Sábado, 3 de julio de 2010 | Hoy
SOCIEDAD › LAS CAUSAS POR LAS TRES MUERTES EN BARILOCHE FINALMENTE TIENEN JUEZ
El juez que fue apartado del caso de gatillo fácil ahora quedó a cargo de las otras dos muertes, ocurridas en la represión posterior. Los familiares de ambos acusan a la policía y piden medidas de prueba que hasta ahora no avanzaron.
Por Carlos Rodríguez
Después de marchas y contramarchas ya están confirmados los dos jueces que tendrán a cargo las investigaciones, por separado, del crimen del chico Diego Bonnefoi, de 15 años, y de las dos personas, el adolescente Nicolás Carrasco, de 16, y Sergio Cárdenas, de 29, que fueron asesinadas a balazos durante la represión de las marchas realizadas en Bariloche, el jueves 17 de junio, para protestar por la primera de esas tres muertes. La Cámara Segunda del Crimen ratificó al juez Miguel Angel Gaimaro Pozzi al frente de la causa por el asesinato de Bonnefoi, mientras que el juez Martín Lozada –apartado de ese caso–, asumió ayer la responsabilidad de investigar los hechos en los cuales se produjeron las muertes, alcanzados por perdigones de bala, de Carrasco y Cárdenas. Los familiares de ellos dos denunciaron públicamente que ambos “murieron como consecuencia del accionar policial”. Presentados como querellantes, ambas familias pedirán la semana próxima que se incorporen a la causa testimonios y filmaciones que demostrarían la violencia que alcanzó el accionar policial.
Como informó este diario ayer, Gaimaro Pozzi se había excusado de intervenir en el caso Bonnefoi, argumentando que un diario nacional lo había señalado como miembro de la “corporación judicial” que habría propiciado el apartamiento de Lozada. El primer juez de esa causa había procesado con prisión preventiva al cabo Sergio Colombil, como autor responsable de “homicidio doblemente calificado”. La Cámara Segunda desestimó el planteo de Gaimaro y lo ratificó al frente del caso, según confirmaron a Página/12 fuentes allegadas a la investigación.
Gaimaro Pozzi había remitido el expediente al juez Ricardo Calcagno, quien también se excusó de actuar en el hecho. Por esa razón intervino la Cámara Segunda, que confirmó la competencia de Gaimaro Pozzi. Hasta ahora, el nuevo juez sólo le tomó declaración indagatoria al cabo Colombil, quien aseguró que la muerte de Bonnefoi fue “accidental”. Según el policía, el balazo que mató al joven “se le escapó” de la pistola que llevaba consigo, en la mano, mientras corría al chico.
El hecho ocurrió alrededor de las 4 de la mañana del jueves 17 de junio, cuando cuatro policías –entre ellos Colombil– comenzaron a correr detrás de tres jóvenes, uno de los cuales era Bonnefoi. “La cartuchera de mi defendido estaba comida por las lauchas y por eso él llevaba la pistola junto con el garrote. El revólver se le cayó y se disparó solo. Incluso Colombil se asustó porque pensó que el tiro le había pegado a él.” El cabo dijo que el arma estaba sin seguro porque venía de otro procedimiento y se lo había quitado. Después, dijo, se “olvidó” de volver a ponerlo.
Cuando Lozada era el juez de la causa, el cabo se negó a declarar. Ahora lo hizo ante Gaimaro Pozzi y dio una versión muy cuestionada. Sandro Bonnefoi, el padre de Diego, le dijo a este diario que el tiro que mató al chico “entró por la nuca y salió por la mollerita”, lo que indicaría que tuvo un recorrido de abajo hacia arriba. Lozada consideró, en su momento, que el joven estaba indefenso y desarmado. La policía le adjudicaba un arma de fuego, pero el anterior juez lo puso en duda. Señaló que el arma en cuestión tenía capacidad para seis balas y tenía el cargador entero.
Ayer, el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), hizo una presentación ante el Concejo Deliberante de Bariloche, donde calificó de “brutal y desmedido” el accionar policial que terminó con las tres muertes. Además, no descartó la posibilidad de llevar el caso Bo-nnefoi ante los organismos internacionales de derechos humanos.
En cuanto a los casos de Carrasco y Cárdenas, la investigación estuvo hasta ahora a cargo del fiscal Marcos Burgos, quien tomó testimonios de personas que estuvieron presentes en el lugar donde se produjeron las dos muertes. Los familiares de las víctimas quieren que se analicen imágenes tomadas en el lugar, y que se interrogue a otros testigos. Habría testimonios que indicarían que a Cárdenas le disparó por la espalda un policía uniformado cuando la víctima trataba de ayudar a un chico a salir de la línea de fuego. Según las familias, ninguno de los dos participaban de las protestas. Sólo pasaban por allí, el hombre rumbo a la casa de su suegra y el chico a ver a su novia. Los dos fueron alcanzados por perdigones similares a los que disparan las armas que llevaban, ese día, los policías de la comisaría 28ª y del grupo BORA, que reprimieron a los manifestantes.
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