SOCIEDAD › AHORA BUSCAN A LA ESPOSA DEL CHOFER DEL BLINDADO
Preso, con la mitad del botín
“Lo hice por mi hijo, yo ya estoy jugado”, gritó Héctor Zárate, el chofer del camión de caudales que el viernes se esfumó con un millón de pesos, cuando estaba cercado por la policía. Intentaba escapar por los techos de la casa donde se escondía, en Luis Guillón, al sur del conurbano. Y después de ese grito disparó sobre los uniformados con tanta puntería que alojó un proyectil en el chaleco antibalas de un oficial por lo que ahora, además de la causa por defraudación deberá afrontar otra por intento de homicidio, aumentando su posible pena de 6 a 16 años de prisión efectiva. La policía detuvo además a otros dos presuntos cómplices. En cuanto al dinero, la policía logró recuperar la mitad del botín, mientras busca en el sur del país a la esposa de chofer, quien se cree conservaría en sus manos la otra parte del suculento tesoro. En la noche de ayer, Zárate se negó a declarar y continúa detenido.
Después de estar cinco días prófugo, y con una apariencia muy distinta a la de la foto que difundió la policía, Zárate, chofer de la empresa Prosegur y ex gendarme, cayó en manos de la policía cerca de la medianoche del martes. Cuando lo encontraron estaba en una vivienda, propiedad de su concuñada, en la localidad de Luis Guillón, preparando su huida hacia la provincia de Tucumán. Tenía en sus manos más de la mitad del botín –520 mil pesos y 5 mil dólares– que pensaba llevar en su viaje, pero que fueron recuperados por la policía y entregados a la Justicia.
De la otra mitad del tesoro nadie sabe nada y es como si se hubiera evaporado en el aire. Los investigadores creen que antes de que llegue la policía, Zárate pudo haberle entregado el dinero a su esposa, quien hasta el momento se encuentra desaparecida, junto con el hijo de ambos. “Podrían estar en El Bolsón o en Bariloche”, conjeturan fuentes del caso, que sostienen esa idea a partir de una serie de fotografías encontradas en los allanamientos realizados en la casa del chofer.
Sin embargo, esto no fue lo que dijo Zárate cuando lo atraparon, quien acusó a su cuñado, Cristian Frías –presunto cómplice del robo, quien había sido detenido minutos antes junto con su pareja, también en Luis Guillón–, de tener en su poder el resto del botín robado el viernes pasado en la playa de estacionamiento del Unicenter Shopping Center.
Más allá de quién tenga realmente la plata, la situación procesal de Zárate ya se complicó en el momento mismo de su detención luego de que, acosado por la policía, se le ocurriera escapar por los techos disparando contra sus perseguidores, e inscrustando al menos una bala en el chaleco de uno de los oficiales, quien salvó su vida por milagro. Este hecho provocó que, a la causa por defraudación que tenía abierta desde el viernes y que conllevaba una pena máxima de 6 años y una mínima excarcelable, se le sumara otra por intento de homicidio con una pena que puede llegar a los 16 años de prisión efectiva. Esa pude ser una de las causas por las que el ex gendarme se negó a declarar ayer por la noche frente al fiscal de San Isidro Jorge Apolo y continúa detenido en la DDI a la espera del avance de la investigación.