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Pese a que la caída de nieve fue intermitente y las previsiones se revisaron a la baja, la actividad estuvo parcialmente paralizada ayer en Washington, donde los centros escolares, las oficinas estatales y los museos permanecían cerrados tras los anuncios de una importante tempestad. En la Casa Blanca, la rueda de prensa diaria del portavoz Jay Carney fue anulada, y en los condados vecinos de la capital federal de Estados Unidos la mayoría de las escuelas y administraciones estaban igualmente cerradas.

Más de 2000 vuelos con origen o con destino a Estados Unidos fueron cancelados en la mañana de ayer. En Washington, 328 vuelos que debían partir del aeropuerto Ronald Reagan y 279 del aeropuerto internacional Dulles fueron anulados.

En la capital, la caída de nieve fue menor a la anunciada (los meteorólogos preveían que se registraran entre 13 y 25 cm de nieve). Sin embargo, “grandes nevadas podrían ocurrir de nuevo”, según el sitio nacional de previsiones meteorológicas, donde los expertos advirtieron por la reducción de visibilidad en las rutas.

Al final de la mañana, la nevada se concentró principalmente en los suburbios, en particular en el vecino estado de Virginia, donde fue declarado el estado de emergencia. “En muchas ciudades del estado, ya han caído 30,5 cm de nieve y unos 170.000 hogares se quedaron sin electricidad”, dijo el gobernador Bob McDonnell.

“La nieve se concentra principalmente en el oeste de la capital y la previsión es de 17 a 35 cm de nieve en esta zona”, comentaron sobre el mediodía los meteorólogos de The Washington Post.

El martes, unos 2600 vuelos habían sido cancelados a causa de esta tempestad de nieve, que atravesó varios estados de Norte a Sur del país antes de golpear la costa atlántica. Al menos cuatro personas murieron en accidentes ocurridos en rutas o autopistas.