SOCIEDAD
Un museo lleno de obras mal cuidadas o truchas
La Justicia allanó el Museo Nacional de Arte Oriental por la sospecha de que piezas originales fueron cambiadas por otras falsas. También investigan el mal mantenimiento de las obras.
Un cartel en el que se lee “prohibido el paso”, vitrinas cerradas con fajas de seguridad y la escasa luz que apenas permite apreciar la majestuosidad de las obras de arte. Ese es el presente, oscuro por cierto, del Museo Nacional de Arte Oriental, ubicado en el primer piso de avenida Del Libertador 1902. Allí se realizó ayer un allanamiento ordenado por el juez federal Adolfo Canicoba Corral que tiene por fin detectar supuestas irregularidades cometidas en la confección de los inventarios, la aparente ausencia de buena cantidad de piezas, el reemplazo de otras y el mantenimiento negligente de varias de las presentes.
“El de hoy –por ayer– forma parte de una serie de allanamientos que terminarán el lunes próximo, en los que determinaremos las diferencias que existen entre los inventarios confeccionados por las autoridades hasta fines de 2000 y las cerca de tres mil piezas que permanecen en el museo”, dijo a Página 12 Nicolás Negri, del Juzgado Federal a cargo de Canicoba Corral. El allanamiento tuvo lugar a las 10.30 de la mañana y fue realizado por personal de la División Investigaciones Criminales de la Policía Federal en el marco de una causa iniciada por la ex interventora del museo, María del Valle Guerra, contra la gestión del director anterior a su intervención, Osvaldo Svanascini, quien estuvo a cargo del museo entre 1996 y 2000 inclusive.
“Por ahora sólo podemos confirmar que es notorio el descuido con que se realizó el mantenimiento de las obras y que la confección de los inventarios presenta muchas irregularidades”, sostuvo Negri. Fue tal la negligencia con que se conservaron las piezas orientales que dos de las más costosas, dos esculturas del siglo XIX denominadas “Los Guardianes del Templo”, valuadas en 250 mil dólares cada uno perdieron su color original al ser limpiadas con un abrasivo para cocinas. En consecuencia, en palabras de María del Valle Guerra, “sufrieron un proceso de corrosión irreversible”. Por su parte, las irregularidades de confección a las que remitió Negri tienen que ver con la presencia de hojas sin foliar ni firmar y borrones y tachaduras en los formularios “que se sospecha, fueron modificados para que no se notaran ni los reemplazos ni los faltantes”, comentó Negri.
La investigación continuará con la formación de un “gabinete” de peritos que estudiará la autenticidad de las piezas encontradas y detallará los daños sufridos por muchas de éstas, bajo las órdenes del juzgado y la Dirección de Patrimonio, Museos y Arte de la Secretaría de Cultura de la Nación a cargo del arquitecto Martín Repetto. “Se presume que entre las piezas presentes muchas son réplicas de los originales, algunas de mejor calidad y otras más burdas”, afirmó Negri. Según declaraciones hechas por Guerra al momento de iniciar la causa, las obras faltantes serían cerca de 400 entre telas, monedas antiguas y pequeñas esculturas, todas en su mayoría de origen indio, chino y japonés.
Al respecto, en setiembre de 2001, durante la intervención de Guerra –que finalizó con la asunción del presidente Eduardo Duhalde–, se realizó un peritaje del que participó Eduardo Tenconi, experto en Arte Oriental. En su estudio, Tenconi coincidió con la ex interventora en que el estado del museo era “muy malo”, pero detalló que el faltante era de 295 piezas y no de 400 y que las copias que encontró estuvieron en el museo desde un comienzo. “La confusión se produce porque hay piezas mal descriptas en el inventario”, explicó Tenconi.
Consultado por este diario, Svanascini se defendió de las acusaciones asegurando su inocencia y justificando las irregularidades encontradas en la herencia recibida. El ex director dijo que “lo que están haciendo es una infamia. Yo estuve tan sólo cuatro años allí y el museo ya cargaba con veinte años de historia. Tampoco tienen en cuenta que es imposible mantener a la perfección más de tres mil piezas contando solamente con dos habitaciones pequeñas y un pasillo angosto”.
Informe: Darío Nudler