SOCIEDAD

Masivo juicio británico en contra de las píldoras

Más de cien mujeres iniciaron una demanda conjunta contra los fabricantes de pastillas anticonceptivas, a quienes acusan de no advertir el riesgo de producir coágulos en los vasos sanguíneos. La opinión de los especialistas.

 Por Pedro Lipcovich

Ayer empezó, en Gran Bretaña, la mayor demanda conjunta contra fabricantes de pastillas anticonceptivas: 104 mujeres los acusan de no haber advertido con claridad que las píldoras “de tercera generación” conllevan el riesgo de producir coágulos en los vasos sanguíneos. Las autoridades sanitarias británicas admiten que este riesgo es levemente mayor en las usuarias de estas píldoras que en las que toman las “de segunda generación”; para éstas, a su vez, es mayor que para las que no usan anticonceptivos orales. Sin embargo, advierten las mismas autoridades, “esto no es razón para dejar la píldora”: hace unos años, cuando una información similar produjo pánico, la cantidad de embarazos indeseados y abortos condujo a riesgos mucho mayores. En todo caso, las mujeres con problemas circulatorios –por ejemplo, várices–, no debieran usar píldoras que contengan “desogestrel” o “gestodeno”. Y un profesor de la UBA prefiere, para todas las píldoras, interrumpir su uso dos meses por año y hacer un hepatograma anual.
El juicio empezó ayer ante el Tribunal Superior británico y se prevé que dure unos cinco meses. Los abogados de las 104 mujeres acusaron a tres compañías farmacéuticas –Organon, Schering y Wyeth– por no haber advertido sobre los posibles efectos perjudiciales. Las demandantes alegan haber sufrido trastornos vinculados con la formación de coágulos sanguíneos, incluyendo accidentes cerebrovasculares y enfermedades de los pulmones. Siete de las mujeres incluidas en la demanda ya han fallecido.
El juicio se entabla en términos de la Ley de Protección al Consumidor: los abogados sostuvieron que sus representadas “debían haber sido prevenidas del riesgo que corrían. Un producto que implica semejante riesgo pero no lleva una adecuada advertencia es un producto defectuoso”.
El director médico de Organon en Gran Bretaña, Rob Kaper, declaró ayer que “la asociación entre píldoras y trombosis se conoce desde los años 60 y todos los envases contienen la advertencia, para todo tipo de píldoras”.
La tercera generación de anticonceptivos orales es la que incluye entre sus componentes desogestrel y gestodene. Desde 1995, el Comité sobre Seguridad de Medicamentos (CSM) británico advirtió que estas píldoras conllevan un riesgo levemente aumentado de causar enfermedad tromboembólica venosa (coágulos en las piernas). Los valores son: en mujeres sanas que no toman anticonceptivos, hay 5 casos por cada 100.000 mujeres por año; en usuarias de píldoras de segunda generación –que contienen levonorgestrel–, el riesgo sube a 15 casos por 100.000 por año; en usuarias de píldoras de tercera generación, llega a 25.
De todos modos, “esto no es razón para que usted deje de tomar su píldora”, destaca el Departamento de Salud británico, ya que “para la mayoría de las mujeres, los beneficios son mucho mayores que los riesgos”. Y observan que todos esos porcentajes son mucho menores que el que conlleva el embarazo: 60 por cada 100.000 mujeres. Cuando, en 1995, se difundió el riesgo de las píldoras, muchas mujeres se apuraron a dejarlas, lo cual hizo crecer un 8 por ciento la cantidad de abortos en Gran Bretaña.
Las autoridades sanitarias británicas indican la consulta al médico a las usuarias de anticonceptivos orales que experimenten “dolor, hinchazón o enrojecimiento en las piernas”, “repentina falta de aire o dolor intenso en el pecho”, y aclara que “estos problemas son extremadamente raros”.
En la Argentina, los envases de los anticonceptivos orales incluyen advertencias sobre efectos secundarios y contraindicaciones, escritas por ejemplo así: “Según los conocimientos actuales no puede excluirse que la administración de contraceptivos orales esté relacionada con una elevación del riesgo de sufrir enfermedades tromboembólicas venosas y arteriales”. Las várices –factor de contraindicación para la tercera generación de píldoras– pueden estar expresadas como “dilataciones venosas”. Oscar Contreras Ortiz, profesor titular consulto de ginecología en la UBA y jefe de Obstetricia y Ginecología en el Hospital de Clínicas, señaló que, por otra parte, “las píldoras de tercera generación tienen un contenido de hormonas más bajo que las anteriores, lo cual es un factor de menos riesgo”, y comentó que “personalmente, hago suspender la píldora dos meses por año, y una vez por año pido un chequeo de la función hepática”.
En la Argentina, los medicamentos que contienen desogestrel son el Cerazette, el Desmin, el Desogestrel-Etinilestradiol, el EV-10, el Ginomed, el Gracial, el Marvelon y el Mercilon. El gestodeno forma parte del Femidene y el Tri-Minulet.

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La demanda se centra en las píldoras “de tercera generación”, aparecidas en los 80.
 
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