SOCIEDAD › SE UNIO CIVILMENTE UN PASTOR GAY DE LA IGLESIA METROPOLITANA
El reverendo protestante que dio el sí
Y se fue la segunda. A poco más de una semana de que se formalizara la primera unión civil entre parejas del mismo sexo, ayer el Registro Civil de la calle Uruguay volvió a vestirse de fiesta para recibir a dos nuevos unientes. Y esta vez hasta Dios estuvo invitado o al menos varios de sus representantes en la tierra, quienes se acercaron al lugar ataviados con sus trajes de domingo, sin sotanas pero con el característico cuello blanco. La ocasión así lo merecía, ya que era uno de los suyos quien iba a dar el sí frente al oficial de justicia. Se trataba de Alejandro Soria, pastor de la Iglesia de la Comunidad Metropolitana de Buenos Aires y militante de la CHA, quien tras ocho años de noviazgo con Oscar Benítez decidió formalizar su relación.
“Luchamos tanto por ella, que ahora que la conseguimos le tenemos que dar uso”, dijo sonriente el pastor Alejandro Soria antes de entrar al recinto del Registro Civil de la mano de Oscar, en referencia a la Ley de Unión Civil. Allí estaban sus padres, sus amigos y un buen número de cámaras de televisión que siguieron atentamente cuando, tras las palabras del oficial de justicia y en presencia de los testigos, se oficializó la segunda unión civil de Latinoamérica entre personas del mismo sexo. Después llegaron los besos tímidos, los anillos y el infaltable ramo de flores, aunque no hubo arroz.
“Para nosotros esto es un paso importante, una etapa a superar en la búsqueda de conseguir una ley a nivel nacional que nos permita, entre otras cosas, la adopción y la posibilidad de heredarnos mutuamente”, definió Soria al salir. “Aunque, para decir la verdad, sólo heredaríamos deudas”, añadió buscando la sonrisa cómplice de Oscar, su compañero de toda la vida.
Se conocieron ocho años atrás, durante la Cuarta Marcha del Orgullo Gay. Casi de inmediato comenzaron a convivir y, cuando en 1999 Alejandro se ordenó como pastor, Oscar lo siguió y se convirtió en el responsable laico de su Iglesia, que nació en la ciudad de Los Angeles en 1968 y que en la Argentina ya cuenta con dos sedes estables donde se dan cita varios miembros de la comunidad gay, lésbica, travesti y transexual.
“Fue el reverendo Troy Perry quien fundó la Iglesia, a la que yo abscribí en 1987, cuando tras confesar públicamente mi homosexualidad me ordené como pastor en el instituto evangélico”, relató el reverendo Roberto González, superior de Soria, quien aseguró que varios santos como Sor Juana Inés de la Cruz o San Anselmo eran homosexuales confesos. “Según varios documentos, hasta el siglo XIII, la Iglesia Católica bendecía a las parejas homosexuales, ya que éstas eran las únicas verdaderamente basadas en el amor y no en una cuestión material”, aclaró.
De esa lejana época son las ceremonias que aún hoy se realizan en los templos de la Iglesia Metropolitana, como por ejemplo la Unión Sagrada, donde atados de la mano y con una corona de flores sobre su cabeza, los novios se declaran amor eterno, tal cual lo hicieron Alejandro y Oscar, quienes mucho antes de unirse ante la ley lo hicieron ante Dios.
Producción: Damián Paikin.