La policía allanó ayer a la mañana el domicilio de un ex compañero de celda del padre de Candela Sol Rodríguez, la niña desaparecida hace ocho días. La casa revisada está ubicada en Bustamante al 300 de la localidad bonaerense de Hurlinghan y de allí los investigadores habrían secuestrado un teléfono celular. A la noche, los investigadores buscaban también en casas del partido Tres de Febrero. El fiscal general de Morón, Federico Nieva Woodgate, afirmó que “hasta al momento no apareció nada significativo” en los allanamientos realizados en los últimos días para dar con el paradero de la chica. Anoche hubo una nueva marcha de familiares, amigos y vecinos.

El operativo de la mañana fue realizado por orden de la Justicia en la vivienda de un hombre conocido como “El gordo Juan Manuel”, un ex convicto que el día de la desaparición vio a la niña cuando salía de su casa alrededor de las 15. “Declaré simplemente que la había visto cuando salí de mi casa, que estaba parada en la esquina. Yo no escuché nada, las que escucharon fueron vecinas mías”, dijo Juan Manuel con relación a presuntos gritos de auxilio de Candela. Y agregó que “yo ya declaré todo lo que sabía, yo no tengo nada que ver con la causa. Si tuviera algo que aportar yo lo haría”.

También negó haber almorzado junto a la chica, como había señalado un mozo que los habría visto juntos. “Hace tiempo que no voy a un restaurante”, acotó Juan Manuel.

El Gordo declinó responder si la policía se había llevado un celular de su domicilio y aseguró que “hace tiempo” que no tiene contacto con el padre de Candela, quien se encuentra detenido acusado de piratería del asfalto. “Yo no puedo aportar nada porque simplemente no sé nada”, indicó Juan Manuel a los periodistas, y dijo que él quiere “que aparezca la nena”.

“Posibilidades hay un montón y yo no tengo respuesta para darles”, señaló el joven al ser consultado sobre la posibilidad de que se trate de una venganza en contra del padre de Candela. “Yo me puse del lado de las autoridades y de la familia de Candela porque realmente quiero que aparezca esa piba”, agregó, e indicó que “voluntariamente” se ofreció para declarar cuando se enteró que la niña había desaparecido.

Por su parte, la policía revisó casa por casa ayer en el barrio de Candela. La Bonaerense encontró una masiva colaboración de los vecinos, que permiten el ingreso de sus agentes a sus casas sin mediar órdenes de allanamiento. La actitud del vecindario, que mereció un público agradecimiento de Carola Labrador, madre de Candela, facilitó el rastrillaje efectuado durante todo el día por unos 50 agentes, incluidos efectivos de la Policía Científica.

La operación de búsqueda abarcó cada casa de Bustamante, del 600 al 1200, y una cuadra a cada lado en cada calle transversal, una de las cuales es Coraceros, donde en el 2552 está la casa de Candela. Son unas 36 cuadras en total.

“Muchas gracias a todos. Porque a Candela no la voy a encontrar yo. La encontraremos entre todos. Es de todos”, dijo Labrador, dirigiéndose principalmente a sus vecinos de Villa Tesei, en ese partido bonaerense.

En tanto, el fiscal Nieva Woodgate, al referirse a los allanamientos realizados en los alrededores de la vivienda de Candela en la ciudad bonaerense de Hurlingham, dijo que “no ha aparecido nada significativo ni allí y en ningún otro lugar”, donde continúa trabajando la policía.

Sobre la búsqueda de Candela en una obra en construcción cerca de su casa, Nieva Woodgate insistió que “todo se analizó y hasta ahora no hay una línea que predomine” en la investigación, para poder dar con la niña de 11 años. Con respecto a un video tomado por una cámara de seguridad de un banco en el que aparece una pareja en un bar, señaló que “tampoco hay una pista de que se tratara de Candela”.