Martes, 15 de febrero de 2011 | Hoy
SOCIEDAD › DESPLAZARON AL POLéMICO JEFE DE LA POLICíA COMUNAL DE BARADERO
Más de un millar de personas marchó hasta el frente de la intendencia en reclamo de justicia y contra el gatillo fácil. Por la mañana, una mujer policía, Jorgelina Silva, fue nombrada a cargo de la Comunal, en reemplazo de Rambo Franzoia.
Por Horacio Cecchi
Una marcha multitudinaria para las cifras que puede imaginar Baradero, más de un millar de personas, recorrió ayer desde las 18 y por más de dos horas las calles de la ciudad en reclamo no sólo de justicia por la muerte del adolescente Lucas Rotella, sino de alguna señal de giro en las decisiones sobre la actividad de la Bonaerense Comunal, dirigida por el cuestionado intendente Aldo Carossi. Una noticia que pasó con bajo perfil durante el día parecía alentar esperanzas en el runrún vecinal: Raúl Franzoia, el cuestionado jefe policial de la Comunal, fue desplazado del cargo y en su lugar fue designada una mujer policía, Jorgelina Silva. La otra noticia, más que equilibra esa esperanza con un horizonte gris, pesado y demasiado concreto, y hace presumible que la venta de chalecos antibalas para motociclistas en Baradero sea más negocio que vender cascos que no usa nadie ni protegen de los proyectiles. Durante el nombramiento de Silva, en una entrevista a una radio local, Carossi dijo que “si no tenemos un refuerzo de efectivos, por más autos, armas y municiones que tengamos, de poco va a servir”. Durante la tarde la marcha se llevó adelante, tensa pero calma, encabezada por una cantidad importante de chicos, compañeros de Lucas, montados en sus motitos.
La hora de convocatoria era a las seis de la tarde, en la esquina del kiosco La Cebra, Gazcón y Anchorena, uno de los vértices de la plaza Colón, donde el sábado, alrededor de las 4.30, Lucas Rotella recibió ocho postas de plomo por la espalda, disparadas por el oficial Gonzalo Kapp. Precisamente Kapp había declarado por la mañana ante el fiscal Marcelo Manso lo que antes había dicho ante sus colegas: que hizo tres disparos con su escopeta, dos al piso y uno al cuerpo, y que creía que todas eran postas de goma. Su defensa es la que sostienen todos, de él hacia arriba: la del error y el desconocimiento, apelando a la consabida verdad de que la estupidez es estúpida pero sobre todo es ignorante de sí misma. Lo que penalmente es muy diferente a pensarse homicida. Incapaz de salirse de ese círculo y de preguntarse por qué si durante cuatro años fue alentado a balear a peligrosos menores ahora todos lo acusan de haberlo hecho, Kapp viene a ser el chivo emisario que mató. Y el adolescente Lucas, la víctima propiciatoria.
La exposición de Kapp duró alrededor de tres horas, casi tanto como la marcha que lo acusa. Durante la mañana, poco antes de las 10 de la mañana, en un sencillo y pequeño acto, el jefe policial de la Comunal, el Rambo Franzoia, debió abandonar el cargo pese a la empecinada defensa tipo paraguas con la que había insistido el jefe político de la Comunal y de la comuna, Aldo Carossi, quien en todo momento apuntó sobre Kapp, lo que, en términos de estrategia, es lo mismo que lo que hace el tero, gritar lejos del nido. Las curiosidades políticas hicieron que Franzoia no fuera invitado al sencillo acto, pero sí se hiciera presente su jefe y protector Carossi. Jorgelina Silva viene a acaparar las expectativas de parte de la sociedad de Baradero y tiene el apoyo de la Departamental de San Nicolás, a cargo de Hugo Prado, que es quien la lleva desde Ramallo, donde se encontraba. La imagen de Silva flanqueada por Prado, que la sostiene, de un lado, y por Carossi, que protegió a quien ella reemplazó, del otro, habla de las tensiones por las que pasará su comisariato. Si apenas terminó el acto y Carossi, a la curiosa pregunta de la FM Baradero sobre si trabajaría en obtener más efectivos, respondió que “hace rato que lo venimos haciendo... Acá resolvimos los fierros, vamos a tener coche, vamos a tener cámara, vamos a tener municiones, pero si no tenemos quién las maneje de poco va a servir”.
Carossi también puso al teléfono a Miguel Rotella, padre de Lucas, con el gobernador Daniel Scioli. Al respecto no se refirió Scioli, sino Carossi, quien aseguró que el gobernador le dio toda la contención del Estado. A todo esto, las críticas sobre Carossi, el jefe de la Bonaerense, Paggi, el ministro de Justicia Casal y Scioli llovían bajo un sol abrasador. Mientras la diputada nacional de Libres del Sur, Victoria Donda, reclamó la renuncia de Casal y Paggi. “Casal ha instaurado la política de la ‘equivocación de cartuchos’ por parte de la Bonaerense a través de la cual se llega al gatillo fácil contra los jóvenes”. Se refería a Baradero y José León Suárez, donde la explicación fue la misma, el error de cartuchos.
Finalmente, la marcha organizada específicamente por los amigos de Lucas reunió más de mil personas y contó con la presencia de la legisladora Donda, el Chino Navarro, diputado provincial por el FpV; el defensor general de San Nicolás, Gabriel Ganón; el secretario general de Suteba, Roby Baradel; el dirigente del Movimiento Evita, Emilio Pérsico, y el dirigente local del sabbatellismo, Chito Lacerna. Al frente, desconsolados, marcharon la familia de Lucas y sus amigos.
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