Hoy abre sus puertas la Bienal de Arte de San Pablo y por ellas irrumpirá con fuerza la realidad latinoamericana. Todos los expertos coinciden en que este año la atención estará centrada en las obras que exponen los conflictos sociales, políticos, religiosos y raciales que atraviesan la región y en las polémicas que sin duda desatarán. La primera llegó antes de la apertura, cuando en repudio a los ataques israelíes sobre Gaza, un grupo de 55 artistas reclamó que se devuelva el apoyo financiero brindado por Israel a la Bienal. Lo consiguieron, aunque la organización no se resintió demasiado: el costo de la muestra se calcula en casi 10 millones de dólares y el aporte resignado alcanzaba a unos 40.000 dólares.