Lunes, 16 de septiembre de 2013 | Hoy
SOCIEDAD › EL SEGUNDO DESDE EL ACCIDENTE NUCLEAR, PARA REVISAR UN REACTOR
Después del accidente nuclear, el gobierno japonés se había impuesto alcanzar la meta de energía nuclear cero. Ahora produjo un apagón por el cierre provisorio de un reactor para su revisión. Pero todo indica que no abandonarán el sistema.
Por segunda vez desde el accidente en la central de Fukushima, en marzo de 2011, Japón se sumirá en un período de apagón nuclear al desactivar, para una revisión rutinaria, el único reactor que se encuentra en funcionamiento en el país, aunque el regreso a este tipo de energía parece descontado según los propósitos del premier japonés, Shinzo Abe. Después de Fukushima, el gobierno se había establecido la meta de energía nuclear cero.
La empresa eléctrica Kepco, que provee el servicio a la zona industrializada y rica de Osaka y Kobe, anunció ayer el proceso de cierre de la unidad 4 de la planta de Oi (prefectura centro-occidental de Fukui), que finalizará hoy a la mañana.
El objetivo es completar los controles y mantenimiento ordinario, tal como hicieron hace pocos días con el reactor número 3 de la misma estructura.
Para la reactivación, los tiempos se preanuncian más largos de lo normal por la hostilidad pública hacia la energía atómica, luego de la gravísima e irresuelta emergencia en la central de Fukushima, por los devastadores sismo y tsunami del 11 de marzo de 2011.
“Queremos seguir diciendo lo que sucede en Fukushima aunque todos hablan de las Olimpíadas” de Tokio 2020, afirmó el sábado el Nobel de Literatura, Kenzaburo Oé, durante una manifestación antinuclear en Tokio en la que participaron diez mil personas. “Buscamos dejar un medio ambiente en el cual nuestros niños puedan vivir sin miedo”, añadió.
El verano pasado, ante un posible apagón denunciado por Kepco, el gobierno decidió volver a impulsar los reactores número 3 y 4 de Oi, los únicos sobre los 50 desplegados en el país.
Actualmente hay unas doce unidades en espera de la evaluación en seguridad en línea con los estándares reforzados por la Autoridad de Regulación Nuclear (NRA, en inglés).
El premier Abe apoyó abiertamente el uso de la energía nuclear también por las presiones del lobby, visto el peso del sector en la industria nipona, y por lo económico del átomo respecto de los combustibles fósiles. Antes de la fuga radiactiva en Fukushima, la energía nuclear proveía cerca del 30 por ciento del consumo eléctrico, mientras que ahora los sondeos reflejan que la mayoría de la población está en contra de reactivar los reactores.
Para poder garantizar la demanda energética en las grandes ciudades como Tokio, cuya área metropolitana cuenta con más de 30 millones de habitantes, las eléctricas han potenciado el uso de las plantas térmicas, lo que ha aumentado el gasto en la importación de crudo y gas licuado.
El gobierno central y la empresa eléctrica, con las Olimpíadas de 2020 en el horizonte, buscarán tener el consenso de la comunidad y gobiernos locales antes de cualquier medida, pero la decisión de Abe, cuya imagen popular hoy es del 60 por ciento, no es para nada fácil.
“Tener reactores cero es la prueba de que no necesitamos centrales nucleares”, comentó Junichi Sato, director de Greenpeace Japón.
“Mejor ayudar a las miles de personas que debieron abandonar sus comunidades para evitar la exposición a las radiaciones”, apuntó el ambientalista japonés.
La complicada limpieza de la central de Fukushima, que se espera dure décadas, sigue siendo un gran reto para la operadora Tepco, que reconoció que se están vertiendo centenares de toneladas de agua radiactiva al mar desde el subsuelo de la planta.
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