SOCIEDAD › HABLA LA MADRE DE LAS CHICAS ABUSADAS

“Es doloroso, no me di cuenta”

 Por Mariana Carbajal

“Es muy doloroso pero yo no me di cuenta de lo que les pasaba a mis hijas hasta que me contaron ellas. Ahora que me interioricé en el tema, me doy cuenta de que tuvieron todos los síntomas de abuso desde chicas, pero yo no los conocía. Ni los identificaron las docentes, ni las psicólogas que las atendieron, que evidentemente no estaban preparadas. Maira se orinó hasta los doce años. Mariana era muy violenta desde chiquita y me recomendaron que hiciera terapia desde ese momento. Pero yo estaba también dominada. No sabía del machismo. Guillermo era un gran manipulador. Era muy agradable, muy bueno en apariencia con mis hijas”, contó a este diario Celeste Sibiglia, ex pareja de Guillermo Sosa, condenado por abusar sexualmente durante más de una década de las dos hijas de la mujer y de una suya. Apenas las chicas le contaron sobre los abusos, echó al hombre de la casa y se separó.

“Las tres hemos tenido intentos de suicidio por todo lo que vivimos. Yo me cortaba los brazos. Empecé a consumir drogas cuando tenía 13 años para poder soportar lo que me pasaba. Ninguna de nosotras sabía que a la otra también le hacían lo mismo. Y no lo contábamos porque ellos nos amenazaban diciendo que algo malo le iba a pasar a mi mamá”, dijo a Página/12 Maira Gómez, una de las denunciantes. Fue su hermana menor, Mariana Gómez, quien pudo romper ese cerco de silencio y horror: el 24 de febrero de 2012, a los 19 años, después de ser accedida carnalmente una vez más por Osvaldo Sosa, el padre de Guillermo, le contó a su mamá. Y la mujer llamó a sus otras dos hijas y les preguntó si ellas también habían sido abusadas sexualmente. Inmediatamente realizaron las denuncias en la Comisaría de la Mujer y la Familia de Olavarría, donde vivía la familia. En septiembre de ese año los dos hombres fueron detenidos. Estuvieron algunas semanas presos en la unidad de Sierra Chica. Hasta que solicitaron prisión morigerada –Guillermo por ser único sostén de familia y Osvaldo por tener diabetes crónica–, contó Sibiglia. “Se la concedieron, haciéndose responsables de su cumplimiento familiares directos”, agregó la mujer.

Los imputados llegaron al juicio, que finalmente fue abreviado, con ese beneficio. Pero Mariana lo denunció por incumplir la prisión domiciliaria. Con ese antecedente, el fiscal Martín Pizzolo, a cargo de la Unidad Funcional de Instrucción, Juicio y Flagrancia Nº 5 del departamento judicial de Azul, con sede en Olavarría, pidió el 19 de junio al TOC Nº 1 que si llegaba a dictar sentencia condenatoria contra Guillermo y Osvaldo Sosa revocara el beneficio de la morigeración de la prisión y ordenara el cumplimiento de la pena en la cárcel. “Pero el planteo fue rechazado”, contó a este diario Pizzolo, quien actuó en la investigación de la causa contra los dos hombres.

Luego de la condena, las jóvenes se enteraron de que su verdugo concurría todos los días a una escuela nocturna, la Nº 22 de Olavarría, para terminar el secundario y además recibía un subsidio por estudiar. Entonces, hicieron un escrache frente al colegio con amigos y familiares, y Guillermo Sosa dejó de cursar, al menos en ese establecimiento. Mariana contó en su denuncia que sufrió los abusos de Guillermo desde el año 2000. Le practicaba sexo oral a ella, le manoseaba los pechos, la cola, la vagina, le exhibía su pene y se masturbaba en su presencia. También la toqueteaba mientras ella dormía y cuando se duchaba. No sólo ocurrían los abusos en el hogar, también en el taller mecánico que él había montado en la casa. Ella hacía el bobinado sentada y él le quería hacer sexo oral por debajo de la mesa y ella solía patearlo, por lo que aparecía con la cara ensangrentada e inventaba excusas para justificar los golpes que tenía. “Me decía que no contara nada porque iba a destruir a la familia”, dijo la joven en su denuncia. Conductas similares tenía con las otras dos niñas. “Yo creía que nadie me iba a creer porque él tenía el perfil de hombre bueno”, dijo Mariana en la Justicia.

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