Miércoles, 15 de octubre de 2014 | Hoy
SOCIEDAD › UN PADRE Y UN ABUELO CONDENADOS EN OLAVARRíA POR VIOLAR A SUS HIJAS Y NIETAS
Un hombre fue condenado por abusar de su hija y dos hijastras. Su padre también fue sentenciado por abusar de una nieta. Ambos recibieron el beneficio de cumplir la pena en su casa, como ocurrió en el caso de Rocío Girat. Las tres víctimas reclaman que vayan a prisión.
Por Mariana Carbajal
Un electricista de 41 años, de Olavarría, fue condenado en juicio abreviado por el Tribunal Oral en lo Criminal de Azul Nº 1, a ocho años de prisión por abusar sexualmente de su hija biológica y de dos hijastras, desde que eran pequeñas y a lo largo de más de una década. En el mismo proceso judicial fue condenado a la misma pena su padre, de 64 años, por violar sistemáticamente a una de las chicas. Pero ambos fueron beneficiados con prisión domiciliaria hasta que la sentencia quede firme, a pesar del reclamo de las víctimas, igual que ocurrió con el suboficial de la Armada y padre de Rocío Girat, la joven de 20 años que días atrás tuvo que recurrir a los medios y contar su drama para que se revirtiera esa medida y el militar fuera trasladado a una cárcel. Una de las hermanas, que fue violada por su abuelastro, contó a Página/12 que se lo cruzó por las calles de Olavarría, donde viven ambos, porque el hombre tiene autorización judicial para ir al Hospital Municipal para atenderse de diabetes, enfermedad que evidentemente no le impedía acceder carnalmente a la adolescente “casi todos los días desde que tenía 14 años hasta el 20 de febrero de 2012”, según consta en la sentencia, a la que accedió este diario. “Cada vez que lo veo me paralizo y a veces creo que fue en vano llevar adelante las denuncias. Lo que nos pasó a nosotras le puede pasar a cualquier criatura en la ciudad”, dijo Mariana Solange Gómez, que ahora tiene 21 años.
Como suele ocurrir en los casos de abuso sexual infantil, los perpetradores eran del círculo familiar íntimo de las víctimas. Y las mantenían amenazadas para que no contaran nada. El horror para las tres niñas fue eterno: se prolongó durante más de una década, en los que el padre-padrastro las manoseaba, cuando dormían, se duchaban o se lo cruzaban en la casa, y se masturbaba delante de ellas. Siempre a solas. Ninguna de ellas sabía que a la otra le sucedía lo mismo. A Mariana, además, el abuelastro la violaba, en la casa de él, en su auto y en un hotel, según denunció la joven.
Pero las chicas, ahora, están arrasadas por la decisión judicial que favorece a sus abusadores con prisión domiciliaria, a pesar de la condena. Y decidieron recurrir a este diario porque quieren que el caso se conozca, siguiendo los pasos de Rocío Girat.
La sentencia del TOC Nº 1 de Azul fue dictada el 2 de julio y lleva la firma del juez Joaquín Duba. Condenó en primer término a Guillermo O. Sosa –quien fue concubino de la madre de dos de las chicas durante 14 años–, por “el delito continuado de abuso sexual con acceso carnal en grado de tentativa agravado por haber resultado un grave daño a la salud mental de la víctima y ser cometido contra una menor de 18 años, aprovechando la situación de convivencia preexistente con la misma”, de los que resultara víctima Mariana Solange Gómez, y por “abusar sexualmente” de Maira Gómez y de su propia hija, Loana Sosa. Maira, de 23 años, y Mariana son hijas de Celeste Sibiglia –la ex pareja de Guillermo Sosa– de una relación anterior. Sosa tuvo a Loana con otra mujer, que resultó asesinada cuando la niña era chiquita y vivió con su abuela materna hasta los 12 años, cuando se mudó a la casa de Sosa y Sibiglia. Según contó luego Loana, en ese momento empezó a ser abusada por su padre. Sibiglia todavía estaba en pareja con Sosa –con quien tuvo otro hijo, hoy de 17 años– cuando supo de los abusos. “Lo eché de la casa y fuimos a hacer la denuncia”, dijo la mujer. Ahora vive en el partido de San Martín con su hijo (ver aparte).
“Queremos que estén en la cárcel. Sentimos mucha impotencia por esta situación”, dijo Maira a este diario. Las tres chicas siguen viviendo en Olavarría. Maira es niñera. Mariana está en pareja y fabrica camas para personas con capacidades diferentes. Loana tiene 20 años, también vive con su pareja, con quien tuvo un hijo, y estudia la carrera de Comunicación Social.
En segundo lugar fue condenado el padre de Guillermo Sosa, Osvaldo Víctor Sosa, por violar sistemáticamente a Mariana. La primera vez que la violó, según denunció la joven, ella tenía 8 o 9 años. Unos años más tarde, comenzó a accederla carnalmente casi todos los días. En el fallo, el Tribunal ponderó como atenuantes que ambos abusadores, padre e hijo, “no tenían antecedentes penales” y “el buen concepto del que serían merecedores”, entre sus conocidos. Los dos Sosa apelaron la sentencia. El expediente está en la Sala 5 de la Cámara de Casación Penal de la provincia de Buenos Aires.
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