Viernes, 20 de septiembre de 2013 | Hoy
SOCIEDAD › OPINION
Por Juan Vitale *
Nuevamente los usuarios de trenes han tenido la sorpresa de no contar en horas pico con el servicio de los ferrocarriles San Martín y Belgrano Sur.
La decisión del secretario de La Fraternidad, Omar Maturano, de organizar un paro sorpresivo, pone de manifiesto una vez más su total desprecio por los usuarios y su posicionamiento polític, que lo lleva a boicotear y sabotear todo el esfuerzo que realiza el gobierno nacional a través de la gestión del ministro Florencio Randazzo por recuperar una empresa que fue desguazada por el menemismo.
Lo hace con la complicidad de algunos medios de comunicación, que hace unos días saturaron a su audiencia mostrando lo mal que se viaja, pero lo que ese grupo omitió mostrar y contar es que el servicio se encuentra restringido por el importante trabajo que se está realizando en el FF.CC. San Martín, que consiste en la elevación de todos sus andenes para adaptarlos a los 160 nuevos coches comprados a China que, junto a 23 locomotoras, significarán la renovación total del parque rodante.
Tendríamos que retrotraernos 50 años para ver una inversión de tal magnitud, ya que fue en el año 1959 cuando se compraron 130 locomotoras diésel eléctricas: 30 para el Ferrocarril Domingo Faustino Sarmiento, 55 para el Ferrocarril General Bartolomé Mitre y 45 para el Ferrocarril General San Martín.
Lo que genera mayor indignación es que este dirigente, junto al hoy condenado José Pedraza, fue cómplice del desaguace de los ferrocarriles propuesto por el Citibank y aplicado por Carlos Menem. La resistencia a este plan tuvo su punto máximo con la huelga de 45 días de 1991, que dio lugar a la frase “ramal que para, ramal que cierra”.
Desconocer que es una asignatura pendiente es querer tapar el sol con la mano; pero también hay que reconocer que, en cincuenta años, es la primera vez que un gobierno pone la mirada y habla con realismo de la compleja situación en que se encuentran miles de usuarios a la hora de viajar.
No sé a dónde apuntan los intereses de Maturano, lo que sí está claro es que están alejados de las miles de personas que nos trasladamos en los trenes que él dice defender.
* Ex dirigente de la huelga en 1991.
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