Jueves, 16 de febrero de 2012 | Hoy
PSICOLOGíA › UNO Y OTRO Y OTRO Y OTRO..., TAMBIéN EN EL VARóN
En distintas oportunidades –siempre en febrero– esta sección intentó y alguna vez logró empaparse en los misterios del múltiple orgasmo femenino. Entretanto, entre los lectores varones crecía un reclamo: “¡Justicia!”. Sensible a ese clamor, la sección Psicología anuncia que el orgasmo igualitario es ya una realidad y explica cómo lograrlo.
Por Mantak Chia *
Tal vez ya hayas experimentado los orgasmos múltiples. Aunque pueda parecer algo sorprendente, muchos hombres son multiorgásmicos antes de entrar en la adolescencia y empezar a eyacular. Las investigaciones de Alfred Kinsey sugirieron que más de la mitad de los muchachos preadolescentes podían tener su segundo orgasmo poco después del primero y que casi un tercio podía tener hasta cinco orgasmos o más, uno detrás de otro. Esto llevó a Kinsey a afirmar que “se puede alcanzar el clímax sin eyaculación”.
Pero los orgasmos múltiples no están limitados a los preadolescentes. Kinsey continúa: “También hay hombres mayores, incluso de treinta años o más, que pueden igualar estos resultados”. Herant Katchadourian, en su libro La sexualidad humana, añade: “Algunos hombres pueden inhibir la emisión de semen al tiempo que experimentan las contracciones orgásmicas: en otras palabras, tienen orgasmos sin eyacular. Tales orgasmos no parecen estar seguidos por un período refractario (pérdida de erección), lo que permite a estos hombres tener orgasmos múltiples como las mujeres”.
¿Por qué la mayoría de los hombres pierden la capacidad de ser multiorgásmicos? Posiblemente, para muchos de ellos la experiencia de la eyaculación es tan intensa que eclipsa la del orgasmo, haciendo que no puedan distinguir entre ambas. Un hombre multiorgásmico describió así su primera eyaculación: “Todavía lo recuerdo con claridad. Estaba teniendo un orgasmo, lo que era habitual, pero esta vez salió bruscamente de mí un chorro de líquido blanco. Creí morir. Juré a Dios que no volvería a masturbarme, propósito que duró más o menos un día”. Como el orgasmo y la eyaculación ocurren a los pocos segundos uno de otro, es muy fácil confundirlos. Para hacerte multiorgásmico, debes aprender (o quizá reaprender) a separar entre las distintas sensaciones de la excitación y a disfrutar del orgasmo sin traspasar la cima de la eyaculación. Entender que el orgasmo y la eyaculación son dos cosas diferentes.
Probablemente las investigaciones más extensas realizadas en laboratorio sobre la capacidad multiorgásmica masculina sean las llevadas a cabo por William Hartman y Marylin Fithian. Estos investigadores hicieron pruebas a treinta y tres hombres que afirmaban ser multiorgásmicos, es decir, capaces de tener dos o más orgasmos sin perder la erección. Así, mientras estos hombres mantenían relaciones sexuales con sus parejas en el laboratorio, Hartman y Fithian registraron su ritmo cardíaco, que es, a juicio de los investigadores, el mejor método para identificar los orgasmos. En reposo, el ritmo cardíaco masculino tiene una media de unas 70 pulsaciones por minuto; durante el orgasmo el ritmo casi se dobla, elevándose a 120 pulsaciones; y después del orgasmo, el corazón recupera el ritmo de reposo. También midieron las contracciones pélvicas (más obvias en el movimiento de tensión involuntaria del ano), que coinciden con el aumento del ritmo cardíaco durante el orgasmo. Sus hallazgos fueron sorprendentes: los gráficos de excitación sexual de estos hombres eran idénticos a los de las mujeres multiorgásmicas. Quizá los hombres y las mujeres sean más parecidos de lo que solemos pensar. Evolutivamente, esta similitud tiene sentido, ya que los genitales masculinos y femeninos proceden del mismo tejido fetal.
En su conocido El punto G y otros descubrimientos recientes sobre sexualidad humana, Alice Ladas, Beverly Whipple y John Perry, afirman que la sexualidad masculina y femenina son casi idénticas. Además de su conocido descubrimiento del “punto G”, también sugieren que los hombres pueden experimentar orgasmos múltiples, como las mujeres. En la investigación dirigida por Hartman y Fithian, la media de orgasmos de los hombres multiorgásmicos fue de cuatro. Algunos tenían un mínimo de dos, y ¡uno de ellos llegó a tener hasta dieciséis! En otro estudio llevado a cabo por Marion Dunn y Jan Trost, la mayoría de los hombres declaraban haber tenido entre dos y nueve orgasmos por sesión.
Llegados a este punto, es importante mencionar que la sexualidad taoísta no se basa en llevar la cuenta de los orgasmos, sino que más bien trata de cultivar una sexualidad sana y satisfactoria. Así, puedes sentirte satisfecho con uno, con tres o con dieciséis orgasmos: cultivar la sexualidad significa profundizar en el placer corporal y aumentar la capacidad de intimar con tu pareja. Cada persona y cada experiencia sexual es diferente, por lo que el número “justo” de orgasmos dependerá del deseo que tú y tu compañera tengáis en ese momento. Cuando te hagas multiorgásmico, no tendrás que preocuparte por durar más tiempo o por cuántos orgasmos tiene tu compañera, porque ambos podrán tener todos los orgasmos que quieran.
Por extraño que parezca, para aprender a controlar la eyaculación y a hacernos multiorgásmicos comenzamos fortaleciendo y profundizando la respiración. Como se afirma en todas las artes marciales y en las prácticas meditativas, la respiración es la puerta que nos permite controlar el cuerpo. La respiración es al mismo tiempo voluntaria e involuntaria. En otras palabras, habitualmente respiramos sin pensar en ello, pero podemos elegir cambiar el ritmo o la profundidad de nuestra respiración. Esta utilización de la mente para cultivar el cuerpo es la base misma del kung fu sexual. La respiración también está relacionada con el ritmo cardíaco. Si respiras rápida y superficialmente, como después del ejercicio físico intenso, el ritmo cardíaco aumenta. Si respiras lenta y profundamente, el ritmo cardíaco disminuye. Como aprendimos anteriormente, el ritmo cardíaco elevado es una de las características del orgasmo y la respiración rápida es un signo de que nos estamos acercando a él. Por tanto, el primer paso para controlar el ritmo de la excitación, y por tanto la eyaculación, es respirar lenta y profundamente.
La mayoría de nosotros respiramos muy superficialmente, habitualmente con el pecho y hombros, lo que hace que nuestros pulmones sólo puedan absorber una pequeña cantidad de oxígeno. La respiración abdominal (la respiración profunda que llega hasta el fondo de los pulmones) es la forma de respirar de los niños recién nacidos. Si observas respirar a un bebé dormido, verás que todo su vientre asciende y desciende con cada respiración. Respirar con el vientre nos permite reemplazar el aire estancado en el fondo de los pulmones por aire fresco y lleno de oxígeno. Es la forma más sana de respirar, pero perdemos este hábito natural cuando la ansiedad y el estrés hacen que acortemos la respiración. Esta respiración corta, producto de la ansiedad, está limitada a la parte superior del pecho. Cuando nos sentimos felices y nos reímos, volvemos a respirar con el abdomen. En este ejercicio aprenderás a respirar con el abdomen como cuando eras un niño.
Unos minutos diarios de respiración abdominal enseñarán a tu cuerpo a respirar profundamente por sí mismo, incluso cuando estés dormido. En medio del calor de la pasión, la capacidad de controlar la respiración será esencial para no precipitarse en la eyaculación y expandir la sensación de orgasmo por todo el cuerpo. Cuando hayas aprendido a no eyacular, es muy importante seguir haciendo este ejercicio de respiración profunda o sencillamente practicar la respiración profunda según tu propio criterio. Te ayudará a hacer circular la energía sexual por todo el cuerpo y a que tus órganos la absorban. La respiración abdominal también masajea los órganos y la próstata y puede aliviar la sensación de congestión que muchos hombres sienten cuando empiezan a dejar de eyacular.
No es tan importante espirar a través de la nariz como inspirar, pero siempre es preferible. Sin embargo, algunos prefieren espirar por la boca cuando respiran profundamente. Adopta el hábito que mejor funcione en tu caso.
Si te cuesta mucho respirar con el abdomen, como les sucede a muchos occidentales, en lugar de la respiración puedes practicar la risa abdominal. Es el tipo de risa que hace temblar todo el abdomen. No es la risa falsa del vendedor, sino la risa auténtica que compartes con tus amigos íntimos. Es el tipo de risa que puede hacer que te duela el estómago, ya que la mayoría de nosotros no estamos acostumbrados a usar esos músculos con frecuencia. Para reírte con el abdomen, siéntate en una silla manteniendo la espalda recta, apoya los pies en el suelo y manténlos separados aproximadamente a la misma distancia que los hombros. Sitúa las manos sobre el abdomen y comienza a reírte (desde el vientre). Siente cómo vibra tu estómago. Esta risa abdominal te ayudará a relajar el diafragma y te permitirá respirar desde el abdomen. También te ayudará a generar mucha energía, que más tarde podrás hacer circular por el cuerpo para mejorar tu salud y la calidad de tus orgasmos.
Ha llegado el momento de desarrollar tu fuerza sexual. El músculo pubococcígeo, o músculo PC, es la banda muscular que se extiende desde el hueso púbico en la parte anterior del cuerpo hasta el coxis en la posterior. La mayoría de los hombres sienten el músculo coccígeo en el perineo, justo detrás de los testículos y delante del ano. Es el músculo que usamos para retener la micción cuando no podemos encontrar un urinario. El músculo PC también es el responsable de las contracciones rítmicas de la pelvis y del ano durante el orgasmo. En El punto G, Ladas, Whipple y Perry describen la importancia del músculo PC: “Si los hombres desarrollan la fuerza de su músculo pubococcígeo, también pueden aprender a ser multiorgásmicos y a distinguir entre orgasmo y eyaculación”. Los orgasmos parten de la próstata, por lo que aprender a presionarla con los músculos pélvicos es esencial. Además de tener más y mejores orgasmos, por medio de estos ejercicios impedirás el endurecimiento y la dilatación de la glándula próstatica, lo que te ayudará a evitar o a sanar los problemas de próstata.
El músculo PC (que rodea la glándula prostática) es como una válvula que rodea a los genitales, la cual debes aprender a abrir y cerrar. Este músculo entra en funcionamiento cuando intentas expulsar las últimas gotas de orina. Las mujeres lo sienten muy claramente cuando paren; igualmente, aquellas que han fortalecido sus músculos PC pueden sujetar y presionar el pene en su vagina, con lo que aumentan las sensaciones para ambos miembros de la pareja.
Asimismo, el músculo PC es el que permite a los animales menear la cola. Curiosamente la palabra pene significa literalmente “cola” en latín. Con estos ejercicios aprenderás a “mover tu cola”, con lo que fortalecerás las erecciones, harás los orgasmos más intensos y podrás distinguirlos de la eyaculación.
Según los autores de El punto G, un hombre con un músculo PC sano debe ser capaz de levantar una toalla colocada sobre su pene erecto con una contracción del músculo (en prácticas taoístas más avanzadas puedes incluso aprender a utilizar pesos para fortalecer tus músculos pélvicos). Por ahora puedes intentar levantar y bajar una toalla, pero evita hacerlo en público. Como señalan los autores de El punto G, “la ansiedad que produce actuar ante un público es el gran enemigo de la erección masculina”.
Para los maestros taoístas, la masturbación (que ellos llamaron práctica solitaria o ejercicio genital) era la manera esencial de lograr el control eyaculatorio y de aprender a hacer circular la energía sexual para revitalizar todo el cuerpo. (Recuerda que la práctica solitaria, que llamaremos autocultivo o autoplacer, no incluye la eyaculación.)
El placer con uno mismo no puede sustituir la práctica sexual con una pareja, pero puede constituir un complemento valioso. Un estudio reciente llevado a cabo a nivel nacional y patrocinado por la Universidad de Chicago ha descubierto que las personas que practican el sexo de manera regular con su pareja tienden a darse placer a sí mismos con más frecuencia que los que no lo hacen.
Para darte placer a ti mismo, empieza por lubricarte el pene. El lubricante hará que aumenten tus sensaciones. Date placer como prefieras y recuerda que debes masajear y estimular la totalidad del pene, el escroto y el perineo. Intenta mantenerte consciente de tu nivel de excitación: date cuenta del hormigueo que sientes en la base del pene, de los distintos estadios de la erección; siente cómo aumenta el ritmo cardíaco.
Si no acostumbras a tocarte el escroto, quizá quieras probarlo. Los testículos pueden mostrarse especialmente sensibles a un toque ligero, y muchos hombres disfrutan también cuando tiran del escroto. Frotar los testículos aumenta la producción de testosterona, lo que añade potencia al cuerpo, aumentando la producción de esperma y mejorando la salud general.
El perineo es un punto esencial de la sexualidad. Durante la masturbación debes explorar el perineo y el punto del Millón de Piezas de Oro: está en el perineo, justo delante del ano. Cuando presionas en el lugar correcto debes sentir una pequeña hendidura. Presionar sobre este punto justo antes de eyacular te ayudará a detener el reflejo eyaculatorio, pero de momento sólo estás explorando por placer. Cuando presionas o aprietas este punto envías más sangre hacia el pene, lo que puede provocar sensaciones agradables. Una presión intensa y rítmica aplicada en este lugar imita las contracciones de la próstata que acompañan a la fase contráctil del orgasmo. Es preferible estimular el punto del Millón cuando se ha logrado la erección y se está muy excitado, ya que el pene se excita e hincha de adelante hacia atrás. Si no sientes ninguna sensación o si sientes una sensación incómoda, detente y espera a estar más excitado. Si este lugar no llega a excitarte sexualmente, vuelve a centrarte en el pene y en el escroto.
Cuando estés cerca de la eyaculación, detente y espera. Intenta sentir las contracciones del músculo PC y del ano durante la fase contráctil del orgasmo, pero no debes sorprenderte si tardas algún tiempo en sentirlas sin eyacular. También puedes presionar el músculo PC que rodea a la próstata si ésta comienza a contraerse y temes rebasar el límite. Una vez recuperado el control, puedes volver a empezar todas las veces que quieras y continuar todo el tiempo que desees. Si puedes experimentar las contracciones involuntarias del músculo PC durante la fase contráctil del orgasmo sin eyacular, ya estás en el camino que te llevará a ser un hombre multiorgásmico. Y si llegas a tener dos miniorgasmos, ¡ya lo has conseguido! Al principio estos orgasmos no serán muy intensos, no sentirás temblar la tierra, pero acabarán extendiéndose a todo el cuerpo. De momento, dedícate a disfrutar los temblores que te producen estos miniorgasmos. Un hombre multiorgásmico explicó su experiencia con estas palabras: “Cuando estoy a punto de llegar a la eyaculación, me detengo, me relajo y respiro. Es como si me dejara ir o me dejara caer hacia atrás en un orgasmo sin eyaculación. A veces siento un tirón placentero en la próstata. Otras veces lo siento por todos mis genitales y es tan intenso como un orgasmo eyaculatorio (más intenso incluso). Mi esposa no suele saber si he eyaculado o no hasta que se lo digo”.
* Texto extractado del libro El hombre multiorgásmico (Ed. Neoperson).
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