Lunes, 26 de enero de 2015 | Hoy
SOCIEDAD › LOS DIEZ PATRONES GENéTICOS NO COINCIDEN CON LA SANGRE DE LA TOALLA
El contraste de los diez patrones genéticos de los investigados por el crimen de Lola Chomnalez con el ADN obtenido de la mancha de sangre de la toalla encontrada en la mochila dio negativo. Esto parece descartar a todos los sospechosos.
Por el momento, la investigación por el crimen de Lola Chomnalez se encuentra sin rumbo preciso, después de que los contrastes entre el ADN masculino detectado en las muestras de sangre halladas en una toalla dentro de la mochila de la adolescente y los patrones genéticos de todos los indagados hasta el momento dieran negativo. Ahora, la investigación ingresará en un período de análisis de pruebas y búsquedas más bien lento, caminando sobre la cornisa que separa el archivo de la causa de la investigación, ahora serena y alejada de la ansiedad mediática.
Durante la investigación que retomó la jueza Silvia Urioste, titular del juzgado en el que recayó el caso del crimen de la adolescente, se volvió a tomar declaración a todos los que habían pasado por la causa, desde el primer momento. Lola había de- saparecido el domingo 28 de diciembre, tras salir de la casa que alquilaban su madrina y el esposo de ésta, en la que pasaba sus vacaciones, en Barra de Valizas, Uruguay. Su cuerpo fue hallado semienterrado en las dunas, a unos 150 metros del mar y a unos 4,8 kilómetros de la casa, el martes 30. La mochila fue hallada cerca del lugar donde hallaron el cuerpo, también semienterrada, con un libro, un pareo, los documentos y la billetera, de la que faltaban los 2500 pesos uruguayos que llevaba la adolescente, según se informó.
El martes 20 de enero, dos jóvenes de la localidad de Aguas Dulces, hacia la que se dirigía caminando Lola la tarde del domingo en que desapareció, habían sido indagados. Se trata de dos hermanos profesores de surf, de 22 y 25 años. Ambos prestaron declaración durante alrededor de cinco horas. Uno de ellos pasó por un peritaje psiquiátrico. Según narró el abogado de los surfistas, Felipe González, aquel peritaje sólo dio que “es muy tímido y retraído”. Al día siguiente volvieron al juzgado pero no quedaron detenidos. El abogado, en aquel momento, subrayó que “en ningún momento estuvieron en condición de detenidos en la causa. Sólo volvieron por diligenciamientos pendientes”.
Por otro lado, el testigo que había visto cómo Lola era seguida por un hombre “no reconoció (en rueda de personas) a ninguno de mis defendidos”, aseguró González.
Ambos fueron los últimos en ser indagados en la investigación. Sus ADN se sumaron al resto de los que habían pasado por el caso. Ese mismo miércoles se informó desde la Justicia uruguaya que el resultado del ADN hallado en la mancha de sangre de la toalla que hallaron en la mochila rosa que llevaba Lola no se correspondía con el de la adolescente. El viernes, finalmente, se supo que pertenecía a una persona del género masculino. Sólo restaba el resultado de las comparaciones de ese ADN con los registrados durante la investigación. Durante el fin de semana se supo que ninguno de los ADN registrados en la causa se correspondía con el hallado en la mochila, lo que dejó la causa casi en cero.
En la lista de los que pasaron por la causa y dejaron registrados sus ADN figuraban el artesano que encontró el cuerpo de la adolescente; el pescador apodado Conejo, sobre el que se había dictado un identikit; la madrina de Lola, Claudia Fernández; su marido, Hernán Tuzinkevich; el techista y un albañil que trabajaban en una casa cercana adonde fue vista caminando Lola; además, un amigo de Conejo; y otro que había sido considerado sospechoso el segundo día de investigación.
Por último, uno de los investigados en la causa había sido detenido porque en su vivienda habían encontrado 74 plantas de marihuana, pero luego de que le decomisaran las plantas fue liberado.
“Hasta ahora no hay nada”, dijo la fiscal Gabriela Sierra, quien, junto a la jueza Silvia Urioste, investiga el caso.
El abogado de la familia de Lola, Jorge Barrera, insistió ante la prensa en que “lo importante no es encontrar a un culpable, sino al culpable. No es cuestión de cerrar un caso, sino de encontrar la verdad. La diferencia es una palabra, pero es la distancia que separa a la verdad de la impunidad”, dijo en declaraciones al diario uruguayo El Observador.
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