Miércoles, 19 de junio de 2013 | Hoy
SOCIEDAD › FRESNEDA, SOBRE EL MODO DE ENCARAR EL TRABAJO CON CHICOS DE LA CALLE
El secretario de Derechos Humanos inauguró un encuentro del Registro Nacional de Chicos Perdidos que busca llegar a un protocolo nacional para afrontar el problema de los niños y niñas en situación de calle. La muerte de Facundo. Qué sí y qué no se debe. Experiencias.
El secretario de Derechos Humanos, Martín Fresneda, dijo que hay que afrontar las dificultades pendientes de la niñez igual que como se encaran los juicios por crímenes de lesa humanidad: “Ya no hace falta discutir si está bien, sino que es necesario encontrar el mejor modo de arreglar los problemas”. Fresneda inauguró ayer un encuentro del Registro Nacional de Chicos Perdidos para discutir el modo de abordar a los niños en situación de calle.
“No se trata sólo de ideología”, dijo Fresneda al mencionar la agenda de los derechos humanos y dar su respaldo al trabajo del Registro. “Preocuparse por mejorar la condición de los niños, niñas y adolescentes es una tarea permanente que tiene por parte de la sociedad un gran componente de amor y de afecto.” Mencionó también el trabajo en condiciones precarias o ilegales y lo relacionó con el accidente en el que murieron trabajadores de la yerba mate en Misiones (ver página 19).
Cristina Fernández, coordinadora del Registro, dijo que el avance de su área era posible por el marco “de este proyecto político iniciado en 2003” y contrapuso el crecimiento legislativo y práctico de la última década con “la realidad de los años ’90 y el deseo de algunos dirigentes de volver a esa época de destrucción social”. Fernández rindió homenaje a Facundo, un chico de 17 años fallecido el 13 de junio último cuando estaba en medio de un tratamiento de recuperación luego de que fuera ayudado por el Programa de Articulación Institucional del Registro, encargado de los chicos en situación de calle. El 18 de mayo el adolescente escribió en un texto leído ayer: “No tengo mamá y papá. Fallecieron y no puedo estar en mi casa. Yo quiero estar con mis hermanos pero no me dejan. Necesito ayuda. Por favor, escúchenme. A los 9 años me sacaron de mi casa a andar en la calle y tuve un hogar. Me trataban mal y estuve en un hogar. Me trataban mal, me pegaban y me escapé. Ayer me vinieron a visitar mis amigos Chuqui y Gastón. Ellos son mis amigos de toda la vida. Vinieron a verme desde La Plata y van a volver a visitarme en la semana. Gracias por escucharme”. Chuqui es José Luis Chuquiruna Santillán y Gastón es Gastón Marchese. Los dos trabajan en el PAI y hacían el seguimiento de Facundo.
“La madre de Facundo murió de sobredosis y la familia de Facundo es un producto de aquellos años ’90 de los que estamos saliendo con todo el esfuerzo del Estado y con toda la voluntad de este proyecto político”, detalló la coordinadora del Registro en el comienzo del encuentro, que propone acercarse a la construcción de un “protocolo nacional de actuación sobre niñez y adolescencia con experiencia de vida en calle”.
Marisa Graham, directora nacional de Promoción y Protección Integral en la Secretaría de Niñez, Adolescencia y Familia del Ministerio de Desarrollo Social, dijo que “los derechos humanos no tienen jurisdicción” y que por eso el ministerio tenía presupuesto también para la emergencia en la ciudad de Buenos Aires.
Entre lo que no sirve para enfocar el tema de la niñez en calle, Graham citó “la institucionalización masiva y general”, “andar levantando chicos de la calle sin un plan integral” y toda otra medida que “alimente la violencia y, peor, el resentimiento”. “Los chicos suelen decir que la calle es parte de su identidad y por eso hay que deconstruir la calle en esos chicos, en lugar de reprimirlos o expulsarlos.”
En el menú de lo útil Graham recomendó tener en cuenta el doble papel de la ranchada donde paran los chicos (“la ranchada los pone en riesgo y también les salva la vida”) y considerar que “atrás de un chico hay una familia que no puede, o hay situaciones de violencia”. Según la directora del área en Desarrollo Social de la Nación, “lo primero es trabajar en la calle con ofertas diferenciadas, en medio de la preocupación porque los más chiquitos siempre estén bajo abrigo y con el criterio de que cada chico deje de sufrir y sea una persona más feliz”.
En algunos casos, debería hallarse espacio para toda la familia. Siempre, según Graham, el Estado debe llegar a los chicos en calle con recursos e ideas de salud, educación, niños extraviados o espacios públicos. Y una regla sería la siguiente: “Ir a buscar a los chicos sin esperar que vengan o que el Estado termine actuando solo porque hay vecinos que no están preocupados por la situación, sino molestos por su presencia en la calle”.
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