SOCIEDAD
Secuestro
Dos hombres fueron detenidos ayer acusados de ser parte de la banda que secuestró al hijo de un empresario de la construcción. Miguel Latrechiana, de 24 años, fue liberado después de que su familia pagara un rescate de 126.000 pesos, tras haber estado 48 horas cautivo de un grupo de delincuentes. Había sido secuestrado el lunes pasado en el corralón de materiales de su padre, en Villa Maipú. Aquella mañana cuatro hombres llegaron hasta el establecimiento y uno bajó para pedir un presupuesto de materiales. Luego le dijo a Latrechiana que no sabía si lo que había pedido entraría en el baúl del vehículo y le pidió que lo acompañara a ver si de algún modo lo podían acomodar. Cuando se acercó al auto –que había sido robado esa madrugada– lo obligaron a subir y escaparon con él. Un empleado del corralón vio el hecho y avisó al hermano de la víctima. Ese mismo día, Mariano –hermano de Miguel– recibió una comunicación telefónica de los delincuentes que le solicitaban 300.000 pesos para liberarlo. El hermano realizó la denuncia policial pero tuvo que seguir ciertas instrucciones de los secuestradores. Por eso, debió concurrir al cruce de la calle Savio y las vías del tren Mitre, para recibir un celular a través del cual se llevaría a cabo la negociación. En ese lugar, la policía detuvo a dos hombres, de entre 25 y 29 años, que estaban colgando un teléfono de un alambrado. Ambos tienen numerosos antecedentes penales por robo. Están considerados como integrantes periféricos de la banda, es decir, que tenían conocimiento del secuestro pero no habían participado directamente de su planificación. Uno de ellos había salido hace poco tiempo de una cárcel bonaerense. Luego de la detención, la negociación se puso muy tensa pero finalmente los secuestradores accedieron a rebajar la cifra hasta 126.000 pesos. Latrechiana no estuvo secuestrado en un sólo lugar, ya que los delincuentes lo movieron varias veces para evitar ser descubiertos. El joven fue liberado en la madrugada de ayer sano y salvo en Haedo, aunque estaba “psicológicamente destruido por las durísimas horas de cautiverio”, según explicaron los investigadores.