Martes, 10 de abril de 2012 | Hoy
SOCIEDAD › UNA MUJER TRANS DEL PUEBLO DE VICHIGASTA, LA RIOJA, PRESENTó UN PEDIDO DE CAMBIO DE IDENTIDAD
Pidió a la Justicia que le permita modificar su DNI, en el que fue inscripto como varón. No quiere operarse. Es reconocida en todo el pueblo y tiene la aprobación del cura párroco y de una senadora.
Por Mariana Carbajal
Con el apoyo de todo el pueblo riojano de Vichigasta, de donde es oriunda, incluido el cura párroco, una mujer trans de 49 años presentó ayer un recurso de amparo en la Justicia para pedir el cambio de nombre y sexo en el DNI y la partida de nacimiento. La acompañaron a los tribunales de la capital provincial su mamá y su papá, humildes agricultores de alrededor de 80 años, sus hermanos, amigos, compañeros de trabajo y la senadora kirchnerista Teresita Luna, que respalda su reclamo. “Estoy muy feliz. Hoy es mi cumpleaños. Casi que me están anotando de nuevo”, se emocionó Mariana de los Angeles Quinteros, en diálogo con Página/12, poco después de iniciar el trámite judicial, con el cual busca desterrar el nombre masculino con el que fue inscripta al nacer como varón en la oficina del Registro Civil de Vichigasta. Su sueño, dice, es que en su legajo de empleada municipal figure el nombre con el que la conocen todos desde que es adolescente en la localidad, donde es una reconocida referente social.
Tierra de plantaciones de nogales, Vichigasta está ubicada en el departamento de Chilecito, a unos 64 kilómetros de la ciudad de La Rioja. La presentación del amparo es parte de la estrategia de visibilización de la problemática de las personas trans, que esperan que el Senado apruebe pronto la ley de identidad de género, que obtuvo media sanción de Diputados a fin de 2011, y que permite a quienes lo soliciten modificar su nombre y el sexo en el DNI, sin tener que recurrir a la Justicia.
Según indicó a este diario la senadora Luna, en La Rioja no hay antecedentes de un pedido similar al de Mariana, con excepción de una persona que varios años atrás se sometió a una operación de adecuación de sexo en Chile y obtuvo el aval de la Justicia para modificar su partida de nacimiento y DNI de acuerdo con su nueva identidad. Mariana no recurrió a una cirugía de ese tipo. No está en sus planes. Difícil darse cuenta al verla hoy que nació como un varón. Mariana es una señora. Dice que se siente mujer desde muy pequeña. “Desde muy temprana edad, sentí un deseo irrefrenable de vestirme y relacionarme conforme al sexo femenino. En mi más íntimo ser me sentía distinta. A los diez años tengo mi última foto entre niña y niño. Y desde los 11 o 12 años me empecé a llamar Mariana”, recordó ayer. Su DNI la nombra como Víctor Lucio Quinteros. Pero desde siempre en su casa la llamaron “Vicky”, un apodo que la ayudó a ocultar el “Víctor”. Pero ella eligió llamarse Mariana de los Angeles.
Nació en una familia muy humilde de agricultores, en Vichigasta. Tuvo la suerte que otras personas trans tal vez no han tenido: sus padres, Natividad Antonia Quinteros y Rafael Cabrera, la acompañaron siempre en la búsqueda de su identidad sexual. Al punto de que, a pesar de sus escasos recursos, don Rafael la llevó a consultar médicos en Córdoba y Mendoza y finalmente Mariana inició, con el consentimiento de sus padres, terapias hormonales. “Ese tratamiento produjo cambios apreciables en mi físico, que me permitieron alcanzar una razonable feminización”, dice en el recurso de amparo que presentó ayer, con el patrocinio de los abogados Francisco Lattuca y Ramiro Francisco. Como a otras personas trans, con un nombre distinto al de su identidad elegida, se le hizo difícil terminar sus estudios secundarios y conseguir un empleo estable. Mariana cuenta en el recurso de amparo que tuvo que emigrar junto a sus padres a Córdoba y Buenos Aires “para evitar la discriminación que se sufre especialmente en comunidades pequeñas como la nuestra”. Trabajó como niñera, lavacopas, hizo transformismo en clubes nocturnos, fue ayudante terapéutica de personas discapacitadas y ancianas. Hasta que por la edad de sus padres, ya mayores, volvió a su terruño hace varios años y encontró allí, en el pago chico, una comunidad que la abrazó sin condiciones. Mariana se convirtió en referente social de su pueblo. “La han propuesto como madrina para un jardín maternal”, destacó la senadora Luna. “Hoy tengo la mayor felicidad, contar con el afecto y reconocimiento de mi amada comunidad de Vichigasta, que me respeta como soy, que me acompaña en este reclamo para poder realizarme definitivamente como persona”, dice Mariana. Es una activa feligresa en la parroquia local, donde tiene el apoyo del padre Lorenzo, “un cura de criterio amplio”, lo define ella. “Voy a misa, leo los salmos. Y tengo varios ahijados, pero no puedo ser madrina oficial por este problema de mi nombre”, agrega. Dice que en La Rioja hay “muchísimas compañeras trans” que sufren discriminación. “Sabés lo difícil que es cuando estás enferma que te internen en el hospital en una sala de hombres cuando sentís que sos una mujer”, describe. Tiene una hija de crianza, que hoy tiene 27 años, y es la hija de quien fuera su pareja por 11 años, una relación que terminó. Mariana trabaja en la Secretaría de Gobierno del municipio y actualmente vive con sus padres. “Yo sí puedo decir que soy profeta en mi tierra”, dice, orgullosa por el amplio respaldo que su comunidad le brinda en esta batalla legal por el cambio de nombre.
Como otros recursos de amparo presentados previamente en otros puntos del país con un reclamo similar, el suyo fundamenta el pedido en el derecho a la identidad personal, a la autonomía, a la integridad y a la no discriminación en la Constitución nacional y en tratados de derechos humanos incorporados a la Carta Magna. Y pide la declaración de inconstitucionalidad de varios artículos de la Ley del Nombre (18.248), entre otros el 15, que impide que una persona pueda cambiárselo sin una resolución judicial.
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