El hecho ocurrió el 26 de diciembre en Chicago, en medio de la seguidilla de casos de gatillo fácil con connotaciones raciales en Estados Unidos. Ese día, un policía blanco mató a un adolescente negro que supuestamente tenía un brote psicótico. Los tiros fueron varios y uno de ellos acabó además con la vida de una vecina del muchacho. Ahora, el policía argumenta no sólo que estuvo obligado a dispararle al joven, sino que está traumado por haber matado a la mujer. “El dañado es mi cliente, que se siente horrible de que Bettie Jones esté muerta por las acciones que él se vio forzado a cumplir”, dijo el abogado del agente. Y reclama que la familia del chico indemnice al policía que lo asesinó.