Sábado, 27 de junio de 2015 | Hoy
SOCIEDAD › OPINION
Por Marta Alanis *
Nuestras esperanzas y propuestas no están contenidas en el documento que servirá de base en el Sínodo de los Obispos. Y no por eso dejamos de reconocer que Francisco está teniendo un liderazgo a favor de la paz, en contra de la desigualdad, combatiendo la corrupción vaticana, dialogando con diferentes religiones, siempre preocupado por los grandes temas como la defensa del planeta, aunque en temas como la participación de las mujeres en la Iglesia, la sexualidad y las familias si bien habla menos sigue con la misma postura conservadora.
Se está dando a conocer una guía base para el encuentro de obispos de todo el mundo que se llevará a cabo en octubre. Como gran innovación se contempla la comunión a los divorciados y vueltos a casar que se hayan arrepentido y el acompañamiento a las familias que cuentan con homosexuales. Por supuesto un NO en mayúscula para aborto, matrimonio igualitario y eutanasia.
Si bien el texto surge de una encuesta realizada el año pasado a toda la comunidad católica sobre familia y moral sexual en general, donde Católicas por el Derecho a Decidir también participó, hoy podemos decir que nuestras esperanzas y propuestas no fueron tenidas en cuenta. Además expresan que las personas afectadas no deben sentirse discriminadas, o sea que se espera el milagro que al discriminar a homosexuales, lesbianas, trans, parejas que se divorciaron, mujeres que abortaron y abortan todos los días todas ellas deben sentirse felices por los miserables cambios promovidos desde una jerarquía misógina, homo-lesbo-transfóbica.
No es posible, señores obispos, que la delicadeza y los buenos modales encubran la discriminación, creo que son ustedes los que deben arrepentirse y pedir perdón por sembrar estas ideas medievales en la comunidad católica e incidir con lobby permanente sobre funcionarios de los tres poderes que gobiernan nuestro país contribuyendo a las barreras para que se cumpla con la ley.
En cambio en mi mesa de los domingos se sientan a comer y disfrutar todos mis hijos, mi hija, mi nieta, mis amigos y amigas que no se arrepentirán de nada y en esta mesa familiar ampliada no hay una sola persona que se ajuste al modelo de familia que pretenden imponer y comulgamos compartiendo el pan y el vino como también la solidaridad, la participación, la contención intentando construir las bases para una sociedad donde la gente tenga menos reglamentos para la cama y más vínculos, más felicidad y construcción colectiva de proyectos.
Y me pregunto el motivo de tanto énfasis en los modos de construir la familia, de vivir la sexualidad y no en cuánto amor hay en estos vínculos que no han sido bendecidos por clérigos pero la comunidad les ha abrazado sinceramente en un proceso maravilloso donde opera un cambio cultural basado en la realidad: las parejas heterosexuales no se casan en la proporción que lo hacían antes; hay matrimonio igualitario o uniones de hecho entre parejas del mismo sexo; la mayoría de los nacimientos son de mujeres solas y en grado muy elevado de adolescentes, “las niñas madres heroicas”; el uso de anticonceptivos es generalizado aunque la educación sexual que es ley sigue con grandes obstáculos muchos de ellos por presiones de los sectores conservadores católicos.
También nosotras consideramos que a los hijos hay que darles amor y de comer no sólo comida sino valores, cultura, educación, salud y muchas veces esos padres tan heterosexuales violan a sus hijas, a sus esposas, maltratan y hasta matan a mujeres, esto último acuñó el término femicidio. En la impresionante marcha de Ni una menos, realizada el pasado 3 de junio quedó demostrado que el machismo mata y no el amor de una pareja del mismo sexo que adopte un hijo/a y le brinde lo mejor. El amor conyugal no genera hijas/os, es el sexo conyugal que los genera no siempre consentido por la mujer ni con amor, porque aunque nos duela no siempre hay amor por más bendiciones que haya recibido una pareja. Sobre el abandono a mujeres embarazadas ni media palabra; en relación a la violencia en los “matrimonios como Dios manda” tampoco y sobre el abuso sexual a hijas/os no pude leer todavía ningún comentario ni reproche sobre estas situaciones.
En qué milenio pedirán perdón.
* Católicas por el Derecho a Decidir, Argentina.
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