Martes, 3 de febrero de 2015 | Hoy
SOCIEDAD › SE DETERMINó QUE UN DETENIDO EN GENERAL MADARIAGA NO SE SUICIDó SINO QUE LO MATARON
El cuerpo de peritos de la Gendarmería realizó la reconstrucción del supuesto suicidio de Damián Sepúlveda, ocurrido en la comisaría de Madariaga en enero de 2013. El informe al que tuvo acceso Página/12 confirma que Sepúlveda no se suicidó.
Por Horacio Cecchi
Dos años después de que Damián Sepúlveda, de 30 años, apareciera colgado con una remera de la reja de uno de los calabozos de contraventores de la comisaría de General Madariaga, un informe del Cuerpo de Peritos de Gendarmería descartó la versión de la Bonaerense que asegura que Sepúlveda se suicidó, tal como ya lo había señalado la reautopsia. El informe de Gendarmería fue terminante. Antes de morir estaba desvanecido. Y aunque no lo hubiera estado, los peritos determinaron que Sepúlveda a duras penas podría haberse ahorcado por sí mismo por las medidas de la remera que debía ser anudada al cuello en un extremo y atada al barrote por el otro. De haberlo logrado, la extensión de la remera era tan estrecha y el nudo tan firme que hubieran sido imposibles las maniobras de los policías que lo encontraron para desatarlo y recostarlo en el piso sin desprender primero la remera de la reja. Pero fotos y testimonios de los bonaerenses demuestran que Sepúlveda estaba en el piso y la remera, todavía atada a la reja. Conclusión: o bien los bonaerenses lo encontraron colgado, lo descolgaron y luego volvieron a atar la remera a la reja, por si otro detenido requería usarla; o bien, lo que suena más convincente, lo ahorcaron, lo recostaron en el piso y luego ataron la remera a la reja, creyendo que el orden de los factores no altera el producto.
El informe, concluyente, fue realizado por peritos médicos, un odontólogo y criminólogos de la Dirección de Criminalística y Estudios Forenses de la Gendarmería Nacional, en la propia comisaría de General Madariaga, el 27 de mayo de 2014. El documento final fue concluido y entregado a fines del año pasado, y a partir de que se cumplieran dos años de la muerte de Sepúlveda, el 12 de enero pasado, sus familiares lo dieron a conocer. El informe consta de 69 fojas y 55 gráficos, y fue solicitado por el fiscal de Pinamar, Juan Pablo Calderón.
Como se señaló más arriba, no es el primer informe que se inscribió en la causa sino el tercero. El primero, como ya publicó este diario, fue ordenado por el fiscal Juan Pablo Calderón al Instituto de Ciencias Forenses de Lomas de Zamora, cuyo titular a esa fecha era Alfredo Romero, retirado de la Policía Científica de la Bonaerense. Esa primera autopsia, realizada por el médico Isaac Dabbah, no informó sobre los más de treinta golpes que sí fueron hallados en la reautopsia realizada por la especialista Virginia Creimer, a pedido de la familia de la víctima. Tampoco se informó sobre la fractura de costilla producto de un tremendo golpe propinado con un objeto que podría ser un palo o la punta de un borceguí. No se mencionaba el hueso hioides, que en caso de ahorcamiento es clave, ya que su fractura suele aportar datos sobre una estrangulación. Tampoco se mencionó la lesión craneana que luego se identificó, que los peritos reconocen como “anestesia previa de Brouardel”, y que consiste en adormecer de un golpe a la víctima para luego estrangularlo y simular un suicidio por ahorcamiento.
El informe de Creimer fue contundente, pero el fiscal Calderón prefirió contar con otro peritaje, que no resultó salomónico: no sólo confirmó lo señalado en la reautopsia sino que agregó peritajes planimétricos de la celda; la reconstrucción del supuesto suicidio; la convocatoria a todos los que hubieren protagonizado algo en la causa, desde los testigos del llamado a la policía hasta los propios policías intervinientes en la detención, y los que encontraron y retiraron el cuerpo. También una vecina que se encontraba en la comisaría en ese momento y que escuchó gritar a Sepúlveda, luego el sonido de la sirena de los bomberos, cuyo cuartel que se encuentra junto a la comisaría, y después ya no lo escuchó más. Además, un seguimiento minuto a minuto del patrullero al que fue subido Sepúlveda. Los gendarmes encontraron la particularidad de que Sepúlveda fue ingresado a la comisaría como NN por averiguación de antecedentes, cuando en realidad ya era conocido por al menos uno de los policías que lo detuvo. Ese mismo policía fue quien, según indica el informe de Gendarmería, le disparó años antes un escopetazo con balas de goma, “conforme a constancias y declaraciones (que) señalan como autor al funcionario policial Mauricio Díaz”. Incluso comprobaron que “de las siete contravenciones” que figuran en los antecedentes de Sepúlveda, “obra la participación activa del policía Mauricio Danil Díaz en cinco de ellas”. También demostraron que luego de la detención, en el hospital local le realizaron un chequeo médico en el que “no se comprobaron lesiones y sí aliento etílico”.
El peritaje de Gendarmería no generó información nueva sino que se realizó en base a la correcta lectura de todos los datos ya aportados a la causa. La conclusión terminante demuestra que una investigación siempre es interesada y sólo depende de cuál es el interés que la mueve: si averiguar la verdad u ocultarla.
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