El presunto homicida de Angeles Rawson, Jorge Mangeri, quedó ayer a un paso del juicio oral y más cerca de la pena más dura del Código Penal: la reclusión perpetua. La Sala VI de la Cámara del Crimen confirmó las imputaciones del juez Javier Ríos y ratificó las posturas de la fiscal Paula Asaro y el fiscal de Cámara Ricardo Sáenz, que acusaron al encargado de homicidio criminis causa, es decir de matar para tratar de ocultar otro delito, tentativa de abuso sexual y femicidio. Esta última calificación fue la más debatida. Los camaristas Mario Filosof y Ricardo Pinto sostuvieron que el asesinato de Angeles fue un femicidio, mientras que Julio Lucini se limitó al homicidio criminis causa y al abuso sexual. En cualquiera de las alternativas señaladas por los tres camaristas, la pena es de reclusión perpetua.

Hay un punto de partida de la resolución de ayer: que los hechos no están en discusión. Los tres camaristas tienen por probado que Mangeri mató a Angeles –por la cantidad de pruebas que hay en su contra– y que existió un intento, no concretado, de abusar de la adolescente, algo que surge del dictamen de la junta médica tras los estudios histopatológicos de las zonas genitales y paragenitales. De las 30 páginas que tiene la resolución, no hay más de tres dedicadas a ratificar los hechos, lo que indica que no hay ningún margen de duda en ese aspecto. En el terreno de la autoría tienen enorme peso las evidencias de ADN y también las lesiones en el cuerpo de Mangeri producto de la resistencia de Angeles. El encargado, para colmo, primero dijo que las lesiones le fueron producidas por un apriete policial y terminó afirmando que se hizo los 33 rasguños porque se cayó de una escalera y rozó contra un clavo.

Para el juez Javier Ríos, los fiscales y el abogado de los padres de Angeles, Pablo Lanusse, Mangeri mató a la chica después de una tentativa de abuso sexual y para evitar que ella lo denunciara. Por lo tanto consideró que se trató de un homicidio criminis causa, que significa matar para tapar otro delito. Pero, además, se inclinó también por la figura del femicidio, que implica un asesinato por razones de género.

Para Julio Lucini, el primer camarista que votó, está claro que Mangeri trató de abusar de Angeles y luego la mató, por lo cual ratificó la calificación de homicidio criminis causa. Pero no convalidó el femicidio, porque sostuvo que el crimen por motivos de género implica una relación, está pensado para agravar el delito de un hombre que mata a su pareja. De lo contrario, piensa el camarista, cualquier crimen de una mujer sería un femicidio. El concepto que redondeó es el siguiente: Mangeri “no mató a Angeles por ser mujer, sino para tapar la tentativa de abuso sexual”.

Para Filosof, en cambio, hay que tomar en cuenta el “sentimiento de propiedad sobre la mujer víctima, la reducción de la mujer a la condición de objeto, cuando se ataca a la mujer a sabiendas de la superioridad física del hombre” y considera que el objetivo es que “el crimen producido a partir de la violencia machista tenga como pena la prisión perpetua”. La voluntad de la ley es proteger la vulnerabilidad y fragilidad de la mujer en múltiples situaciones –considera Filosof– y concluye, en primer lugar, que la agresión sexual previa ya indica el carácter de género del delito y luego impone su superioridad física, lo que reafirma el contenido de género del homicidio. Sin embargo, más allá de la discrepancia con Lucini, el camarista Filosof propone confirmar la calificación del juez Ríos –homicidio criminis causa, abuso sexual en grado de tentativa y femicidio– y sostiene que será en el juicio oral cuando los jueces terminen de definir el delito. Filosof en forma tácita y explícita envía un mensaje: que este caso vaya al juicio oral cuanto antes, no debe perderse tiempo en debates muy finos y teóricos sobre la calificación, algo que deberán definir los magistrados que juzguen a Mangeri.

Por último, Pinto está de acuerdo en la calificación de homicidio criminis causa, pero respalda a Filosof en el agravante de femicidio, considerando también que esa figura está pensada no sólo para un hombre que mata a una mujer con la que tiene una relación de cierta estabilidad, sino también para proteger la vulnerabilidad de una mujer ante la obvia superioridad física de un hombre.

Si en el juicio oral, que seguro se hará en 2014, se confirman las calificaciones de los tres magistrados, hay una única pena posible: reclusión perpetua. Por de pronto, en la resolución de ayer, los camaristas ratificaron también la prisión del encargado.