SOCIEDAD
Marcha en Floresta para agradecer que una vez se hizo justicia
Las familias de los chicos muertos en diciembre de 2001 marcharon ayer para agradecer a los miles que se movilizaron pidiendo justicia. Algo insólito en este país, en Floresta le agradecieron a la Justicia la condena a perpetua contra el policía que abrió fuego y los asesinó.
Por Carlos Rodríguez
“Hoy a Floresta vuelve la paz, a Velaztiqui no lo sueltan nunca más.” Cantando bajo la lluvia para superar el último escollo, que esta vez les opuso el clima, los familiares de Adrián Matassa, Maximiliano Tasca y Cristian Gómez, los tres chicos asesinados en Floresta en diciembre de 2001, realizaron una marcha en agradecimiento a los miles de vecinos que los acompañaron a lo largo de 14 meses de lucha permanente. También agradecieron a la Justicia –algo inédito en la Argentina– por haber condenado a prisión perpetua al múltiple homicida, el policía federal retirado Juan de Dios Velaztiqui. “Por más que el dolor siga siendo grande, hay que sonreír para que sepan que no han logrado vencernos.” La emoción transitó del brazo con Juan Ramón Gómez, El Chato, padre de Cristian. A pesar de la pena, todos levantaron banderas de futuro: “Hay que buscar justicia para otros casos de chicos asesinados por la policía”.
La convocatoria fue a las 18, como en las marchas anteriores, en la esquina de Gaona y Bahía Blanca, donde está el maxikiosco que custodiaba Velaztiqui y que fue el escenario de la masacre. Como un signo de que la malaria llega acompañada, la despedida de las marchas estuvo a punto de coincidir con el cierre del maxikiosco. “Casi me quedo sin trabajo porque los dueños se van; ahora nosotros nos quedamos con el kiosco, espero que nos vaya bien.” La empleada en el filo del abismo es Sandra Bravo, principal testigo de cargo, celebrada en los discursos por haber sido fiel a su apellido: “Esta condena se la debemos a esta mujer, que tuvo un coño más grande que el universo”, dijo El Chato con franqueza española recordando que ella fue la primera en denunciar al asesino. Otro gran aplauso fue para el defensor adjunto de la Ciudad de Buenos Aires, Gustavo Lesbegueris, quien estaba presente “como lo hizo siempre”, se resaltó.
“Yo estoy relajada, triste, pero con una gran paz interior. Llamamos a una marcha para agradecer, porque la condena salió de la presión que hicieron los vecinos, los amigos de los chicos, toda la gente”. Elvira Torres, la mamá de Cristian, explicó los motivos de una consigna poco habitual en una Argentina donde las películas siempre terminan mal. “Por lo menos tenemos la tranquilidad de que va a estar bien guardadito, peor sería que lo tuviéramos caminando entre nosotros”. Enrique Matassa, el papá de Adrián, marchaba a paso lento pero seguro.
“Le agradecemos a la Justicia porque hizo lo que tenía que hacer, lo que debería hacer siempre”, remarcó Silvia Irigaray, mamá de Maxi. “Agradezco a todos: ustedes fueron los que lograron que se hiciera justicia”. Omar Tasca, el papá de Maxi, vestía equipo de hincha de Boca. Lo hizo para recordar a su hijo “que era fanático”. Considerado, por derecho propio, el motor de las marchas, admitió que “nunca hubiera querido cumplir con esta misión; me hubiera gustado quedarme en casa, con Maxi”.
Angélica Van Eek, la mamá de Adrián, no pudo participar de la última marcha ni subir al escenario montado frente al maxikiosco. Un tropezón y un pie lesionado lo impidieron. Igual habló desde la vereda: “A mí me volvieron a parir el 29 de diciembre de 2001. Y me hicieron más justa y más soberana. Aprendí a madurar y a saber la importancia de luchar por la justicia”. Ella también habló con vistas al futuro: pidió voluntades para exigir que en Floresta se abra una escuela secundaria y para acompañar a los familiares de otras víctimas del gatillo fácil. Estaban en el acto la mamá de Miguel Bru y la esposa de Andrés Núñez, dos desaparecidos en democracia. El cierre tuvo un coro acorde con los mensajes: “Olé, olé, olé, olá, Floresta hizo justicia, vamos por los demás”. Noemí Matassa, tía de Adrián, dejó en un papel un último resumen acerca de los fundamentos de una lucha que finalmente resultó exitosa: “Unidad, firmeza y coherencia”.