SOCIEDAD › EL CUñADO DE MARíA MARTA IRá A JUICIO POR ENCUBRIMIENTO

Bártoli, con la familia unida

La Corte Suprema rechazó un nuevo intento de Guillermo Bártoli de evitar el banquillo en el juicio por el encubrimiento del asesinato de María Marta García Belsunce. Bártoli, cuñado de la socióloga asesinada en octubre de 2002, había solicitado ante la Corte la anulación de la elevación a juicio que llevó a cabo el Juzgado de Garantías 1 de San Isidro y que contó con el respaldo no sólo de la Cámara, sino también el del tribunal Penal de Casación bonaerense y hasta de la Suprema Corte de la provincia.

Los jueces Ricardo Lorenzetti, Elena Highton de Nolasco, Raúl Za-ffaroni, Carlos Fayt, Enrique Petracchi, Juan Carlos Maqueda y Carmen Argibay firmaron el fallo en el que rechazaron directamente la presentación de la defensa de Bártoli por entender que no era procedente en esa instancia. Es que ya está en proceso el juicio oral en el que el cuñado de García Belsunce será el principal protagonista y el segundo que se lleva a cabo por la dudosa muerte. En el primero se juzgó al marido de la víctima, Carlos Carrascosa.

Con él compartirán el banquillo de los acusados Horacio García Belsunce (h) y John Hurtig, hermanos de la víctima; Constantino Hurtig, marido de su madre; la masajista Beatriz Michelini y el médico Juan Ramón Gauvry Gordon, que llegó al lugar aquella tarde en la que todo se presentaba como un accidente. También será de la partida el vecino de la mujer Sergio Binello, que al igual que Bártoli fracasó en su intento de revocar su procesamiento. La vecina y amiga de María Marta, Pichi Taylor fue sobreseída.

Los familiares de la víctima están sospechados de encubrimiento del crimen –aunque entre ellos se estaría buscando al autor del asesinato– por la manera en que se comportaron apenas ocurrió el deceso, situación que se expuso durante el primer proceso judicial en nombre del hecho y en el que se condenó al marido de García Belsunce, sólo por encubrimiento y no por autoría.

María Marta García Belsunce tenía 50 años y era vicepresidenta de la agrupación Missing Children cuando fue asesinada, el 27 de octubre de 2002, en su casa del country Carmel de Pilar. Tras la muerte, los familiares sostuvieron que la mujer había sufrido un accidente en la bañera y se había golpeado la cabeza con una canilla, eludiendo a la policía. Incluso consiguieron labrar un certificado de defunción que decía que la mujer había sufrido un paro cardiorrespiratorio. Una autopsia reveló, luego, que el cuerpo tenía cinco balazos en la cabeza.

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