SOCIEDAD › AL GORE, GANADOR DEL OSCAR Y PREMIO NOBEL DE LA PAZ, DE RECORRIDA EN LA ARGENTINA

De gira contra el cambio climático

El ex vicepresidente de Estados Unidos dictó en Tigre una conferencia sobre el calentamiento global para empresarios y famosos que previamente pagaron entrada. Expuso sus tesis sobre el desastre. Y sus propuestas sobre cómo mitigarlo.

 Por Soledad Vallejos

Al Gore disertó en el Tigre, en una carpa especialmente armada para cobijar, en la ocasión, a una concurrencia numerosa y ecléctica (alrededor de 300 empresarios, celebrities y políticos) que durante algo más de una hora siguió el asombroso temario del ex vicepresidente más famoso de la historia reciente norteamericana. Y es que la cita, aunque convocada bajo el lema “Pensando en verde: estrategia económica para el siglo XXI”, comenzó con la mención, hecha por el propio Gore –luego de que Sergio Massa, intendente de Tigre y anfitrión del evento, refiriera el tema en la presentación de la charla–, del caso del joven asesinado días atrás en ese partido. “Hablé con Sergio más temprano sobre Santiago Urbani –dijo Gore– y quisiera expresar también mis condolencias a la familia del chico que era activista ecológico a tan temprana edad. Semejante tragedia toca el corazón de todos nosotros.”

La charla, a la que sólo se podía acceder con la compra de una entrada o por invitación, tuvo lugar en una carpa montada sobre el parque del Museo de Arte de Tigre, a orillas del río. Hacia allí, en medio de una mañana signada por la amenaza de la tormenta, y también algunas lluvias, se habían encaminado nombres tan disímiles como Charly Alberti, Miguel Angel Toma, Katja Alemann y Eduardo Costantini, entre otros. Para amenizar la espera, un saxofonista y un violinista (de frac y partitura en atril) se turnaban en las interpretaciones. Luego de una recepción reservada puertas adentro del museo, en la que Gore dio un breve discurso a los invitados VIP, la carpa se vio abarrotada y fue el turno de las presentaciones (la primera a cargo de Pedro del Piero, de la Fundación Metropolitana, la segunda, de Massa), tras lo cual apareció el invitado estrella.

Gore, quien actualmente se encuentra en tren de preparar, a base de diversas disertaciones por todo el mundo, un segundo documental sobre el cambio climático forzado por acción humana, sus consecuencias y las posibilidades de evitar desastres naturales, demostró ser un orador de probada experiencia. Contundente en la exposición, sintético y hasta carismático, pidió disculpas por hablar en inglés en lugar de en español. “Hablaba muy bien el español cuando era joven, pero pasé 40 años sin usarlo. Así que necesité unos días aquí, en el Delta, con unas cervezas, y mi español regresó. Pero esta mañana mejor hablo en inglés”, dijo poco antes de referir el caso Urbani y también elogiar a su anfitrión. Luego, provocó al público con lo que bien podría ser una rutina de stand up (“Mi nombre es Al Gore, solía ser el vicepresidente de USA..., no creo que eso sea gracioso”, y una posterior mención a su amigo Tommy Lee Jones, habitué del campo argentino), y comenzó a desarrollar su punto de vista sobre la posibilidad del cambio global.

“Quisiera hablar de la crisis del clima y de la oportunidad que representa. En inglés y en español la palabra ‘crisis’ comporta el sentido de alarma, pero en chino y japonés la palabra se escribe con dos caracteres. El primero significa peligro, y el segundo oportunidad. Esta es una manera más apropiada de considerar la naturaleza de muchas crisis, porque todas traen ambas cosas. Esta es la crisis más seria y peligrosa de las que enfrentamos, pero es también la más apropiada para lograr lo nuevo, nuevos trabajos, progreso económico a condición de adaptarnos”, explicó el ideólogo del documental Una verdad incómoda. A lo largo de una hora de exposición, reforzó la importancia que la voluntad política de producir cambios, pero también una perspectiva empresarial tan flexible como preocupada por el largo plazo, pueden lograr en momentos en que el calentamiento global dejó de ser un pronóstico para convertirse en una realidad. “Estamos en un momento histórico en que el cambio puede ser dramático, pero cuyo resultado sólo dependerá de las acciones que se lleven adelante”, enfatizó.

Tres factores –sostiene Gore– han agudizado la crisis que atraviesa el planeta. En primer lugar, el aumento descomunal de la población a lo largo de último siglo (“se cuadruplicó. Hay 6,8 billones de personas actualmente en el mundo. En las próximas dos décadas, ese número todavía en ascenso se estabilizará en nueve billones), algo que comenzó a mermar a medida que se dio “educación a las niñas, empoderamiento a las mujeres y confianza a padres y madres en que sus hijos podrían sobrevivir”. En segundo término, el poder energético que permiten las tecnologías disponibles, algo que termina transformando los entornos, “los estamos usando lo más rápido que podemos y transformándolos no sólo en energía, sino también en emanaciones de gases que perjudican la atmósfera” y “alteran la relación entre la tierra y la atmósfera”. La diferencia entre la percepción cotidiana que puede tener cualquier persona y el saber científico –continuó– es el tercer elemento. Comprenderlo y accionar “es un desafío en nuestras propias mentes. Debemos reconciliar lo que los científicos nos dicen con nuestras percepciones. Lo que los científicos nos están diciendo (con los datos referentes al calentamiento global y los desastres naturales) no es más que las consecuencias que debemos ver si continuamos con el patrón actual”.

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“Esta es la crisis más seria y peligrosa de las que enfrentamos, pero es también la más apropiada para lograr lo nuevo”, dijo Gore.
Imagen: Rafael Yohai
 
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