Desde Mar del Plata

“La decisión está tomada, los boliches de Alem se van a mudar a la escollera norte, pero todavía hay muchas cosas por solucionar y es casi imposible que el traslado se concrete antes de la próxima temporada de verano.” Guillermo Barañano es miembro de la Asociación Vecinal de Fomento Leandro N. Alem, que desde 2002 viene reclamando a la Municipalidad de General Pueyrredón que ponga fin a la actividad nocturna de una veintena de pubs de la calle Alem. Los comercios están habilitados sólo como restó-bar, pero por las noches se corren las mesas y empieza el baile, que se prolonga hasta el amanecer. Los vecinos se quejan por los “ruidos molestos” y el “descontrol” que generan miles de jóvenes que noche a noche, durante el verano, se concentran no sólo en los pubs sino también en la calle, provocando el enojo de los adultos que viven en la zona. El intendente Gustavo Pulti prometió que el traspaso se hará “cuanto antes” y la decisión fue corroborada por el Concejo Deliberante, pero surgieron controversias que hacen pronosticar que el carnaval de Alem va a seguir, cuando menos, hasta el verano de 2010.

El sector de la escollera norte donde se asentarían los boliches comienza donde termina el balneario de Playa Grande y se extiende hasta la Base Naval de Mar del Plata (ver nota aparte). La comisión técnica del llamado Plan Estratégico de la comuna local emitió un dictamen favorable al traslado, que incluye la adecuación del predio mediante una inversión del municipio en servicios de los que hoy carece el lugar: luz, agua, gas, cloacas. Eso demandará, para la administración Pulti, un costo de dos millones de pesos, según los cálculos más optimistas, porque hay quienes afirman que el gasto será mucho mayor. La construcción de los 20 o 25 pubs propiamente dichos, que se instalarán allí, correrá por cuenta de los empresarios privados que hoy tienen sus locales sobre la concurrida calle Alem.

El proyecto está aprobado desde agosto de 2008 y se presumía que iba a estar terminado en un año, pero surgieron complicaciones de variado tipo. Los dueños de los boliches de la avenida Constitución, por ejemplo, han puesto el grito en el cielo porque fueron dejados de lado en la iniciativa, que desde el vamos sólo incluía a los pubs de Alem, que son los únicos que están en conflicto. Mauricio Kenis, de la Cámara de Bailables y Afines, salió a decir públicamente que el gobierno municipal les había dicho que tenían “grandes posibilidades de participar del proyecto, pero evidentemente nos dejaron afuera”.

La cámara que preside Kenis agrupa a seis bailables de Constitución: Paradais, Esperanto, Chocolate, Sobremonte, Bhagavan y Pin Up. Kenis recordó que ellos trabajan “la noche de Mar del Plata desde hace 50 años” y por eso reclaman un sitio en una zona a la que, a juzgar por tanto interés, se le adjudicarían muchas posibilidades de éxito comercial. Sabido es que muchos chicos comienzan, a la 1 de la madrugada, la “previa” en Alem y luego, muchos de ellos, la siguen en Constitución. Los bolicheros que encabeza Kenis pretenden que su negocio empiece más temprano, pero el proyecto contempla la construcción de 25 locales, que ya tienen 22 destinatarios, los actuales boliches de Alem. Quedan tres lugares y hay seis aspirantes.

Barañano le dijo a este diario que los vecinos están agrupados desde hace 13 años y que desde fines de 2002 vienen peleando contra los pubs de Alem, acompañados en su lucha por el diario La Capital, que en sus editoriales habla de la “malsana nocturnidad” de los jóvenes que llenan esa calle y que “condenan al insomnio permanente a gran parte de los pobladores de esa privilegiada zona”. Los vecinos tienen hoy de su parte al intendente Pulti y a los ediles oficialistas que, como no son mayoría (de las 24 bancas sólo retienen 7), tienen que pelear en desventaja con la oposición. Ni siquiera hay acuerdo en el oficialismo, porque la concejal Viviana Roca ha planteado que tal vez sería mejor el traslado de los pubs a la zona de Punta Mogotes, más alejada del centro de la ciudad. Pablo Villar, titular de la Cámara de Restaurantes, Bares y Afines, dijo que los comerciantes de Alem “sólo aceptamos la oferta de traslado a la escollera norte, que es la única seria que se ha recibido”.

Otros ediles de la oposición señalaron, con acierto, que hay que pensar en los temas de seguridad –de los chicos que van a bailar y no sólo de los vecinos–, dado que la escollera norte es una zona muy cercana al mar, que hoy tiene un difícil acceso, que está en plena zona portuaria, con movimiento permanente de buques, y que no estaría preparada para absorber, cada noche, la presencia de miles de adolescentes envalentonados por el verano, el baile y la bebida. De todos modos, los técnicos del Plan Estratégico determinaron que el lugar, con los trabajos que hay que realizar, “es compatible con todos los usos previstos y hay espacio suficiente para todos”, según le dijo a este diario el presidente del Concejo Deliberante, Marcelo Artime.

El director de Inspección General, José María Lopetegui, ratificó la decisión del gobierno de trasladar los pubs de la calle Alem y aseguró que ya están previstas “todas las partidas presupuestarias” para las obras destinadas a proveer los servicios necesarios. “Lo que ocurre –aclaró– es que surgieron nuevas discusiones sobre el lugar de traslado, sobre costos y otros temas que permiten anticipar que no se va a poder realizar la obra en los plazos previstos inicialmente”, que concluían en agosto o septiembre de este año.