerzas de seguridad privadas o participar en películas o series de televisión. Un agente se cotizará a treinta euros la hora y un coche patrulla a diez euros la hora. Lo que se recaude irá a un fondo para cubrir costos de equipamiento ya que, con un promedio de tres manifestaciones por día en Atenas, la policía gasta mucho gas lacrimógeno y otros materiales que la obligan a hacer constantes nuevas adquisiciones.