EL PAíS › NORA SCHULMAN, DE CASACION, DIO SU OPINION SOBRE LOS EFECTOS DEL CASO GRASSI

“Es el único resarcimiento”

Sostuvo que la resolución fue “favorable ciento por ciento”, pero que falta la prisión efectiva. Cree que un caso tan largo no ayuda a que se abran más denuncias. Y pide que se investigue qué ocurre con los 400 chicos internados en la fundación.

 Por Horacio Cecchi

“La resolución del caso es favorable ciento por ciento porque la idea de que este hombre vaya preso estuvo desde el primer día, no hay otra posibilidad. Es el único resarcimiento de importancia para los chicos”, dijo a Página/12 Nora Schulman, directora ejecutiva de Casación, el Comité Argentino de Seguimiento y Aplicación de la Convención Internacional sobre los Derechos del Niño, que desde el primer día actuó en la causa con el propósito de velar por los derechos de los niños víctimas. “Desde hace cuatro años que esperamos que efectivamente Grassi esté preso”, destacó.

El fallo de la Suprema Corte no la tomó por sorpresa porque, como señaló, aguardaban la decisión “desde el primer día”, pero consideró que sus expectativas van a estar colmadas cuando “esté con prisión efectiva. El caso Grassi –señaló Schulman– es emblemático porque nunca termina de resolverse, o porque lo largan de la prisión domiciliaria, o porque le aplican la morigerada, que no se sabe bien en qué consiste. Pero lo único que hace falta es que esté preso porque es la única reparación ahora para los chicos; y como señal de castigo para que no les pase a otros”.

–¿Cree que el caso Grassi tiene o tendrá repercusión sobre otros casos?

–En principio hay cosas del caso que no se entienden y hacen una repercusión dudosa. No se entiende por qué se valoró a Gabriel y a los otros chicos no, no se entiende por qué los desestimaron.

–¿Pero cree que sirve para que otros probables casos no denunciados se abran a la Justicia?

–Estas cuestiones sirven para que los chicos que sufren todas estas situaciones, porque no es la única, se animen a hablar. No hay ninguna evaluación sobre cantidades porque hay dos situaciones. Una, si son chicos en situación muy vulnerable, entonces sí, puede que vayan al hospital público, se les hace una evaluación y pueden entrar en estadísticas. Pero chicos de otra condición social, de hecho están surgiendo ahora, que han sido abusados por sacerdotes de colegios católicos muy prestigiosos, recién ahora y a partir de los años se animan a contar. Está el caso (de Sebastián) Cuattromo, el del cura (Justo) Ilarraz de Paraná; dos en Mar del Plata, una que no trascendió y la otra que tuvo a 40 chiquitos de una escuela que supuestamente habían sido abusados por un profesor de educación física, y resultó que los chiquitos empiezan a recordar otras cosas, nombran a un cura, y en realidad resultó que el profesor era el entregador, y un cura estaba escondido y les sacaba fotos a los chicos. Nadie les creyó a los chicos ni a los padres, todo terminó en una resolución muy mala que hizo mucho daño a los padres y a los chicos.

–¿Los chicos se animan a hablar?

–Lo primero no es que se animen, sino que les crean, lo más importante es que la Justicia te crea. Ahora, el caso Grassi no sé si ayudó. Me cité una o dos veces con otros chicos que no se animaron a venir, pero no creo que una cosa tan larga ayude. Además, está la protección que tuvo, aunque no se sabe quién lo protege, la Iglesia no lo protege, pero tampoco toma una decisión terminante.

–¿Qué decisión cree que debería tomar la Iglesia?

–Es necesario que tome la decisión de quitarle los hábitos, sacarlo de su condición de cura. Tiene tres condenas en diferentes instancias. Esto es lo que no se entiende, porque en el caso de que no estuviera comprobado, igual le tendría que prohibir dar misa, bautizar, ¿con qué moral puede estar dando misa este hombre? Es algo que no se entiende.

–Y hacia adentro de la fundación Felices Los Niños, ¿qué repercusión cree que tiene el caso?

–Antes que nada yo les pediría a las autoridades que investiguen qué pasa con los 400 chicos que tienen encerrados adentro, y los 1600 que dicen en total que tienen entre escuelas y otros centros. ¿Qué comen? ¿Quién los cuida? ¿Cómo los cuidan? ¿Quién manda a los chicos a la fundación? Porque si la provincia no manda más chicos, según dicen y hay una resolución, Nación tampoco manda, los anteriores ya son adultos y se fueron, ¿de dónde salen esos 400? ¿Quién está enviando? ¿Los jueces? Alguien se tiene que hacer responsable. Cuando se empezó a hacer una investigación, hace tiempo, descubrieron que el director de enseñanza era un ex policía que no tenía el colegio primario aprobado. Y Portal, qué habilidades tiene, porque un humorista para dirigir la fundación no tiene nada que ver.

–¿Tiene alguna información de adentro?

–Recibí denuncias de maestras. El año pasado, una maestra que terminó yéndose, se entrevistó conmigo. Dijo que hay muchas irregularidades en cuanto al tratamiento con los chicos, falta de higiene, que les dan alfajores podridos. Hay como un pacto de silencio, hay una cuestión de miedo, de no denunciar, de mentir. El cura los tiene atrapados. Pero en todos los lugares de encierro donde hay tantos chicos, hay relaciones de promiscuidad y abuso.

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Frente a la residencia de Grassi se congregaron amigos del sacerdote.
 
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