SOCIEDAD › UN CASO INéDITO DE DETENCIóN DE UN LIMPIAVIDRIOS

Proceso por merodeo de parabrisas

 Por Horacio Cecchi

La Sala I de la Cámara de Apelaciones confirmó el procesamiento de un limpiavidrios por supuesta extorsión a un conductor. El pibe, de 22 años, permanece detenido desde el 26 de julio, cuando un policía le labraba un acta contravencional por molestar a los automovilistas y, casualmente, apareció un conductor que acusó al pibe de haberlo amenazado hacía minutos. El fallo de los jueces Jorge Rimondi, Alfredo Barbarosch y Luis Bunge Campos tiene fecha del 23 de agosto, pero recién ahora tomó estado público, cuando en la Legislatura se debate la pretensión del macrismo de agravar los castigos a trapitos y limpiavidrios, mediante una figura que recuerda al “merodeo” del menemismo.

El caso del limpiavidrios detenido tuvo lugar en Belgrano y Castro Barros, el 26 de julio pasado, cuando un federal del Comando Radioeléctrico supuestamente observó que “sobre el medio de la intersección de las calles se encontraba una persona del sexo masculino vestido con campera”, el cual se encontraba molestando a los conductores de los vehículos que frenan aguardando los semáforos del lugar”, cita el fallo de la Sala I. En ese momento, casualmente, el fallo agrega que “se hizo presente otro sujeto, en su automotor particular, quien se encontraba junto a su madre, y denunció que quien iba a ser identificado minutos antes los había amenazado”. La amenaza: “Dame la plata o te rompo el vidrio”. Como prueba, Barbarosch, Bunge Campos y Rimondi tomaron la declaración del denunciante y su madre, como testimonios válidos, sumados al “inobjetable” testimonio del “preventor”. El limpiavidrios negó las acusaciones pero, obviamente, no estaba acompañado por otro testigo y mucho menos de un federal que lo apoyara, por lo que la posición de la defensa quedó en la nada.

“Hay miles de otros casos que no se pueden probar”, aseguró satisfecho Martín Ocampo, diputado del PRO y presidente de la Comisión de Justicia de la Legislatura porteña. El PRO presentó el año pasado una modificación del Código Contravencional porteño, en la que se propone agravar la actividad de trapitos y limpiavidrios con multas de hasta dos mil pesos y prisión de hasta cinco días. El trámite, actualmente, pasa por las comisiones específicas, Justicia y Derechos Humanos. La de Justicia ya sacó un dictamen favorable por mayoría y otro por minoría.

“Huele a causa armada”, dijeron a este diario desde el Observatorio de Derechos Humanos (ODH). Precisamente, una de las sedes del ODH se encuentra a pocos metros de donde ocurrió la detención por molestia infragranti. “Los vecinos nunca se quejaron”, dijeron desde el ODH de Castro Barros al 200. “El proyecto no apunta a proteger los bienes ni la vida de los porteños –sostiene Demián Konfino, abogado de ODH, según una presentación que harán ante la propia Legislatura–, sino a eliminar del paisaje urbano las “molestias” que para los habitantes –con categoría de “vecinos” o “ciudadanos”, de acuerdo al Gobierno de la Ciudad– implica la existencia de indigentes que pretenden cuidar un coche o limpiar el parabrisas del mismo”.

El “limpiavidrios infraganti” permanece detenido desde hace bastante más que cinco días, lo que transformaría en añorables las pretensiones del macrismo, a disposición del Tribunal Oral 20, que estará en condiciones de iniciar el record Guinness de llevar a juicio oral al primer limpiavidrios por merodeo de parabrisas.

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