SOCIEDAD › LA IMPORTANCIA DEL RECICLADO, SEGUN EXPERTOS
Cirujas del mundo, organizaos
Por Eduardo Videla
En Barcelona se llaman traperos, están organizados en cooperativas y cuentan con locales propios para el acopio de materiales para reciclar; en San Pablo se los conoce como catadores y trabajan en dos centrales de selección de residuos montadas por el municipio; en México DF, no hay gente en la calle revolviendo bolsas simplemente porque la basura no está en la calle, pero los pepenadores –como se denomina a los cirujas mexicanos– trabajan en tres plantas de selección, donde separan materiales para reciclar. Estas experiencias, entre otras, fueron expuestas en el Encuentro Internacional sobre Gestión de Servicios de Higiene Urbana, que se realizó ayer en la Facultad de Arquitectura de la UBA. Las opiniones de especialistas extranjeros fueron recogidas por los funcionarios porteños que elaboran los pliegos para la licitación del servicio de recolección y limpieza en la Ciudad de Buenos Aires, que se lanzará este año y prevé incorporar el trabajo de los cartoneros.
En el Ayuntamiento de Barcelona, los residuos son separados en cinco bolsas: “Papel, vidrio, envases de plástico y metal, orgánicos y el resto de los inorgánicos”, enumera Nuria Badía y Brugués, directora de Higiene Urbana. Allí, dice Nuria, los cartoneros no son tantos como en Buenos Aires pero existen y su trabajo está formalizado.
En Madrid, en cambio, la recolección informal “no está permitida, aunque nadie se plantea prohibirla”, explica José Rodríguez Fuertes, jefe de Recogida de Residuos Sólidos del Ayuntamiento. Los vecinos de Madrid, relata, recién ahora se han acostumbrado a sacar la basura en containers, de manera que las bolsas nunca quedan sobre la vereda. “Fue un duro trabajo de veinte años imponer esa modalidad, que hasta no hace mucho generaba resistencia”, advierte. “Incluso ha dado lugar a una nueva categoría laboral, la de los sacadores de cubos, para los edificios que no tienen conserje.”
En México DF las costumbres son distintas: el recolector hace sonar una campanilla, a cierta hora de la noche, para que cada vecino salga con sus bolsas y las deposite en un camión. “Por eso no hay pepenadores en la calle”, dice Raúl Cuéllar Salinas, director de Desechos Sólidos del Distrito Federal. “Unas 1500 personas trabajan en tres plantas de selección, donde separan a mano materiales reutilizables como cartón, vidrio y plástico”, agrega el directivo. Como en México DF no hay separación domiciliaria de residuos –como ya ocurre en Buenos Aires con el cartón y el papel–, por las cintas transportadoras pasa la orgánica e inorgánica. “Sobre un total de 12.000 toneladas por día, unas 5500 pasan por ese proceso y se logra recuperar un 7 por ciento”, dice Cuéllar Salinas.
San Pablo cuenta con 20.000 catadores registrados, según los datos que aporta el jefe de Gabinete de Obras Públicas, Marco Antonio Fialho. “La cultura del reciclado está muy extendida, no sólo por la necesidad de los recolectores sino por el impulso de las empresas productoras de materia prima”, dice el funcionario. Se estima que, en San Pablo, el 85 por ciento de las latas de aluminio son recicladas. “Allá decimos que cuando alguien tira una lata al aire no llega a caer al suelo”, ilustra Fialho, con una exageración típicamente brasileña. Los funcionarios municipales creen que para fines de 2004 habrá 31 plantas de selección en funcionamiento.
¿Por qué los municipios se interesan en la organización de los cartoneros y en el reciclado de materiales? “La recuperación de residuos representa un beneficio ambiental para los municipios porque disminuye la cantidad de basura que va a parar a los rellenos sanitarios”, resume Fialho, en una expresión que coincide con la opinión de sus colegas.