SOCIEDAD › UN PIZZERO PRESO POR TRES CRIMENES COMETIDOS EN ITUZAINGO

Las especias en mal estado

El presunto autor de un triple crimen ocurrido hace tres meses en la localidad bonaerense de Ituzaingó fue detenido ayer porque se encontraron restos orgánicos suyos en el arma homicida, un palo similar al que usan los camioneros para probar el nivel de los neumáticos. Ese objeto había sido encontrado en la casa de dos de las víctimas, el matrimonio integrado por Walter Cayuela, de 32 años, y María Fernanda Márquez, de 29. La tercera persona asesinada fue Jorge Márquez, de 62, padre de la mujer, dueño de campos en Laborde Boy, provincia de Santa Fe, quien se encontraba de visita en la casa. El detenido fue identificado como Andrés Esteban Moccia, de 40 años, pizzero de profesión, quien mantenía una relación comercial con Cayuela, dueño de un local de venta de nueces y frutas secas y de un comercio de productos dietéticos llamado Los Girasoles.

La policía, desde el comienzo, cree que el móvil del crimen fue la venganza. Una de las hipótesis es que Cayuela le habría vendido a Moccia unas especias en mal estado y cuando éste reclamó, no le quiso devolver el dinero.

Todo indica que el problema era con Cayuela, quien fue el primero en ser asesinado. Luego siguieron su mujer y su suegro, quienes murieron a manos de la misma persona, para evitar que hablaran y pudieran identificarlo. En la casa que fue escenario del triple crimen, en Profesor Bagnat 1065 del barrio Gastronómico de Ituzaingó, las víctimas estaban reunidas a la hora de la cena, junto con los tres hijos del matrimonio, una nena de tres años y dos mellizos de 11 meses.

Ninguno de los chicos fue atacado. Los más pequeños fueron encontrados en sus sillitas, sentados, listos para comer, uno de ellos llorando y el otro dormido, y la nena de 3 años escondida, debajo de la mesa. Los encontró un policía federal, vecino de la familia, que entró en la casa, sorprendido al ver que el portón principal estaba abierto de par en par.

La detención de Moccia se concretó ayer por la mañana en Hipólito Yrigoyen y Colombres, en el barrio porteño de Boedo. El detenido es dueño de una pizzería ubicada en Venezuela al 3800 y, al parecer, le compraba a Cayuela algunos productos que utilizaba como materia prima para sus pizzas. Moccia fue sorprendido cuando salía de su domicilio. El dato que guió a los investigadores surgió del resultado de los análisis de ADN que se hicieron sobre restos orgánicos hallados en el mango del garrote que fue utilizado para golpear a las víctimas. También se habría usado un hacha o un cuchillo de gran tamaño.

El triple crimen ocurrió cerca de las 20 del 12 de noviembre del año pasado y Moccia había admitido que estuvo hasta las 19 en la casa de la calle Profesor Bagnat, aunque negó toda participación suya en los crímenes. En la vivienda había un galpón que era utilizado por los propietarios para depositar frutas secas, avellanas y nueces que eran traídos desde Mendoza y que luego de ser fraccionados eran distribuidos entre comercios minoristas.

Los cadáveres fueron hallados en distintas lugares de la casa. Todos presentaban golpes en la cabeza y heridas cortantes en distintas partes del cuerpo. En la vivienda se encontraron distintos objetos contundentes, como hierros o palos. Desde el comienzo, la Policía Bonaerense descartó el móvil del robo y siguió la hipótesis de la venganza. Sin embargo, los familiares de Cayuela sostuvieron que se trataba de “un hecho de inseguridad y no una deuda o venganza como se habló”. Ahora parece que se impuso la hipótesis policial. El detenido quedó alojado en la seccional cuarta de Ituzaingó.

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