Jueves, 19 de enero de 2012 | Hoy
SOCIEDAD › EL CAPITáN DIJO QUE NO ABANDONó EL BARCO, SINO QUE CAYó EN UNA EMBARCACIóN SALVAVIDAS
Ayer llegó a su casa, donde cumple arresto domiciliario. La medida fue cuestionada, en especial por el fiscal, que cree que puede escapar para –una vez más– no hacer frente a su responsabilidad. Son once los muertos y veintiséis los desaparecidos.
Por Elena Llorente
Desde Roma
Pese a que a Francesco Schettino, capitán del Costa Concordia que naufragó el viernes pasado frente a las costas de la isla del Giglio, le fue concedido el arresto domiciliario, las acusaciones de la jueza de las investigaciones preliminares Valeria Montesarchio difundidas ayer confirman la gravedad del caso y las presuntas responsabilidades del acusado. Otras personas serán interrogadas a la brevedad, especialmente el segundo en el comando de la nave, primer oficial Ciro Ambrosi, acusado como su jefe de “haber actuado con imprudencia, negligencia e impericia, superando la velocidad de 15 nudos al acercarse a obstáculos”, de modo que no pudieron hacerse las maniobras necesarias y “de haber de este modo causado el naufragio”, según la jueza. El capitán volvió a sorprender con una declaración, en la que dice que no abandonó el barco durante el naufragio, sino que cayó dentro de un bote salvavidas.
Pero la decisión de concederle el arresto domiciliario en su casa de Sorrento ha despertado no pocas críticas, no sólo de la gente común –algunos muy indignados aunque los sorrentinos lo defienden–, sino del fiscal Francesco Verusio, quien tiene a cargo el caso y que sostiene, que dadas las características del personaje –“un acelerado”, lo define– podría escapar para no hacer frente a sus responsabilidades. De falta de sensibilidad y de responsabilidad, precisamente, se acusa entre otras cosas a Schettino, dado que se embarcó en un bote de salvataje para alejarse de la nave, mientras dentro del Costa Concordia quedaban todavía algunos cientos de pasajeros por ser rescatados.
El dice que no fue así. “Efectivamente algo anduvo mal en la maniobra –reconoce–. Pero debo decir que la ruta había sido decidida desde la partida. Yo navegaba sin mirar los aparatos porque conozco esos fondos marinos dado que he navegado por ahí tres o cuatro veces. Pero la presencia de ese escollo me sorprendió. De todas maneras, puedo asegurar que hice todo lo posible para proteger a los pasajeros y a la tripulación.”
Y en cuanto a la acusación de haber abandonado acerca de 300 pasajeros, entre ellos inválidos, niños y ancianos, Schettino dice que “no tenía ninguna intención de escapar. Estaba ayudando a algunos pasajeros a poner en el mar un bote salvavidas y, en un cierto punto, el mecanismo que la hace bajar se bloqueó y hubo que forzarlo. De golpe el mecanismo se reactivó y después de haberme caído, me encontré sin querer dentro del bote con algunos pasajeros”. Pero los jueces no creen demasiado en esta versión de los hechos porque dentro del bote se encontraba también el segundo de a bordo, Dimitri Ckristidis, y el tercer oficial Silvia Coronica. ¿Todos se cayeron dentro por casualidad?, se preguntan algunos. Schettino será sometido a una serie de análisis para controlar si no había ingerido estupefacientes o alcohol esa noche.
Mientras tanto, salió a relucir ayer que fue una pasajera quien dio la primera alarma, y no los oficiales de la nave. En realidad, la pasajera llamó a su familia en tierra y ésta a los carabineros quienes a su vez llamaron a la pasajera para confirmar la información. Poco después el Costa Concordia decía a la capitanía del puerto que se trataba sólo de un problema eléctrico.
El Ministerio del Interior confirmó que los desaparecidos hasta ahora son 26, de distintas nacionalidades, y que una pasajera alemana de la que no se tenían noticias apareció en su país. Entre los buscados hay 15 mujeres, 10 hombres y una nena de cinco años. De ellos, seis son italianos y la peruana Erika Fani Soria Molina que formaba parte de la tripulación. Pero ayer no se pudo continuar con la búsqueda, porque la nave se corrió aproximadamente un metro y las autoridades decidieron suspender el trabajo de buzos y demás especialistas ante el peligro de que el Concordia se hundiera todavía más.
Empresas holandesas han preparado ya todos los aparatos y naves necesarios para proceder a desagotar los tanques de gasolina de la nave y evitar un desastre ecológico en ese mar que es considerado una reserva natural. Se habla de 2300 millones de toneladas de nafta y la tarea, de concretarse siempre que el tiempo lo permita, debería insumir de dos a cinco semanas.
Quedan muchas preguntas todavía por responder sobre el drama del Costa Concordia. Entre ellas, como señaló ayer en el Parlamento un diputado, por qué quienes controlan el tráfico marítimo no guiaron a quienes conducían la nave para que no chocara contra los escollos. Italia tiene desde 2001 un sistema de control del tráfico marítimo similar al que se aplica al tráfico aéreo. Si un avión baja de altura o cambia de ruta sin darse cuenta, quienes controlan ese tráfico advierten a los pilotos para evitar problemas. En el caso del crucero esto no ocurrió.
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